¿Cómo quitar un atasco muy grande?

¡Ay, los atascos! ¿Quién no ha tenido que lidiar con uno de esos momentos de pánico en el baño o la cocina? Recuerdo una vez, justo antes de una cena con amigos, ¡un atasco monumental en el fregadero! Montañas de platos sucios esperando y yo ahí, con el agua hasta el borde… ¿Qué hacer? Menos mal que mi abuela, toda una experta en remedios caseros, me enseñó un truco infalible.

Para desatascar en serio, o sea, un atasco de esos que piensas que necesitarás llamar a un fontanero (y pagar un dineral, ¿para qué?), lo primero es echar un buen vaso de bicarbonato al desagüe. Un vaso generoso, ¿eh? No te quedes corto. Luego, encima del bicarbonato, ¡zas!, una botella entera de vinagre. Prepárate para el espectáculo, porque empieza a burbujear como si fuera un volcán en miniatura. Es una reacción química, o algo así, no sé mucho de ciencia, pero funciona.

La clave está en dejarlo actuar, al menos media hora. ¡Nada de abrir el grifo! Resiste la tentación. Yo, por ejemplo, aprovecho para poner la mesa, contestar algún mensaje… ya sabes, esas cosas que siempre se van quedando para luego. Después de la espera, hierves una olla grande de agua, bien hirviendo, ¡ojo!, y la viertes con cuidado en el desagüe. El agua hirviendo ayuda a arrastrar toda esa porquería que el bicarbonato y el vinagre han reblandecido.

En mi caso, con el atasco pre-cena con amigos, fue mano de santo. Desapareció como por arte de magia. Leí por ahí que este método es efectivo en la mayoría de los casos, algo así como un 80%, ¡casi nada! Claro, si el atasco es por algo sólido, tipo un juguete o algo así… bueno, ahí ya la cosa cambia. Pero para la mayoría de los atascos comunes, este truco de la abuela es una maravilla. ¿Y lo mejor? Barato, ecológico, ¡y sin productos químicos agresivos!