¿Qué son las actividades campamentales?

Uf, las actividades campamentales… ¿Por dónde empiezo? A mí me evocan recuerdos increíbles, ¿sabes? No sé, como una bocanada de aire fresco después de semanas encerrada entre cuatro paredes. No es solo “salir de la rutina”, que ya de por sí es un gustazo, sino que realmente siento que es una oportunidad para crecer. Y no lo digo solo por decir.

Recuerdo un campamento al que fui cuando era adolescente. Era con mi grupo de la iglesia. Yo era súper tímida, de esas que se esconden detrás de un libro. Pero, bueno, allí, compartiendo la tienda de campaña con otras chicas, contando historias alrededor de la fogata… algo cambió. Me obligó a salir de mi caparazón, ¿entiendes? A conectar con gente que, quizás, en la vida cotidiana ni me habría acercado.

Y eso es lo que me parece tan valioso de estas actividades. No se trata solo de juegos y canciones, que también, sino de la convivencia, del aprender a trabajar en equipo, a resolver problemas juntos. ¡Y qué importante es eso! Aprendes valores, pero no de una manera teórica, aburrida, sino a través de la experiencia directa. Es como si el aprendizaje te calara más hondo, ¿no crees?

Además, esa relación más cercana entre educador y educando… es clave. En el aula, a veces, el profesor es solo “el que sabe”, el que dicta la lección. Pero en un campamento, lo ves en otro plano. Lo ves riendo, cocinando, resolviendo conflictos… es mucho más humano. Y eso, inevitablemente, hace que el aprendizaje sea más significativo, más personal. Yo creo que sí, que la conexión es esencial. ¿No te parece?

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