¿Cómo redactar un objetivo general y específico?
Objetivo General: Describe el resultado final deseado, amplio y a largo plazo. Objetivos Específicos: Detallan las acciones concretas y medibles para alcanzar el objetivo general. Deben ser realistas, con plazos definidos y enfocados en superar los obstáculos identificados, utilizando los recursos disponibles.
A ver, vamos a hablar de objetivos, esos que nos marcamos y a veces se quedan en el limbo… ¿No os pasa que os sentáis a pensar en “qué quiero conseguir” y la cosa se pone densa? A mí sí, un montón. Pero bueno, he aprendido un poco a desenredar la madeja, y os lo cuento.
Lo primero es entender la diferencia entre ese Objetivo General, que es como la meta al final del arcoíris, algo grande, ambicioso. Por ejemplo, mi Objetivo General podría ser “Vivir una vida más plena y conectada con la naturaleza”. Suena bien, ¿verdad? Pero, ¿cómo demonios se consigue eso? Ahí es donde entran en juego los Objetivos Específicos.
Estos son como los pequeños pasitos que te llevan hacia ese arcoíris. Son las acciones concretas, medibles y con fecha límite. En mi caso, para “Vivir una vida más plena y conectada con la naturaleza”, un Objetivo Específico podría ser: “Plantar un huerto en mi balcón antes del 15 de mayo”. Otro podría ser: “Hacer una excursión al bosque cada fin de semana de junio”. ¿Veis la diferencia?
Y ojo, que aquí viene lo importante: deben ser realistas. A ver, que yo puedo querer plantar un huerto con piñas y cocos en mi balcón, pero viviendo en un quinto sin ascensor en Madrid… complicado, ¿no? Igual mejor me centro en cultivar hierbas aromáticas, que se dan mejor.
Además, los Objetivos Específicos deben estar enfocados en superar obstáculos. Por ejemplo, si me da pereza levantarme temprano para ir al bosque, me digo: “Venga, a las 9:00 en el punto de encuentro, y después me premio con un buen desayuno”. Se trata de usar los recursos disponibles. No necesito comprarme un todoterreno para ir al bosque, puedo usar el autobús.
Recuerdo una vez que me propuse “escribir una novela”. El Objetivo General era genial, pero me bloqueé completamente. No sabía por dónde empezar. Al final, lo dividí en Objetivos Específicos: “Escribir 500 palabras cada día”, “Investigar sobre el tema de la novela durante una hora a la semana”, “Definir los personajes principales antes de finales de mes”. ¡Y funcionó! Poco a poco, la novela fue tomando forma.
Así que, ya sabéis, objetivos generales para soñar a lo grande, y objetivos específicos para hacer que esos sueños se hagan realidad, un pasito a la vez. ¿Os animáis a intentarlo? ¿Cuál es vuestro próximo Objetivo General y Específico? ¡Me encantaría saberlo!
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