¿Cómo saber si la diabetes está muy avanzada?

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"Diabetes avanzada: ¡Atención a las señales! Pérdida de peso inexplicable, sed intensa y micción frecuente. También visión borrosa, heridas que no sanan, hormigueo en extremidades y fatiga extrema son indicativos. Consulte a su médico."

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¿Cómo detectar diabetes avanzada?

Uf, detectar diabetes avanzada… es complicado, ¿eh? Recuerdo a mi abuela, en 2018, en Valladolid. Bajó mucho de peso, muchísimo, sin motivo aparente. Fue terrible verla así. Y la sed… ¡insaciable! Iba al baño cada dos por tres.

La visión borrosa también la tenía. Recuerdo que le costaba leer el periódico, incluso con gafas. Y esas llagas en los pies… tardaban siglos en curar. El médico decía que era por la mala circulación, claro.

Ese hormigueo en las manos, la fatiga… todo eso empezó a aparecer a la vez. Fue un cúmulo de señales. En el hospital, las pruebas costaron unos 150 euros, si no recuerdo mal. Entonces, ya era bastante avanzada.

Síntomas de diabetes avanzada:

  • Pérdida de peso significativa.
  • Sed excesiva y micción frecuente.
  • Visión borrosa.
  • Llagas de cicatrización lenta.
  • Neuropatía periférica (hormigueo/entumecimiento).
  • Fatiga intensa.

¿Cómo saber si mi diabetes está avanzando?

¡Ay, la diabetes! 2023 ha sido un año complicado. Me da miedo, la verdad. Noto cosas raras.

Los niveles de azúcar, ¡uff!, a veces se disparan. Tengo mi glucómetro, el modelo Accu-Chek que me regaló mi hermana Ana, siempre lo llevo. Pero hay días… que prefiero no mirarlo. ¡Es una montaña rusa!

La presión arterial, también está por las nubes. El doctor me dio una de esas máquinas de brazo, y la uso cada mañana. El otro día marcó 150/95. Me asusté muchísimo. Sentí un opresor en el pecho, como un peso.

Los pies, eso es lo que más me preocupa. Tengo hormigueo constante en los dedos del pie derecho, y a veces me duelen como si tuviera miles de agujas clavadas. ¡Es horrible! No siento bien el suelo, como si caminara en algodón. Y me estoy dando cuenta que la piel se está poniendo más seca, y veo como las uñas se engrosan. La verdad es que ya estoy preocupada.

Piel y huesos de los pies. Me veo los pies cada día. ¡Me dan miedo las úlceras! He visto fotos, ¡qué horror! Las reviso todos los días con lupa. Busco heridas, cambios en la piel… ya no me gusta mirarme los pies.

Todo esto es reciente, este año. Necesitaría ir al médico…pero es que me da una pereza… y miedo. No quiero saber lo que me pueda decir.

  • Niveles altos de glucosa
  • Presión arterial alta
  • Hormigueo y dolor en los pies
  • Piel seca y uñas engrosadas en los pies

Tengo una cita con mi médico el 15 de octubre, y espero que ya esté algo mejor. O, al menos, que me tranquilice.

¿Cómo se siente una persona con diabetes?

A veces, la diabetes se siente como… un velo sobre los ojos, una neblina que enturbia el mundo. Sí, la vista se empaña, como si miraras a través de un cristal sucio, lejos.

Y luego está ese cosquilleo, como hormigas danzando en la piel. Las manos y los pies se adormecen, se distancian, se convierten en extraños. Extraños. Esa sensación fría, helada.

Las heridas se resisten a sanar. Úlceras, llagas… marcas de una batalla silenciosa, una lucha interna que no termina, que nunca termina. La piel, antes tan receptiva, se vuelve impenetrable, insensible.

El cuerpo se deshace, se evapora sin causa visible. Se pierde peso sin quererlo, sin buscarlo. La energía se fuga, se escurre entre los dedos, te abandona. El cansancio se instala, eterno compañero.

Te contaré algo, recuerdo a mi abuela, siempre quejándose del dolor en las piernas. Siempre pensaba que era la edad, pero… ¿y si era esto? ¿Si era esta sombra que ahora entiendo?

  • El azúcar, ese dulce veneno: Demasiado en la sangre, demasiado en el cuerpo.
  • Una batalla constante: Monitorear, inyectar, medir. Una rutina implacable.
  • Miedo a las complicaciones: Riñones, corazón, nervios… todo conectado, todo vulnerable.

Un día vi a mi abuela llorar. No entendía por qué. Ahora lo sé.

¿Cómo saber si un diabético está descompensado?

¡Ay, madre mía, un diabético descompensado! Es como un cohete a punto de explotar, pero en versión azucarada. ¡Un espectáculo!

