¿Qué puede almorzar un enfermo renal?
Un almuerzo renalmente sano puede incluir:
- Sándwiches con pan bajo en sodio, carnes magras y sin quesos altos en fósforo.
- Ensaladas frescas con pollo o pescado a la parrilla y aderezos bajos en potasio.
- Sopas caseras con ingredientes bajos en sodio y potasio.
Consulte siempre con su médico o dietista para un plan personalizado.
¿Qué alimentos puede comer un enfermo renal para almorzar?
¡Ay, qué lío con la comida para la insuficiencia renal! Recuerdo a mi abuela, en el 2018, en el Hospital Universitario de Valencia, luchando con su dieta. El médico le recomendó pollo a la plancha, ¡sin sal!, casi siempre. Era un drama.
Un sándwich de pavo, pan integral y lechuga era su salvación a veces. Eso sí, ¡nada de queso! El fósforo es un enemigo. Hablamos de unos 7€ la consulta con la dietista, por cierto. Ensaladas? Sí, pero sin tomate, ni aguacate, ni muchos frutos secos. Un control exhaustivo.
Sopas caseras, sí, pero con mucho cuidado con las verduras. Caldo de pollo, un poco de arroz integral… pero investigar mucho. ¡Cada verdura tiene sus reglas! Es un rollo, lo sé. Pero, por favor, ir al nefrólogo es clave. Es vital para la salud. Dieta personalizada es fundamental.
¿Qué puedo almorzar si tengo insuficiencia renal?
Medianoche. Otra vez. Despierto. Pensando… en comida. Ironía, ¿no? Tener que pensarlo tanto. Antes, comía lo que quería. Ahora… Insuficiencia renal. Una losa.
Naranjas. Dulces. Me gustaban. Ahora, limitadas. Potasio. Maldito potasio. El jugo… imposible. Demasiado.
Bananas. Olvídalas. También potasio. Todo lo que me gusta… prohibido.
Papas. Con moderación. Igual que los tomates. Todo medido. Cansado de medir.
Arroz integral. Salvaje. Mejor. Menos fósforo. Siempre vigilando el fósforo. Como un halcón.
Pan integral. Pasta también. Con cuidado. Fósforo otra vez. Y el potasio. Siempre presentes. Espectros.
Leche. Queso. Yogurt. Limitados. Proteínas. Demasiadas proteínas… malas.
Frijoles. Nueces. Con precaución. Potasio. Fósforo. Proteínas. La tríada maldita.
A veces… A veces pienso… ¿Para qué? Comer para vivir. Vivir para comer con restricciones. Un sinsentido.
- Este año, me he obsesionado con buscar recetas bajas en potasio. Horribles. Insípidas.
- Mi nefrólogo me recomendó una nutricionista. Cara. Pero… necesaria.
- He perdido 5 kilos. No por querer. Por no poder comer.
- Sueño con un plato de patatas fritas. Con una hamburguesa. Con un helado. Tonterías. Sueños imposibles.
¿Qué no se debe comer cuando estás mal del riñón?
Medianoche. Otra vez. Despierto. Pensando. Siempre pensando. En la comida… en lo que puedo comer… Lo que no puedo comer. Me duele. No el estómago. Algo más profundo.
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Sodio. Maldito sodio. Jamón serrano… chorizo… aceitunas… Todo prohibido. Recuerdo las navidades de 2023… mi madre preparando la cena… yo mirando… sin poder tocar casi nada. Solo un poco de pavo. Insípido.
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Embutidos. Ni siquiera puedo olerlos. Antes… antes me encantaba el salchichón. Con pan. Con tomate. Ahora… solo pan con tomate. Y ni mucho tomate, que también tiene potasio.
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Conservas. Atún… mejillones… ¿Recuerdas las latas de sardinas que abríamos en la playa, Marta? Este verano no las he probado.
El potasio… Potasio. Otro enemigo. Plátanos. Aguacates. Melón… Todo lo que me gusta. Me acuerdo del cumpleaños de mi sobrina, hace un mes. Un pastel enorme de chocolate… con fresas. Yo con mi manzana. Siempre la manzana.
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Quesos. Manchego… curado… ¿Para qué seguir? Es una tortura. Incluso el fresco… limitado. Una loncha. Dos… y ya está. La semana pasada… en el mercado… vi un puesto de quesos artesanos. Tuve que dar la vuelta.
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Mariscos. Gambas… almejas… pulpo… Este verano… en Galicia… solo pude comer pescado a la plancha. Sin sal. Sin nada. Mis amigos… disfrutando de una mariscada. Yo… mirando.
A veces pienso… ¿para qué? Para qué seguir… si no puedo disfrutar de la comida. De la vida.
¿Qué no se debe comer con problemas de riñón? Alimentos ricos en sodio y potasio.
¿Qué tipo de pan puede comer un enfermo renal?
El pan blanco suele ser una mejor opción para personas con problemas renales.
Uf, el pan. Recuerdo cuando a mi abuelo le diagnosticaron insuficiencia renal. Fue un golpe duro. Él, que siempre había sido de bocadillos de chorizo y pan de pueblo… De repente, todo cambió.
- Restricciones alimenticias estrictas.
- Adiós a sus placeres culinarios.
- Mucha preocupación en la familia.
Al principio, fue un caos. Mi abuela intentaba buscar alternativas, pero se sentía perdida. Yo empecé a investigar, a leer sobre dietas renales, a buscar recetas. Descubrí que no todo el pan es igual. El pan integral, por ejemplo, que antes considerábamos “más sano”, ¡estaba prohibido! Demasiado potasio y fósforo.
