¿Cómo quitar un ácido del cuerpo?

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Eliminar el exceso de ácido requiere hidratación con abundante agua y una dieta rica en frutas y verduras alcalinas. Esto ayuda a neutralizar y excretar el ácido. Sin embargo, ante síntomas graves, la atención médica es crucial para un tratamiento adecuado.

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¿Cómo eliminar el exceso de ácido en el cuerpo de forma natural?

¡Uf! ¿Ácido en el cuerpo? Eso suena fatal, ¿no? A ver, yo no soy médico, ¡ojo!, pero te cuento lo que sé.

Una cosa que siempre funciona es tomar agua, ¡mucha agua! Recuerdo que una vez me sentía fatal, como con acidez constante, y mi abuela me obligó a beber como tres litros al día. ¡Casi me ahogo!, pero la verdad es que al final me sentí mucho mejor. Imagino que eso de diluir el ácido tiene sentido, ¿no creen?

Y luego, ¡a comer verde! Nada de comida chatarra. Frutas, verduras… Yo empecé a meterle espinacas a todo (incluso en el batido de la mañana, ¡qué horror!), y creo que ayudó. Son alimentos alcalinos, me dijeron.

Pero a ver, si te sientes muy mal, ¡ni lo dudes! A urgencias. Lo mismo necesitas algo más fuerte que agua y espinacas. ¡La salud es lo primero!

Preguntas y respuestas concisas sobre cómo eliminar el exceso de ácido en el cuerpo:

  • ¿Cómo eliminar el ácido del cuerpo naturalmente? Beber abundante agua y consumir alimentos alcalinos (frutas y verduras).

  • ¿Qué alimentos ayudan a neutralizar el ácido? Principalmente frutas y verduras.

  • ¿Cuándo se necesita atención médica? En casos graves o cuando los síntomas persisten.

¿Cómo eliminar el ácido del cuerpo?

¡Ay, Dios mío, qué mal rato pasé! Estaba en la playa de La Barceloneta, 2023, pleno agosto, un calor infernal, 35 grados como mínimo. Sudando a mares, bebí litros de agua con limón, pensando que me hidrataría, pero me sentí peor. ¡Un ardor horrible en el estómago!

El ácido me estaba quemando por dentro. Me sentía fatal. No podía ni moverme, ¡me dolía todo! Pensaba que iba a vomitar. Tenía la boca seca, seca como el desierto, la lengua pegada al paladar. Llegué a pensar que me iba a desmayar en la arena, delante de toda esa gente…

Corrí a un chiringuito, casi arrastrándome. Pedí agua mineral, sin gas, y me la bebí de un trago. Poco a poco, la cosa fue mejorando. Igual me senté, recogí mis cosas y me fui para casa… ¡qué asco!

En casa, tomé bicarbonato con agua. Me alivió bastante, eso sí. Aunque después seguía con malestar. Me quedé en la cama, viendo series hasta que pude dormir. La digestión mejoró después de unas horas, por suerte.

  • Hidratación: mucha agua.
  • Bicarbonato: me ayudó mucho.
  • Reposo: dormir para recuperarme.
  • Evitar cítricos: ¡Ese limón me jodió!

Para evitar esto: comer despacio, masticar bien, evitar alimentos muy ácidos… y sobre todo, ¡cuidarse!

Deliciosamente Sano… eso sí que no lo vi por ningún lado ese día, estaba más pendiente de sobrevivir.

¿Cómo saber si mi cuerpo está ácido?

Tu cuerpo ácido, dices. Bah.

  • Confusión. A veces me pasa al intentar recordar dónde dejé las llaves. Igual es eso.
  • Fatiga. Después de subir tres pisos sin ascensor, normal. O quizás sea algo más. La vida, tal vez.
  • Letargo. Domingos por la tarde. Necesario. El alma necesita descanso.
  • Dificultad respiratoria. ¿Ansiedad? ¿Humo? Madrid en verano.
  • Somnolencia. Desayuno, comida, cena. Después de comer, quién no.

