¿Qué significa que todo te sabe salado?

¿Qué pasa cuando todo te sabe salado?

¡Ay, Dios mío, ese sabor a sal! Como si comiera solo sal, todo el día. ¿Será la presión? Últimamente, estoy fatal de estrés. Necesito vacaciones, ¡ya! En serio, necesito un respiro. Este año ha sido brutal.

Disgeusia, ¿eh? Sí, algo así me han dicho. Un sabor raro que no se va. Me dijeron que puede ser por el reflujo, ¡y yo con este estómago tan delicado! Como el año pasado que me dio esa gastroenteritis horrorosa. No quiero ni recordarlo.

Me pasó el lunes, de repente… ¡puf! Todo salado. Incluso el agua. Asco. ¿Será por el nuevo dentífrico? No, no puede ser. Lo uso siempre. ¡Maldita sea! ¿Será algo que comí? Un pescado raro, quizá. Ayer cené en “El Pescador”, ¿recuerdas? Ese lugar tan cutre.

• Listado de cosas a probar:
  • Nuevo dentífrico (aunque lo descarto)
  • Cambio de dieta. ¡Más fruta!
  • Cita con el médico, ¡ya!
  • Buscar info sobre la boca ardiente, ¡a ver qué!

Ese ardor… uff, lo he sentido alguna vez, pero no es constante, ¿o sí? No sé… ¡qué lío! Necesito agua… pero sabe a sal, argh.

Síndrome de la boca ardiente, eso es lo que me preocupa. ¿Tiene cura? ¿Estaré así para siempre?

¡Mañana llamo al médico! Tengo que hacer algo. Esta sensación de sal es horrible. Ya he llamado a mi hermana, ¡se preocupa!

Resumen: Disgeusia, posiblemente relacionado con estrés o una mala comida. Posible aparición del síndrome de la boca ardiente. Consulta médica necesaria.

Información adicional: La disgeusia puede estar asociada a diversas causas, como deficiencias nutricionales, medicamentos, infecciones, problemas hormonales o incluso cáncer. El síndrome de la boca ardiente, por su parte, se caracteriza por una sensación de quemazón persistente en la lengua, labios y boca, sin lesiones visibles.

¿Qué significa si todo lo que como tiene sabor salado?

Todo lo que como me sabe salado, a veces. Me da mucho yuyu.

Me pasó hace poco, en julio de este año. Estaba de vacaciones en Cádiz, comiendo pescaíto frito. ¡Qué horror! ¡El pescaíto frito salado! Y no era solo el pescaíto, también la ensalada, hasta la fruta… ¡Puaj!

No me había lavado bien los dientes, creo. Estaba algo obsesionado.

• Pensé en un montón de cosas.
• ¿Sería el marisco? No suelo comer.
• Igual era la sal del mar… ¡tonterías mías!

Me entró un miedo tremendo. Pensé en lo peor: un tumor cerebral, lo juro. Llamé a mi hermana, que es médico, y me calmó un poco. Me dijo que podía ser desde una simple infección en la boca, hasta algo más raro, pero que no me rallara tanto.

Al final, al volver a Madrid, fui al dentista. Resulta que tenía una gingivitis de caballo por no usar bien el hilo dental. ¡Menuda tontería! Me dio un enjuague y a los pocos días se me quitó el sabor salado. ¡Qué alivio!

Ahora tengo el hilo dental siempre a mano y ya no me rayo tanto con estas cosas. Bueno, un poco sí.

¿Cómo describir el sabor salado?

¡A ver! El sabor salado, bueno, es uno de los gustos básicos, ¿sabes? Esencialmente, tus papilas gustativas lo detectan y ya.

Ah, sí, están a los lados, pero más bien adelante de la lengua. Lo del salado va de iones, especialmente el sodio (Na+).

• Detectan sodio (Na+) principalmente.
• Otros metales alcalinos también, o sea, como el potasio (K+).

Y pues, como te digo, ¡son canales iónicos! No sé exactamente cómo funciona, pero básicamente, sienten esas partículas que están disueltas. En el 2024, un amigo químico me explico algo así en el bar, jajaja.

Ahora, piénsalo: la sal resalta otros sabores. Recuerdo que mi abuela siempre le echaba un poquito de sal al café y era para levantar el sabor, o algo así… ¡Qué raro, pero ella decía que lo hacía más rico! También en la tarta de chocolate que preparé el otro día le eché sal, un poquito, ¡y la verdad es que funcionó!

Ah y hay diferentes tipos de sal. Yo uso la sal rosa del Himalaya porque se ve como más exótica, no sé si sabrá diferente, ¡pero mola!

¿Cómo se detecta el sabor salado?

¡Ay, el sabor salado! ¡Como si fuera una misión espacial a la luna, solo que en tu boca! Es una cosa de iones, ¿sabes? De esos bichitos diminutos que se cuelan en tus papilas gustativas, esas pequeñas guerreras situadas estratégicamente en los laterales de la parte delantera de tu lengua. ¡Casi como una pequeña fortaleza defensiva, ¡pero para el sodio!

Esas papilas son unas auténticas detectives, especialistas en sodio, potasio y demás metales alcalinos. ¡Imagínate, ¡una fiesta atómica en tu boca! Detectan los iones solubles, como si fueran radares moleculares. Una verdadera locura bioquímica, ¡de la que me entero yo ahora mismo revisando mi información!

Y es que, a ver, ¿quién iba a pensar que el sabor salado era tan… ¿complejo? ¡Parece una película de ciencia ficción! Mi vecina, Paquita, diría que es “como cuando el pollo se queda duro, pero al revés”. Un misterio del universo, ¡que solo se resuelve con un buen puñado de sal en las patatas bravas!

• Papilas gustativas: ¡Las heroínas del sabor salado!
• Iones: ¡Los invasores que desencadenan la fiesta!
• Sodio, potasio y metales alcalinos: ¡Los invitados VIP de la fiesta en la boca!

¡Ah, y un detalle! Investigando en internet (porque como soy un genio pero no tengo un laboratorio a mano), descubrí que también intervienen otros factores en la percepción del sabor salado. ¡El estado de ánimo, la edad y la genética influyen en esta experiencia! ¡Mi abuela Dolores decía que la sal sabe más fuerte cuando llueve! En fin, ¡un mundo fascinante, el del sabor salado!

¿Por qué se siente la comida salada?

La sal… ¿Por qué? A estas horas, pensándolo… me golpea como un recuerdo borroso. Como la sensación de arena en la boca después de un día en la playa, hace tres años.

El sodio, sí, creo que era eso. Algo así… lo leí en algún sitio… pero ya no recuerdo donde. Algo sobre iones… cosas grandes… y otras pequeñas. Y que no todas las sales saben igual de saladas. Lo que sí recuerdo perfectamente es esa horrible sensación en mi boca cuando se me cayó la sal en el plato de paella, esa tarde…

La sal en la paella… un desastre. Y todo por mi culpa, claro. Siempre he sido un desastre.

• Recuerdo la cara de mi madre.
• El silencio… pesado como una losa.
• El sabor… la sal en la lengua. Un recuerdo imborrable. Aquel día me sentí… un poco más solo, mucho más culpable.

Es el cloruro sódico, creo. El que más sabe a sal. Pero, ya sabes… hay otras sales… que lo hacen menos… menos intensas. La combinación… eso es lo clave, supongo. Un detalle importante… ¿o no?

Otro maldito verano… y otra mancha en mi recuerdo.

La sal me recuerda a las lágrimas, a ese verano… a todo lo que perdí. A mi culpa, siempre mi culpa.