¿Qué recurso retórico es la Luna es como un queso?

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La frase La Luna es como un queso emplea una analogía, recurso retórico que crea una comparación basada en la similitud aparente de forma y color entre la Luna llena y un queso redondo y pálido, aunque la semejanza es superficial y de carácter imaginativo.

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La Luna de Queso: Una Analogía Infantil y su Poder Retórico

La expresión “La Luna es como un queso” es un ejemplo clásico y sencillo de analogía, un recurso retórico que establece una comparación entre dos elementos aparentemente distintos basándose en una o varias similitudes. En este caso, la analogía yuxtapone la Luna llena con un queso, aprovechando la coincidencia visual superficial entre ambos: su forma redonda y su color blanquecino o amarillento.

La eficacia de esta analogía radica en su capacidad para simplificar la imagen de la Luna, haciéndola comprensible, incluso atractiva, para un público infantil. Para un niño, la comparación con algo tan familiar como el queso resulta intuitiva y evocadora. Transforma un objeto celeste, distante y misterioso, en algo cercano y cotidiano. La imagen mental resultante es inmediata y fácilmente procesable.

Sin embargo, la fuerza de la analogía no reside en la precisión científica. De hecho, la semejanza entre la Luna y un queso es principalmente visual y extremadamente superficial. No hay una relación causal o funcional entre ambos. A nivel químico, físico o astronómico, la comparación carece de validez. Su poder reside precisamente en su carácter imaginativo e inexacto. Es una comparación poética, una licencia literaria que busca la eficacia comunicativa por encima del rigor científico.

Esta imprecisión, lejos de ser un defecto, contribuye a su encanto. La analogía “La Luna es como un queso” se convierte en una metáfora infantil, una forma lúdica de aproximarse al mundo y de construir una representación mental del universo. Su simplicidad la convierte en un ejemplo ideal para ilustrar el funcionamiento de la analogía como recurso retórico, mostrando cómo una comparación, aunque inexacta, puede resultar poderosa y eficaz para transmitir una idea o imagen.

Es importante destacar que, a medida que crecemos y nuestra comprensión del mundo se sofistica, la analogía pierde su fuerza. La comparación deja de ser una aproximación válida y se convierte en una simple expresión coloquial, un vestigio de una forma de percibir la realidad más infantil y menos precisa. Sin embargo, su perdurabilidad en el lenguaje popular demuestra su impacto inicial y su capacidad para grabarse en la memoria colectiva. La “Luna de Queso”, en definitiva, es un ejemplo perfecto de cómo la retórica puede utilizar la imprecisión para lograr una comunicación efectiva y memorable.