¿Cómo se puede apoyar la diversidad en el aula?

¿Cómo se puede apoyar la diversidad en el aula? Uf, ¡menuda pregunta! A veces me parece un reto enorme, ¿verdad? Pero creo que es algo fundamental, algo que va más allá de simplemente “estar bien”. Me refiero a crear un espacio donde de verdad todos, toditos, se sientan cómodos, ¿no?

No se trata solo de una lista de cosas que “hay que hacer”, sino de… ¿cómo lo digo? De una actitud, una forma de ver las cosas. Es como… imaginen, yo tuve una alumna, Sofía, súper tímida, le costaba horrores hablar en público. Con las típicas exposiciones orales se bloqueaba. Entonces, ¿qué hice? Pues, le propuse presentar su trabajo con un cómic. ¡Le brillaron los ojos! Se lo curró muchísimo y, aunque seguía nerviosa al principio, lo hizo genial. Ahí entendí la importancia de adaptar la enseñanza, de buscar alternativas. No todos aprendemos igual, ¡claro!

El respeto mutuo, bueno, eso es básico. Casi que no hace falta ni decirlo, ¿no? Pero no basta con decirlo, hay que vivirlo. Recuerdo una vez… un debate en clase sobre… no sé, sobre el cambio climático, creo. Salieron opiniones de todos los colores, ¡casi se lía! Pero conseguimos reconducirlo, escuchándonos, aunque no estuviéramos de acuerdo. Fue difícil, pero aprendimos un montón. Mucho más que sobre el clima, aprendimos a respetarnos.

Y lo de variar las estrategias… ¡visual, auditivo, kinestésico! Suena a libro de texto, lo sé. Pero funciona. A algunos les va mejor leer, a otros escuchar, otros necesitan moverse, tocar… Yo, por ejemplo, soy muy visual. Si veo un esquema, lo entiendo enseguida. Pero mi hermano, ¡nada! Él necesita escuchar, explicaciones, ejemplos… En fin, cada uno es un mundo.

Estimular la creatividad, ¡eso me encanta! Darles espacio para que exploren, que inventen, que se equivoquen… ¿Cuántas veces he escuchado eso de “señora, ¿y si lo hago de otra manera?”? Pues, ¡adelante! A veces salen cosas increíbles, otras un desastre, pero siempre se aprende.

Y por último, la participación activa. Que no sean solo espectadores, sino protagonistas. Que se involucren, que pregunten, que propongan… Es un desafío, sí, a veces agotador. Pero merece la pena, porque cuando lo consigues, cuando ves que todos participan, que aportan… buah, es una pasada. Es como… no sé, como una orquesta, donde cada instrumento, por diferente que sea, contribuye a la melodía.

No sé si me he explicado bien. Igual me he liado un poco, pero bueno, es que esto de la diversidad… es algo que me apasiona. Y que creo que es clave, no solo en el aula, sino en la vida.