¿Cuáles son las etapas cognitivas de Piaget?

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El desarrollo cognitivo según Piaget atraviesa cuatro etapas: sensoriomotora (0-2 años), preoperacional (2-7 años), operaciones concretas (7-11 años) y operaciones formales (11 años en adelante). Cada fase implica un avance cualitativo en el pensamiento, construyéndose sobre las estructuras cognitivas previas.

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Más allá de las Edades: Una Mirada Profunda a las Etapas Cognitivas de Piaget

Jean Piaget, pionero en el estudio del desarrollo cognitivo, revolucionó nuestra comprensión de cómo los niños construyen su entendimiento del mundo. Si bien las edades que usualmente se asocian a sus cuatro etapas son una guía útil, es crucial entender que estas son aproximaciones, y la transición entre ellas es gradual y fluida, variando considerablemente entre individuos. No se trata de un proceso rígido, sino de una progresión donde la adquisición de nuevas habilidades se basa en las estructuras cognitivas previamente desarrolladas. Centrémonos, por tanto, en las características cualitativas de cada etapa, más allá de las restricciones cronológicas:

1. Etapa Sensoriomotora (Nacimiento – 2 años aproximadamente): De la Experiencia Sensorial a la Representación Mental.

Esta etapa inicial se caracteriza por la interacción directa con el entorno a través de los sentidos y el movimiento. El bebé explora el mundo a través del tacto, la vista, el oído, el gusto y el olfato. Piaget destaca la importancia de los reflejos innatos como punto de partida para la construcción de esquemas mentales. A medida que el niño crece, estos reflejos se van modificando y coordinando, dando paso a reacciones circulares, donde la repetición de acciones agradables refuerza el aprendizaje. Un hito clave es el desarrollo de la permanencia del objeto, la comprensión de que los objetos siguen existiendo aunque estén fuera de la vista. Finalmente, emerge la capacidad de representación mental, abriendo el camino a la etapa siguiente. No se trata solo de ver un objeto, sino de recordarlo e incluso anticipar su reaparición.

2. Etapa Preoperacional (2 – 7 años aproximadamente): El Mundo a Través del Egocentrismo Simbólico.

Aquí, el pensamiento se vuelve representativo, permitiendo el uso de símbolos (palabras, imágenes) para representar objetos y experiencias. El lenguaje se desarrolla rápidamente, aunque el pensamiento aún está muy influenciado por el egocentrismo: el niño tiene dificultades para ver las cosas desde la perspectiva de otra persona. El pensamiento animista (atribuir vida a objetos inanimados) y el pensamiento centrado (fijarse solo en un aspecto de una situación, ignorando otros) son características típicas. La irreversibilidad del pensamiento impide al niño comprender que ciertas acciones pueden ser deshechas. A pesar de estas limitaciones, se observan importantes avances en la capacidad imaginativa, el juego simbólico y la creatividad. El juego de roles, por ejemplo, refleja esta capacidad creciente de representar situaciones y roles sociales.

3. Etapa de las Operaciones Concretas (7 – 11 años aproximadamente): La Lógica en Acción.

En esta etapa, el pensamiento se vuelve más lógico y organizado. El niño es capaz de realizar operaciones mentales –acciones mentales reversibles– sobre objetos concretos y situaciones reales. Comprende la conservación (la cantidad de un objeto permanece igual aunque cambie su forma o apariencia), la clasificación (ordenar objetos según diferentes criterios), la seriación (ordenar objetos según una dimensión, como el tamaño) y la transitividad (inferir relaciones entre objetos a partir de otras relaciones). El razonamiento es más flexible, aunque todavía se limita a situaciones concretas y observables. La abstracción aún no está completamente desarrollada.

4. Etapa de las Operaciones Formales (11 años en adelante): El Pensamiento Abstracto y Hipotético.

Esta etapa marca la culminación del desarrollo cognitivo piagetiano. El adolescente es capaz de pensar de forma abstracta, hipotética y deductiva. Puede razonar sobre situaciones hipotéticas, plantear hipótesis y probarlas, y comprender conceptos abstractos como la justicia, la libertad o el amor. El pensamiento se vuelve más complejo, flexible y metacognitivo –el individuo puede reflexionar sobre sus propios procesos de pensamiento–. La capacidad de razonamiento científico y el desarrollo del pensamiento crítico son propios de esta fase.

En conclusión, el modelo de Piaget, aunque con sus limitaciones y posteriores revisiones, proporciona una base sólida para comprender el desarrollo cognitivo infantil. Recordar que las edades son aproximaciones y que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje es fundamental para una interpretación adecuada de este modelo tan influyente en la psicología del desarrollo.