¿Qué nos trae la luna azul?

¿Qué hacer la noche de luna azul?

¡Luna azul! ¡Qué pasada! ¿Agua de luna? ¡Suena a poción mágica de Hogwarts! Mejor que un café con leche de unicornio, ¿verdad?

Prepara agua de luna: Sí, sí, como suena. Cristal con agua, a la luz de la luna azul, ¡y listo! Mi vecina, la abuela Emilia, dice que es para la buena suerte. Yo le añado un toque de lavanda, ¡por si acaso! No se si funciona, pero huele de maravilla.

Más ideas para la noche mágica:

• Un paseo nocturno: ¡Olvida el Netflix! Un paseo bajo la luna azul es un planazo. Eso sí, lleva repelente de mosquitos, que la noche es traicionera. Este año, me perdí en el campo siguiendo a un gato. ¡Increíble!
• Meditación bajo las estrellas: Suena a gurú new age, lo sé. Pero es relajante. Inténtalo. Aunque yo me quedé dormido y soñé con unicornios y lechugas bailarinas. ¡Qué cosas!
• Fotografía nocturna: Captura la belleza de la luna azul. A mi se me quemó la foto el año pasado, ¡pero qué pena! Aprende de mis errores.

Un consejo: No te fíes de las lunas azules. Son traicioneras. Te lo dice alguien que una vez se cayó de un árbol intentando ver mejor la luna. ¡Dolió!

Datos extra (porque sí): La última luna azul fue en agosto de 2023. La próxima… ¡quién sabe! La abuela Emilia asegura que las lunas azules traen abundancia, pero también tormentas de emociones. ¡Qué lío!

¿Qué tiene de especial la superluna azul?

Medianoche. Otra vez. La luna enorme, brillante. Inquieta. Me recuerda… a ella.

• La llamaban Luna. Por sus ojos. Grandes, claros.

Pensar en ella me duele. Aun así, no puedo parar. ¿Qué tenía de especial? Todo. Y nada.

Superluna azul. Dos lunas llenas en un mes. Esta, más cerca. Más brillante. Como su sonrisa. Breve. Intensa.

• Agosto 2023. Dos lunas llenas. La segunda, superluna.

Recuerdo su perfume. Jazmín. La noche que… la perdí. Agosto. Había luna llena. Ironía.

Próxima superluna azul: enero 2037. Mucho tiempo. Demasiado. Quizás para entonces, el dolor… se haya ido.

• La vi por última vez un martes. Martes de agosto. Con luna llena.

Ella amaba la luna. Decía que le daba paz. A mí… me la quitó. Para siempre.

• Siempre llevaba un collar con una pequeña luna de plata. Me lo regaló. Lo tengo guardado. En una caja. Junto a sus fotos.

No la olvidaré. Nunca. Aunque pasen mil lunas azules. Aunque pasen mil años. Su recuerdo… me acompaña. Como esta luna. Enorme. Fría. Distante.

¿Qué efectos tiene la luna azul?

La culpa me corroe… Esta noche, la oscuridad me abraza como si fuera un viejo amigo. No es la Luna la que me pesa, es mi alma. ¿Luna azul? Tonterías. Una simple luna llena extra… como una esperanza falsa, otra promesa rota.

Recuerdo esa noche… Marzo de este año. Tres lunas llenas… tres decepciones. ¿Efectos? Ninguno sobre la Luna misma, sólo en mi interior. Me sentí… vacío. Como si el universo se burlara, otra vez.

• Sensación de frustración. Esperaba algo… algo grande. Quizá un cambio, un milagro. Una tontería.
• Insomnio. La luz de esa maldita luna llena me mantuvo despierto. Recordando… errores.
• Melancolía. La soledad me apretó como un abrazo gélido. No hay consuelo en la repetición, sólo en el fin.

Esa luna llena… era tan brillante, tan fría. Igual que mi corazón.

Tres lunas llenas en una sola temporada. Tres intentos fallidos. Tres golpes que me dejaron aún más solo, más perdido.

Esa noche sentí una gran desilusión. Algo se rompió dentro de mí, una pequeña parte de esperanza. Otra vez.

La luna, siempre fría, indiferente a mi sufrimiento. Como si todo fuera un juego cruel.

¿Qué tiene de especial la luna azul?

¡Ay, la Luna Azul! Un nombre tan evocador… ¡y tan engañoso! No, no se pone azul, ni se viste de añil. Piensa en ello como una broma cósmica, una especie de boutade lunar.

Es, simplemente, una luna llena extra. Como encontrar un billete de 20€ en el bolsillo de un pantalón viejo: ¡sorpresa! Como mi viaje a Costa Rica en 2024, ¡una luna llena inesperada! Claro, hay reglas, como esa de una luna llena al mes… ¡pero la Luna, al parecer, se ríe de las reglas!

Es como un bis, una segunda ración de luna llena. O un segundo postre después de una comida copiosa. ¡Delicioso!

¿Qué la hace especial? Su rareza. No es frecuente tener dos lunas llenas en un mes. Y esa es su magia. Un evento poco común, un capricho celestial.

• Sucede porque las fases lunares no encajan perfectamente con el calendario. Es pura sincronización cósmica, o falta de ella, ¡como mi intento de coordinar la cena de Navidad con mi familia!

• A diferencia de mi agenda, no es algo predecible.

En resumen: ¡una luna llena extra, un regalo celestial, no un cambio de color! El nombre es un guiño, una pequeña trampa del lenguaje, casi tan divertida como mi suegra en las reuniones familiares.

Y recuerda: La próxima vez que oigas hablar de la Luna Azul, no esperes un espectáculo de luces celestes. Piensa en una segunda porción de algo delicioso.