¿Cuando un cónyuge tiene derecho a pensión?

Es que, ¿de verdad es justo? ¿Cinco años de convivencia dan derecho a la misma pensión que una vida entera de compartir alegrías, tristezas, enfermedades…? Me rechina, lo confieso. A ver, entiendo la ley, supongo que es para simplificar las cosas, pero… ¿y la justicia? ¿Dónde queda? Pienso, por ejemplo, en la tía Emilia, que cuidó de mi tío durante décadas, él con Alzheimer, ella sin quejarse, entregándole su vida entera. Y luego, una tontería, una discusión, y se separaron. Él se fue a vivir con otra mujer y, a los pocos años, falleció. ¿Y la tía Emilia? Sin un duro. Porque, claro, “solo” habían estado casados –y compartiendo una vida, dicho sea de paso– cuarenta años, no los cinco mágicos que exige la ley. ¿Cinco años borran cuatro décadas? No me entra en la cabeza. Es como si todo ese amor, toda esa dedicación, no contara para nada.

Me dirán, quizá, que son las reglas del juego. ¿Pero qué clase de juego es este? ¿Uno donde el oportunismo gana a la entrega? Me parece cruel. Debería haber alguna manera de considerar el acompañamiento real, el cuidado en la enfermedad, en la vejez… Esas cosas que realmente importan. He leído por ahí, no sé dónde, que en algunos países –no recuerdo cuáles, lo siento– tienen en cuenta la duración total de la relación, aunque haya habido una separación. Algo así me parecería más justo, más humano. Porque, al final, ¿no se trata de eso? ¿De ser un poco más humanos?