¿Qué es la atención según Piaget?

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Para Piaget, la atención focaliza la actividad cognitiva y motriz, canalizando los recursos mentales hacia estímulos relevantes. Esta selectividad, modulada por las necesidades del individuo, su experiencia previa y las demandas del entorno, genera respuestas diversas y personalizadas.

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La Atención Según Piaget: Un Enfoque en la Acción y la Adaptación

Si bien Jean Piaget es reconocido principalmente por su teoría del desarrollo cognitivo, su perspectiva sobre la atención, aunque no tan extensamente desarrollada como otros aspectos de su obra, ofrece una visión valiosa de cómo interactuamos con el mundo y cómo construimos el conocimiento. Para Piaget, la atención no es un proceso pasivo, sino una pieza fundamental en la acción y la adaptación del individuo a su entorno.

En el contexto de su teoría, la atención se entiende como un mecanismo que focaliza la actividad tanto cognitiva como motriz. En esencia, es la capacidad de dirigir la energía mental y física hacia estímulos específicos, permitiendo al individuo interactuar de manera más efectiva con el mundo que le rodea. No se trata simplemente de “prestar atención”, sino de canalizar activamente los recursos mentales hacia aquellos elementos que son relevantes en un momento dado.

Esta focalización es crucial para el aprendizaje y el desarrollo. Al dirigir la atención hacia un objeto, situación o problema, el individuo puede analizarlo, comprenderlo y, finalmente, incorporarlo a su estructura cognitiva. De esta manera, la atención se convierte en un catalizador del proceso de asimilación y acomodación, los dos pilares fundamentales de la teoría piagetiana.

Un aspecto clave de la atención, según la perspectiva de Piaget, es su selectividad. No todos los estímulos reciben la misma atención; la capacidad de discriminar entre lo relevante y lo irrelevante es esencial para un procesamiento eficiente de la información. Esta selectividad está modulada por una serie de factores interrelacionados:

  • Las necesidades del individuo: Lo que se considera relevante estará intrínsecamente ligado a las necesidades, deseos y motivaciones del individuo en un momento específico.
  • La experiencia previa: El conocimiento previo y las experiencias acumuladas influyen en la percepción de la relevancia de los estímulos. Un niño que ha tenido una experiencia negativa con un perro, por ejemplo, tenderá a prestar más atención a la presencia de perros en su entorno.
  • Las demandas del entorno: Las características del entorno, como la novedad, la intensidad o la complejidad de los estímulos, también influyen en la focalización de la atención.

Esta interacción compleja entre las necesidades internas, la experiencia previa y las demandas del entorno resulta en respuestas diversas y personalizadas. La atención no es un proceso uniforme, sino una herramienta flexible que se adapta a las circunstancias individuales.

En resumen, la atención en la teoría piagetiana no es un mero acto de percepción pasiva, sino un proceso dinámico y activo que impulsa la acción, el aprendizaje y la adaptación al entorno. Su selectividad, modulada por las necesidades, la experiencia y las demandas del entorno, configura la manera en que interactuamos con el mundo y construimos nuestro conocimiento. Aunque no profundizó exhaustivamente en este tema, la visión de Piaget sobre la atención como un proceso clave en la interacción con el entorno ofrece una perspectiva valiosa para entender cómo el individuo construye activamente su realidad.