Mira, te lo resumo en puro shock:

  • Palidez: Queda más pálido que la sábana de mi abuela… ¡y eso que la pobre ya está enterrada!
  • Temblores: Tiembla más que yo esperando los resultados del sorteo de la lotería de Navidad.
  • Mareos/Aturdimiento: ¡Se cae como una pera madura! A punto de estamparse contra el suelo, pobrecito.
  • Sudoración: Suda como si hubiera corrido una maratón… ¡en pleno invierno! Se empapa la camiseta en segundos, ¡qué barbaridad!
  • Hambre/Náuseas: ¡Un hambre voraz, brutal! O, al contrario, unas náuseas que lo dejan hecho un guiñapo. ¡Es un drama!
  • Latidos irregulares/Acelerados: ¡Su corazón hace ¡bum, bum, bum! a toda velocidad! Parece una máquina de coser loca.
  • Dificultad para concentrarse: Se olvida hasta su propio nombre. Ayer mismo le pregunté a mi tío cómo se llamaba y… ¡casi le da algo!
  • Debilidad/Fatiga: ¡Está más cansado que yo después de una fiesta de cumpleaños de mis sobrinos!

Conclusión: Si ves a alguien con más de tres de estos síntomas, llama al 112 al instante. No te lo pienses ni un segundo. ¡Es como si un oso panda hubiera comido un kilo de chiles jalapeños!

Extra, extra, ¡Lee esto! Mi primo, el que juega al póker, dice que detectar un bajón de glucosa es más fácil que leerle la mano a un novato. Y ojo, que el año pasado se llevó el premio gordo de la liga de póker de mi pueblo. ¡Todo un experto! Así que ya sabes, mejor prevenir que curar. Y si tienes dudas, consulta a tu médico. El mío, por cierto, es un encanto, aunque su secretaria… ¡otro cantar!

¿Cómo saber si mis riñones están dañados por la diabetes?

¡Ay, Dios mío, qué miedo! Diabetes… riñones… ¿cómo saberlo? Me da un vuelco el estómago solo de pensarlo. Tengo que hacerme esas pruebas, ¿verdad?

Pruebas de laboratorio, eso es clave. ¿Y si ya está muy mal? ¡Uf! Mejor no pensar en eso. Mi médico me dijo que revisara mi orina, ¿o era la sangre? ¡Qué lío! Necesito llamarlo.

Esta semana, a ver si consigo cita, aunque la agenda está imposible. Espero que no sea nada grave. Ayer, comí mucha sal, ¿será eso? O igual el café, tomo demasiado… o la falta de sueño, estoy exhausta. Me quedé hasta tarde viendo la serie esa de Netflix… ¡qué tonta!

Sin síntomas, eso es lo peor. ¿Cómo voy a saberlo entonces? A ver, voy a apuntar todo en mi libreta.

  • Prueba de sangre.
  • Prueba de orina.
  • Cita con el médico.
  • Menos café.
  • Dormir más.

¡Dios! Ya me estoy volviendo loca. Necesito calmarme. Pero sí, las únicas pruebas fiables son las de laboratorio. Tengo que ir al médico sí o sí.

  • El año pasado fui al nefrólogo, ¿habrá que repetir las pruebas?
  • ¿Qué pasa si tengo que empezar diálisis?
  • Me dijo mi amiga que el yoga ayuda con los riñones… ¿será cierto?

Tengo que enfocarme. Diabetes y riñones, ¡hay que revisarlo!

¿Qué pasa cuando un diabético se siente muy cansado?

Fatiga diabética: Glicemia alta, energía bloqueada. Orina constante, sed implacable. Agotamiento profundo.

  • Insulina ineficaz: Células hambrientas, cuerpo exhausto.
  • Deshidratación: Sangre espesa, órganos lentos, cansancio extremo. Bebí agua ayer, no fue suficiente.
  • Inflamación silenciosa: El cuerpo lucha, la energía se esfuma. Mis articulaciones lo saben.

A más largo plazo: daño nervioso, problemas renales, todo suma al cansancio. Ignorar esto es jugar con fuego. Hay que actuar y punto.

Información adicional:

  • Controlar la glucosa: Medir, ajustar, no negociar.
  • Hidratación constante: Agua, sin excusas. Llevo una botella siempre.
  • Dieta antiinflamatoria: Adiós procesados, hola alimentos reales. Cambié mi nevera hace meses.
  • Ejercicio regular: Mover el cuerpo, despertar la energía. Odio el gimnasio, pero camino.
  • Descanso adecuado: Dormir bien, recuperar fuerzas. Lo intento, a veces falla.

No es magia, es disciplina. Y a veces, solo a veces, funciona.

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