¿Cómo aliviar la boca quemada?

1 ver

¡Ay, la boca quemada! Qué sensación tan horrible. A mí me ha pasado y lo primero que hago es correr al agua fría. Unos enjuagues suaves ayudan un montón. Y la leche, ¡qué alivio! Si el dolor persiste, creo que un gel anestésico es la mejor opción. Pero si es muy fuerte, yo no dudaría en buscar ayuda médica; el dolor es una señal de que algo no va bien.

Comentarios 0 gustos

¡Ay, la boca quemada! ¿Quién no ha sufrido ese infierno en la tierra? Es como si un pequeño dragón te hubiera escupido fuego dentro, ¿verdad? A mí me pasó una vez con una pizza recién salida del horno. ¡Qué torpeza la mía! Mordí un trozo sin pensar y… ¡zas! Sentí como si mi lengua se hubiera convertido en carbón. Lo primero que hice, instintivamente, fue correr al grifo. Agua fría, mucha agua fría, enjuagues suaves, casi con miedo a mover la lengua. ¿Os pasa que en esos momentos hasta tragar saliva duele horrores?

La leche fría también es mano de santo, ¿o me lo parece a mí? Recuerdo que mi abuela siempre decía que la leche era mágica para las quemaduras de boca, y la verdad, algo de razón tenía. Ese frescor cremoso calma la quebrazón y… bueno, no sé si es psicológico o qué, pero a mí me funciona.

Ahora, si la cosa se pone fea, si el dolor persiste y te impide hasta hablar (¡imagina!), un gel anestésico puede ser tu mejor amigo. Los hay en cualquier farmacia, y créeme, la diferencia es abismal. Una vez me quemé con una sopa hirviendo –sí, soy un poco desastre con la comida caliente–, y el gel anestésico me salvó la vida. Literalmente. No podía ni comer, ni beber, ni nada.

Eso sí, si ves que la quemadura es muy fuerte, que te salen ampollas enormes o que el dolor es insoportable, no te lo pienses dos veces: ¡al médico! Que luego vienen las infecciones y los problemas, y créeme, mejor prevenir que curar. El dolor, aunque a veces lo ignoremos, es una señal de que algo no va bien, ¿no? Es el cuerpo que te grita “¡eh, préstame atención!”. Así que, a cuidarse, que la boca es para disfrutar de las cosas ricas, no para sufrir.