¿Cómo es la Luna por dentro y por fuera?

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La Luna presenta un núcleo férrico, un manto parcialmente fundido sobrepuesto por una capa rígida, culminando en una corteza exterior sólida. A diferencia de la Tierra, su menor tamaño implica una disipación térmica más rápida, resultando en un interior significativamente más frío.
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Descubriendo el Interior y Exterior de la Luna

El satélite natural de la Tierra, la Luna, ha cautivado a la humanidad durante siglos. Su apariencia cambiante y su misteriosa composición han suscitado innumerables preguntas sobre su naturaleza. Echemos un vistazo a la estructura interna y externa de la Luna, revelando los fascinantes secretos que guarda.

Interior de la Luna: Capas Distintas

A diferencia de la Tierra, el interior de la Luna es relativamente simple. Consiste en tres capas principales:

  • Núcleo Férrico: El núcleo, con un radio de aproximadamente 240 kilómetros, está compuesto principalmente de hierro y níquel. Este núcleo férrico es mucho más pequeño que el núcleo de la Tierra y, probablemente, está parcialmente fundido.
  • Manto Parcialmente Fundido: Sobre el núcleo se encuentra el manto, que constituye la mayor parte del volumen de la Luna. El manto es principalmente rocoso y parcialmente fundido en su parte inferior. Este fundido puede ser la fuente del vulcanismo observado en la superficie lunar en tiempos geológicos.
  • Capa Rígida: La capa más externa del manto es una zona rígida que se extiende hasta la corteza. Esta capa es el resultado del enfriamiento y la solidificación del manto a lo largo del tiempo.

Corteza Exterior Sólida

La corteza de la Luna es sólida y tiene un espesor medio de unos 68 kilómetros. Está compuesta principalmente por minerales silicatados, como el feldespato y el olivino. La corteza lunar es notable por su abundancia de cráteres de impacto, que se formaron a lo largo de miles de millones de años de bombardeo por meteoritos y asteroides.

Diferencias con la Tierra

A diferencia de la Tierra, que tiene un núcleo externo líquido y un interior activo, el interior de la Luna está significativamente más frío y menos dinámico. Esto se debe principalmente al tamaño más pequeño de la Luna, que implica una disipación térmica más rápida. Como resultado de su interior más frío, la Luna no exhibe placas tectónicas ni actividad volcánica significativa en la actualidad.

Exploración Continua

El estudio del interior y el exterior de la Luna continúa brindando información valiosa sobre la formación y evolución de nuestro sistema solar. Misiones como la Lunar Reconnaissance Orbiter y la próxima misión Artemis ayudarán a profundizar nuestra comprensión de la composición, estructura y potencial de recursos de la Luna.

En conclusión, el interior de la Luna revela una estructura en capas compuesta por un núcleo férrico, un manto parcialmente fundido y una corteza exterior sólida. Su menor tamaño en comparación con la Tierra ha dado como resultado un interior más frío y menos activo. A medida que continuamos explorando nuestro satélite natural, continuaremos desentrañando los misterios que guarda tanto en su interior como en su exterior.