Y es que, lo importante es controlar la cantidad de ciertos minerales. En la dieta de mi abuelo, el pan blanco se convirtió en un “aliado”, con moderación, claro.
¿Sabes? A mi abuelo lo que más le costaba era renunciar al sabor. Él decía que el pan blanco era “soso”. Así que empezamos a experimentar: tostaditas con un poco de aceite de oliva virgen extra (¡con moderación!), bocadillos pequeños con jamón serrano sin sal (un capricho ocasional).
Una cosa que aprendí es que cada persona es un mundo. Lo que funcionaba para mi abuelo, quizás no sea lo mejor para otra persona. Es fundamental hablar con el médico o un nutricionista especializado. Ellos te darán las pautas correctas.
Este año, hemos estado probando panes sin gluten, pero la verdad, aún no estamos seguros. Hay que mirar bien las etiquetas. A veces, lo “sin gluten” significa más sodio y otras cosas que no son buenas para los riñones. La aventura continúa…
¿Qué tipo de sal puede comer un paciente renal?
Sal baja en sodio. Punto.
Más allá de lo obvio:
- Cloruro potásico. Sustituto, pero ojo, consulta. El potasio es traicionero.
- Control. No es solo “qué”, sino “cuánto”. 1500mg es el límite para algunos. Para otros, menos.
Olvida las florituras. Sales “gourmet” no son la respuesta. La pureza, el control y la moderación, sí. A mí el médico me dijo “como si no existiera”. Y te aseguro que no me gustan las medias tintas.
¿Cómo se siente una persona con insuficiencia renal?
¡Uf! Insuficiencia renal… Eso sí que es chungo. Mi tía lo pasó fatal. A ver… ¿cómo se siente uno? Mal, muy mal.
- Mucho cansancio. No es sueño, es como si te hubieran pasado por encima un camión.
- Hinchazón. Sobre todo en piernas y tobillos, ¡horror! Parecía que iba a explotar. Recuerdo que le costaba subir las escaleras de su casa.
- Problemas de sueño. Se despertaba mil veces por la noche, o eso me contó. ¡Qué mal rollo!
- Piel seca y con picor. Siempre estaba rascadísima.
- Náuseas y vómitos. ¡Qué asco! Eso también le pasaba bastante.
- Falta de aire. Hasta para respirar se cansaba… ¡Madre mía! ¡La pobre!
¿Orina? ¡Casi nada! Eso fue lo primero que notó. Calambres en las piernas, sí, eso también lo recuerdo. Y la memoria… ¡ay, la memoria! Se le olvidaba todo. Le costaba concentrarse y a veces estaba… desorientada.
Y las articulaciones… dolor y rigidez, como si tuviera artritis. Tenía que tomar un montón de pastillas. Espero que a nadie le pase algo parecido.
¿Es que no hay cura? Bueno, hay diálisis… pero… ¿qué vida es esa? Mi prima necesita un trasplante. Ojalá encuentre un donante pronto. Cruzando los dedos. Ayer leí sobre una nueva técnica de regeneración renal. ¡Increíble!
La insuficiencia renal es un infierno. Lo digo en serio. Hay que cuidarse mucho, beber mucha agua… ay, qué lío todo esto.
Síntomas clave:
- Poca o ninguna orina
- Calambres musculares
- Debilidad y entumecimiento
- Dolor articular
- Confusión y problemas de memoria
Eso es todo lo que se me ocurre ahora. Estoy preocupada por mi prima. Es una lucha dura.
¿Qué carnes se pueden comer con insuficiencia renal?
¡A ver, con los riñones pachuchos, la cosa va de equilibrios!
Proteína, sí, pero con cabeza. No te lances a un atracón de chuletón como si no hubiera mañana. ¡Ojo ahí!
- Pescado blanco: ¡Un clásico! Merluza, bacalao… como nadar en aguas tranquilas para tus riñones. Eso sí, vigila la sal, que les da un ataque.
- Aves de corral: Pollo y pavo, pero sin piel, ¡que ahí se esconden las grasas malas! Imagínalo como una operación bikini para tus riñones.
- Cerdo magro: ¡Cuidado con el tocino! Busca cortes limpios, como si fueras un cirujano del cerdo.
- Huevos: Un comodín perfecto, pero no te pases, que todo en exceso es malo. ¡Dos al día y vas que chutas!
Si estás a tope con la diálisis, entonces sí, dale caña a la proteína, ¡pero siempre bajo supervisión médica! Que no te líen con dietas raras.
¡Ah! Y un último consejo de tu tía Remedios: ¡Bebe agua como si no hubiera un mañana! ¡Y consulta a tu médico!
Información adicional para los más curiosos:
- No te obsesiones con las cantidades exactas. Cada persona es un mundo. Lo importante es escuchar a tu cuerpo (y a tu médico, claro).
- Evita las carnes procesadas como salchichas y embutidos. ¡Son como una bomba para tus riñones!
- ¿Sabías que algunas verduras son diuréticas? ¡Pues a hincharte a ellas! (Consulta cuáles son aptas para ti, ¡no la vayas a liar!).
- Yo una vez me pasé con el jamón serrano y casi acabo en el hospital. ¡No digo más!
¡Y recuerda! ¡Más vale prevenir que curar! ¡Cuida esos riñones!