Quizás te obsesionas demasiado.

Otras cosas que “dicen”:

  • Dolores de cabeza “raros”.
  • Problemas de piel. Uñas feas.
  • ¿Y si solo es la edad? El tiempo todo lo pudre.

Información adicional (si te sirve):

La escala de pH va de 0 a 14. 7 es neutro. Menos de 7, ácido. Más, alcalino. Pero, ¿quién mide ya nada? Demasiado esfuerzo.

Comer sano es aburrido. “Todo” da cáncer.

“Memento mori”. Recuerda que morirás. Relájate.

¿Cómo limpiar el cuerpo de ácidos?

Alcalinizar, no eliminar. El cuerpo no almacena ácidos como si fuera una pila de basura. La acidez es un desequilibrio. Mi nutricionista, la Dra. Suárez, lo explicó así.

  • Dieta. Verduras. Sobre todo, las de hoja verde. Olvida las chucherías. Añadí brócoli a mi desayuno este año. Mejoró cosas. No sé el qué, pero mejoró.

  • Agua. Limón en ayunas. Sí, suena a timo, pero funciona. Lo probé. Me sentí menos hinchado. Punto.

El pH. Un concepto simple, engañosamente complejo. El equilibrio es la clave, no la eliminación total de la acidez. No busques milagros.

Suplementos. La Dra. Suárez me recomendó un complejo vitamínico. Vitaminas verdes, no sé qué clase. Tomarlas religiosamente me ayudó, supongo. No lo puedo asegurar. Como el resto de cosas, una parte del puzle. El equilibrio.

Ejercicio. Suena a cliché, lo sé. Pero ayuda. A todo. Corre 30 minutos, tres veces a la semana. Si puedes, claro. Ya.

¿Qué más? Nada. No hay más secretos. Solo disciplina. Y un poco de suerte. Tal vez. Siempre existe la genética. Un factor a considerar. Me lo dijo la doctora. Este año la vi varias veces. Por problemas menores. Cosas que me dan igual ahora.

Nota: No soy médico. Esto es lo que yo hice. Tu experiencia puede variar. Busca ayuda profesional. Busca a la Dra. Suárez, si puedes. Es excelente.

¿Qué es bueno para bajar el ácido del cuerpo?

Alcalinizar. Simple. El cuerpo, un sistema complejo, se desequilibra. Ácido. Un problema común. Agua, claro. Pero hay más.

  • Frutas: Limones, sí, aunque parezca paradójico. El cuerpo sabe.
  • Verduras: De hoja verde, las mejores. Espinacas, kale… esa textura.
  • Menos proteína animal. Siempre. Carne, el peso de la tradición.

El pH, una obsesión moderna. Equilibrio ácido-base, clave. No es solo agua. Es un estilo de vida.

Dieta, fundamental. No es magia, es bioquímica. Ayer mismo, tomé un zumo de zanahoria y remolacha. Ayudó. O eso creo.

Suplementos, un tema delicado. Hablar con un médico. No es cuestión de autosanarse. El cuerpo habla, solo hay que escucharlo.

El estrés, un factor silencioso. Influye. Lo hace siempre. Controlarlo, esencial. Yoga. Meditación. O un buen whisky. Cada quien con sus métodos.

  • Hidratación constante, clave. Pero el agua, a veces, es insuficiente.
  • Ejercicio regular. Mueve el cuerpo. Que sude. Es eficaz. O eso dicen.
  • Sueño reparador. Fundamental. 7-8 horas, al menos. Aunque yo duermo menos.

El problema de ácido úrico, común. Dieta adecuada, crucial. Olvida la Coca-Cola.

Nota: Estos consejos son fruto de mi propia experiencia y lectura, no son una prescripción médica. Consulta a tu médico.

¿Cómo bajar el nivel de ácido en la sangre?

