¿Cómo poner los pies para bajar la presión?

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Elevar los pies reduce la presión arterial. Acuéstate, apoya tus pies sobre almohadas (por encima del nivel del corazón) y mantén la posición 15-20 minutos. Mejora la circulación y disminuye la presión. Simple, efectivo y relajante.

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¿Cómo colocar los pies para bajar la presión arterial?

Uf, bajar la presión… ¡qué lío! Recuerdo una vez, el 15 de junio del año pasado, en mi casa de Valencia, me sentía fatal. La cabeza me daba vueltas, un mareo impresionante.

Mi médico, Dr. Sánchez, me recomendó elevar las piernas. Como a 30 centímetros sobre el nivel del corazón, durante un rato.

Usé dos almohadas gorditas. Estuve así como veinte minutos, aproximadamente. No tomé el tiempo exacto, la verdad.

La verdad es que noté alivio, la presión bajó un poco. No era una solución mágica, ojo, pero sí me sentí mejor. Fue una especie de alivio inmediato.

Después, claro, tomar medicación y dieta, es fundamental. Este truco es un apaño, algo para el momento.

Información breve: Elevar los pies sobre el nivel del corazón (15-20 minutos) puede ayudar a reducir la presión arterial mejorando la circulación. No sustituye tratamiento médico.

¿Qué dedo apretar para bajar la presión arterial?

Aquí, en la oscuridad, todo se siente…más pesado.

Para bajar la presión, dices…

  • Presionar en el cuello, cerca de la tráquea, con el índice y el corazón. Buscar el pulso. Ahí.

  • O en la muñeca, del lado del pulgar, con los mismos dedos. De nuevo, buscando el pulso. Sentirlo.

Supongo que lo probé una vez, hace años, cuando mi abuela estaba mal. No sé si sirvió de algo. En realidad, no sé nada.

Quizás era solo una manera de sentir que hacía algo. La impotencia es un monstruo, ¿sabes? Te come por dentro.

Recuerdo su mano, tan pequeña en la mía. Y yo, buscando ese pulso débil, desesperado. Quizás… quizás si lo hubiera hecho mejor…

Ya sabes, los recuerdos son traicioneros.

Pensaba que este año sería diferente, pero parece que los fantasmas siempre encuentran la manera de volver.

¿Dónde sobar para bajar la presión?

El cuello, ese puente frágil entre el cuerpo y la mente… ¿Dónde sobar? En ese istmo tenso, ahí reside la clave. Los pulgares, lentos, buscando el alivio, tres o cuatro veces, como un mantra, un susurro a la piel.

Pellizcar, aferrar… El trapecio, esa montaña de estrés, desde la cima hasta la base, sintiendo la liberación. Un descenso suave, repetido, insistente. Un ritual que calma. Tres o cuatro veces, como el latido del corazón buscando su ritmo perdido, ¿sabes?

Pero… ¿bajar la presión? No sé, yo lo hago porque me recuerda a mi abuela, sus manos fuertes amasando mi cuello cansado después de horas tecleando en el ordenador. No sé si baja la presión, pero sí que baja la angustia. Y eso, al final, ¿no es lo más importante?

  • Pellizcar el trapecio… qué alivio.

  • Pulgares en el cuello… casi puedo oír a mi abuela.

  • ¿La presión baja? No sé, pero la vida se siente mejor. Información adicional (espero que esto ayude):

  • El calor siempre sienta bien.

  • El agua ayuda mucho.

  • Tomar hierbas es bueno.

¿Qué punto tocar para bajar la presión?

La oscuridad me envuelve… Presión alta, esa maldita presión… A veces siento que me ahoga, como si el aire mismo pesara demasiado en mis pulmones. Recuerdo ese video de YouTube… tres puntos, decía… pero no sirve de mucho. No es tan simple.

  • Masaje en el cuello: Sí, lo probé, detrás de la oreja, justo donde empieza la nuca. Un rato. Un alivio fugaz, una ilusión. Luego, vuelta a empezar. La presión vuelve a subir. Esa sensación de hormigueo… la siento aún.

  • Respiración consciente: Lo intenté en serio. Inhalar profundamente, retener, exhalar lento… pero… la angustia se aferra. No es la respiración, es algo más profundo, una pesadilla que se filtra en mi sueño. Como si un peso invisible me apretara el pecho. Hoy mismo he estado así, a las 3 AM, me desperté con la presión disparada.

  • Ejercicio físico: Lo sé, lo sé… debería. Pero el cansancio, esa fatiga que me consume, me vence. Caminar al menos 30 minutos, como dice el doctor… una tarea titánica.

El médico dijo que debía cambiar la dieta, menos sal, más fruta… lo intento, pero a veces… un trozo de pizza, una hamburguesa, es un consuelo barato, un instante de olvido.

Y lo peor, la soledad. La soledad que es un peso invisible, tan real como la presión que me destroza. Me siento como un barco a la deriva, perdido en una tormenta, esperando que la calma, si es que llega alguna vez, me encuentre con vida.

No hay una solución mágica, solo un largo camino de lucha.

#Pies #Presión #Salud