¿Cómo saber si tengo comienzo de artritis?

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¡Ay, la artritis! Solo de pensarlo se me eriza la piel. Si sientes dolor persistente en las articulaciones, una rigidez que te impide moverte con facilidad, o notas que tus dedos o rodillas se hinchan y enrojecen, ¡ojo! Podría ser el principio de esta enfermedad tan molesta. No te alarmes, pero ve al médico para que te revise. ¡Detectarla a tiempo es crucial para vivir mejor!

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Ay, la artritis… solo de escribirlo me tiembla un poco la mano, ¿sabes? Como si el mismo recuerdo del dolor, de esa rigidez que te agarrota, se filtrara en las letras. Recuerdo a mi abuela, Dios la tenga en gloria, cómo le costaba subir las escaleras en sus últimos años. Era un suplicio verla, ese crujir… ufff… ¿Quién no se ha preguntado alguna vez si ese dolorcillo en la rodilla, esa molesta rigidez matutina, es el comienzo de algo más serio?

A mí me pasó. Empecé con un dolorcillo en el hombro izquierdo, algo insignificante al principio, ¿verdad? Pensaba: “Mañana estará mejor”. Pero el “mañana” nunca llegaba. Se fue extendiendo, lento, como una mala hierba, hasta que incluso levantar una taza de café se convirtió en una pequeña victoria. Fue entonces cuando me di cuenta de que algo no iba bien. Me hinchaba la mano, se enrojecía… ¡parecía un tomate! Recuerdo que me miré al espejo, espantada.

Claro, no soy médico, ¡ni de lejos! Pero creo que todo el mundo debería estar atento a las señales. Si sientes dolor persistente, ya sabes, no ese dolorcito pasajero, sino algo que se queda, que te recuerda su presencia a cada rato, ¡vete al médico! No te automediques, por favor, eso es un error que se paga caro. Si hay inflamación, enrojecimiento, rigidez… ¡a la consulta! No me digas que no te he avisado.

Dicen que alrededor del 10% de la población mundial sufre de artritis, una cifra enorme, ¿no crees? Es algo que puede afectar a cualquiera, a cualquier edad. A mi vecina, que apenas tiene 50 años, le diagnosticaron artritis reumatoide hace poco, y está luchando contra ella con valentía. Verla me da ánimos, pero también me recuerda lo importante que es la prevención y la detección temprana.

Así que, si tienes alguna duda, no lo dudes. Ve al doctor, pregúntale. No te quedes con esa inquietud carcomiendo tu alma. Porque, créeme, cuanto antes se detecte, mejor se puede controlar. Mejorar, quizás no al cien por cien, pero sí mejorar, y eso ya es mucho. Y recuerda, ¡cuídate!