¿Cómo se estructura una sesión de educación física?

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Recuerdo mis clases de educación física con cariño. Empezábamos siempre con un calentamiento, a veces aburrido, pero esencial. Luego venía lo emocionante: ¡el juego! Fútbol, baloncesto, voleibol... ¡pura adrenalina! Al final, la vuelta a la calma, estirando, aunque a veces con ganas de seguir jugando. Esa estructura, simple pero efectiva, nos mantenía activos y felices.

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¿Cómo se estructura una sesión de educación física? Pues… ¿quién no recuerda esas clases? Yo las recuerdo con una mezcla de nostalgia y, sí, admitámoslo, ¡algo de alivio de que ya pasaron! Empezábamos con el calentamiento. ¿Aburrido? ¡Uf, a veces mortal! Dando vueltas a la pista, estirando… Recuerdo una vez que nos tocó hacer el calentamiento bajo la lluvia… ¡qué frío pasé! Pero bueno, era esencial, supongo. Aunque a veces pensaba, “¿para qué tanto rollo si luego vamos a correr como locos?”.

Después venía la mejor parte: ¡el juego! Ay, el juego… Para mí era lo único que importaba. Fútbol, baloncesto, voleibol… A veces hasta bádminton, ¡qué recuerdos! Recuerdo un partido de fútbol en el que marqué el gol de la victoria en el último minuto. ¡Qué subidón! Pura adrenalina, como dicen por ahí. Corríamos, gritábamos, nos reíamos… Éramos libres, ¿no? Aunque también había días de esos en que perdíamos estrepitosamente y te ibas a casa con el ánimo por los suelos. Esas cosas pasan.

Y al final, la vuelta a la calma. Estirar, respirar… ¿A quién le apetecía eso después de tanta emoción? Yo siempre tenía ganas de seguir jugando, la verdad. Me acuerdo de una vez que el profesor nos dejó seguir jugando un poco más después de los estiramientos. ¡Qué detalle! Esa estructura, simple pero efectiva, como quien dice, nos mantenía activos y, sí, felices. Aunque, pensándolo bien, creo que la felicidad venía más del juego en sí que de la estructura, ¿no crees? En fin, tiempos aquellos… Supongo que ahora las cosas serán distintas, ¿o no?