Aquí, a estas horas… me pregunto si alguien más siente este peso en el pecho. El ácido úrico alto… una sombra que se alarga.

  • Algas y frutos secos, sí. Lo sé. Lo leo en todas partes. Pero, ¿será suficiente? ¿Suficiente para callar este miedo constante?

  • Evitar la sal. Es difícil, ¿sabes? La comida sin sal es como… la vida sin sabor. Como mis días últimamente. Intento cocinar con especias, pero no es lo mismo. Nada lo es.

  • Nada de alcohol. La copa de vino que a veces me permitía, el whisky que me calentaba por dentro… ahora, prohibido. Un brindis amargo por lo que ya no puedo tener.

  • Beber mucha agua. El agua que limpia… o al menos, lo intenta. Un intento desesperado de diluir esta angustia que me corroe.

Quizás si vuelvo a esa receta de mi abuela, la del caldo de verduras… no sé. A veces siento que estoy luchando contra algo mucho más grande que yo. Que esto no es solo ácido úrico, sino una señal. Una señal de qué, no lo sé. Tal vez de que el tiempo pasa, y yo no estoy lista.

¿Qué pasa si tengo mucho ácido en el cuerpo?

¡Uy, qué mal rollo! Me pasó algo parecido en julio, estuve fatal. Era un calor infernal en Sevilla, 40 grados a la sombra, imagínate. Empecé con mareos, una sensación de que el mundo daba vueltas, me sentía débil, sin fuerzas. La respiración se me aceleró, ¡ufff! Como si me faltara el aire constantemente.

Sentía una presión horrible en el pecho, como si me aplastaran. Todo se nubló, casi me desmayo en la calle, cerca de la Plaza de España. Recuerdo la gente mirándome raro, el ruido de los coches… un barullo espantoso.

Tuve que sentarme en un banco, el sudor me empapaba la ropa, sentía náuseas y una sed insoportable. No podía pensar con claridad, todo era borroso. Tenía la boca seca, me costaba tragar saliva.

El médico me dijo que era una acidosis metabólica leve, gracias a Dios, pero ¡el susto que me llevé! Me recetó un montón de cosas, y me mandó reposo absoluto durante varios días. Después de eso, tuve que hacer un montón de análisis de sangre.

  • Análisis de sangre: Niveles de electrolitos, función renal, etc.
  • Cambios en la dieta: Menos proteínas, más frutas y verduras.
  • Mucho líquido: Mucha agua, zumos naturales, caldos.

Si tienes mucho ácido en el cuerpo, puede ser muy grave. Consulta a un médico inmediatamente. No esperes a que empeore.

Acidosis metabólica: Respiración acelerada, confusión, letargo. Casos graves: shock, muerte.

¿Qué fruta es buena para bajar el ácido úrico?

A medianoche, la pregunta me golpea. Ácido úrico… Algo que mi padre siempre sufría.

Las bayas… sí. Las bayas son buenas.

  • Fresas, arándanos… pequeñas explosiones de alivio. O eso quiero creer.
  • Grosellas negras… Nunca me gustaron mucho, la verdad. Demasiado ácidas. Pero si ayudan…
  • Vitamina C y agua. Lo importante es la combinación. Como en todo, supongo.

Mi abuela juraba que un vaso de agua con limón al despertar hacía milagros. Tal vez algo de verdad había en eso.

Recuerdo el verano pasado. Compré una tarrina enorme de arándanos. Los comía directamente del envase, con el sol pegándome en la cara. No pensaba en el ácido úrico, solo en el dulzor agrio que me hacía fruncir la nariz.

Quizás la memoria del sabor amargo es una mentira.

¿Cómo saber si mi cuerpo está ácido?

Ah, la acidez en el cuerpo… Me recuerda a aquel verano en Cadaqués, 2024, ¡uff, qué calor!

