¿Cómo se les dice a los truenos?

Los múltiples nombres del trueno: una sonora sinfonía de estallidos

Los truenos, esas poderosas explosiones acústicas que retumban a través del cielo, poseen una amplia gama de nombres que capturan sus diversas intensidades y cualidades sonoras. Cada término describe una variante de este estruendo celestial, revelando la fascinante riqueza del lenguaje que rodea esta maravilla de la naturaleza.

Estruendo: El rugido ensordecedor

El estruendo es el más ensordecedor de los truenos, un rugido atronador que hace temblar la tierra. Evoca imágenes de poderosos cañones o explosiones colosales, su intenso sonido capaz de sacudir hasta los corazones más valientes.

Tronido: El crackle resonante

El tronido es un trueno más agudo que el estruendo, un chasquido resonante que resuena en el aire. Su agudeza corta el silencio, como el chasquido de un látigo o el crujido de un rayo.

Fragor: El estruendo continuo

El fragor es un trueno prolongado y retumbante que llena el cielo con un estruendo incesante. Su poderosa reverberación se asemeja al rugido de un tren que pasa, resonando en los oídos mucho después de que el trueno haya pasado.

Estampido: El estallido repentino

El estampido es un trueno abrupto y explosivo, un estallido repentino que rompe la tranquilidad. Su sonido intenso evoca imágenes de granadas detonando o fuegos artificiales estallando.

Retumbo: El eco lejano

El retumbo es el eco distante de un trueno, un susurro sordo que se desvanece en la distancia. Su sonido apagado recuerda el estruendo de un trueno que viaja a través de vastas extensiones, perdiendo su intensidad pero manteniendo su presencia espectral.

Conclusión

Los truenos son un espectáculo sonoro que ha inspirado asombro y temor a lo largo de la historia. Los diversos nombres que se les da reflejan la asombrosa gama de sus cualidades acústicas, desde el estruendo ensordecedor del estruendo hasta el eco lejano del retumbo. Cada término pinta un cuadro vívido de la potencia y la belleza de este fenómeno natural, transformando los truenos en una sinfonía sonora que resuena en nuestras almas.