Un día, me sentía fatal, de verdad. Confusión total, como si tuviera niebla en la cabeza. No entendía las bromas de mis amigos, ¡y eso que son malísimas! Fatiga, una fatiga que no se iba ni con café, ni con el aire del mar. Me arrastraba por las calles empedradas… qué horror.

  • Respirar me costaba, como si el aire fuera denso.
  • Somnolencia constante.
  • Letargo.

Todo me daba igual, ¿sabes?

Luego, mi amiga Clara, que es médica, me dijo que quizás tenía que ver con la alimentación. Me recomendó hacerme análisis, pero yo soy un poco hipocondríaco, ¿sabes? Al final, cambié un poco la dieta:

  • Menos carne roja.
  • Más verduras.
  • Mucha agua con limón.

No sé si era acidez, pero poco a poco me fui sintiendo mejor. Igual era el ambiente de Cadaqués, ¡quién sabe! La verdad es que no hice caso a mi amiga y no fui a hacerme la analítica. Pero como mejoré no le di más importancia.

¿Qué tomar para bajar el ácido úrico rápidamente?

¡Ay, ese ácido úrico! Me dio una patada el año pasado, justo en agosto, mientras estaba en la playa de Cullera. Recuerdo el dolor, una punzada horrible en el dedo gordo del pie derecho, ¡insoportable! No podía caminar bien. El calor del sol, la arena… todo empeoraba la cosa.

Lo primero que pensé fue en el alopurinol. Mi médico de cabecera me lo había recetado antes. Pero es que me da mucho miedo, la verdad. Recuerdo la erupción que me salió la última vez, horrible, como si me hubieran quemado. ¡Y la fiebre!

En Cullera solo encontré ibuprofeno, que me alivió un poco el dolor. Pero eso no baja el ácido úrico, solo calma el síntoma. En urgencias me hicieron análisis y confirmé que estaba por las nubes. ¡De terror! Tuve que cambiar de dieta, ¡qué sacrificio!

  • Adiós a las vísceras.
  • Menos carne roja.
  • Mucho más agua.
  • Frutas y verduras a tope.
  • Cero alcohol.

¡Y el agua, litros y litros de agua! Tenía que beber una barbaridad. Estuve así unos días, hasta que el dolor remitió lo suficiente para volver a casa. Allí sí que seguí el tratamiento, pero ¡ufff! El alopurinol me sigue dando mucho respeto.

Para bajar el ácido úrico rápido, el alopurinol es eficaz, pero tiene efectos secundarios fuertes. El ibuprofeno calma el dolor, pero no ataca la causa. Yo opté por el alopurinol, pero con precaución. Necesito controlar mi dieta para siempre.

¿Cómo disolver los cristales de ácido úrico?

Agua, agua, agua, ¡esa es la clave!

Lo sé porque mi abuelo, pobre, sufría de gota. Le veía cojear por la casa, sobre todo en invierno. Vivíamos en Teruel, qué frío hacía allí… Recuerdo que la médica le decía siempre: “¡A beber, Don José, a beber!”. Y mi abuela, con su paciencia infinita, le preparaba jarras y jarras de agua con limón. Decía que así sabía menos a “nada”.

  • El agua ayudaba a que “el ácido se fuera por el pis”, según le explicaba ella, aunque ahora sé que es mucho más complejo.
  • Además, el abuelo evitaba el tomate y las legumbres, aunque eso ya era otro tema.

Yo veía cómo poco a poco, cuando se cuidaba, el dolor en su pie disminuía. Aunque claro, ¡alguna que otra vez se saltaba la dieta y luego le tocaba sufrir!

Y mira, ahora, años después, con la vida que llevo, a veces me da a mí algún sustillo en el dedo gordo. Así que ya sé: cuando noto el primer pinchazo, ¡a beber agua como si no hubiera un mañana! Y funciona, oye. Funciona. Aunque a veces echo de menos el agua con limón de mi abuela… Era como un ritual de curación.

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