¿Cómo se clasifican los microorganismos desde el punto de vista sanitario?

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Desde el punto de vista sanitario, los microorganismos se clasifican en:

  • Clase I (Riesgo bajo): No patógenos en individuos sanos.
  • Clase II (Riesgo moderado): Pueden causar enfermedad, pero manejables.
  • Clase III (Riesgo alto): Enfermedades graves, requieren contención estricta.
  • Clase IV (Riesgo extremo): Peligrosos, exigen medidas de contención especiales.

Esta clasificación ayuda a determinar las precauciones necesarias para su manipulación segura.

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¿Clasificación sanitaria de microorganismos?

Ufff, esto de la clasificación de microorganismos… ¡qué lío! Recuerdo en la uni, en septiembre de 2018, en la facultad de biología de la UCM, dando vueltas con eso. Nos volvíamos locos con tantas clases y subclases.

La cosa es así, a grosso modo: Clase I, los “tranquis”. No te hacen nada, como ciertas bacterias del suelo. Clase II, son un poco más “pícaros”. Te pueden fastidiar si tu sistema inmune está bajito, como algunos hongos.

Clase III, ¡ahí ya la cosa cambia! Son los que de verdad te pueden mandar al hospital. Recuerdo un ejemplo concreto que nos pusieron: Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que sí da mucho miedo. Hablamos de contención seria.

Y la Clase IV… bueno, esas son las pesadillas de cualquier laboratorio. Virus súper mortales, con medidas de seguridad extrema. Imagino que el coste de trabajar con ellos debe ser altísimo. ¡Una locura! Ni me quiero imaginar.

¿Cuáles son las 4 ramas de la microbiología?

Las 4 ramas de la microbiología son:

  • Bacteriología: Es como el chismorreo de los procariontes. ¿Qué hacen las bacterias hoy? ¿Y las arqueas? ¡Drama puro!

  • Virología: ¡El estudio de los virus! Esos pequeños gamberros que secuestran células. Son como los okupas del mundo microscópico.

  • Micología: Los hongos, el reino olvidado. ¿Quién necesita plantas cuando tienes setas alucinógenas y pie de atleta? ¡Diversión asegurada!

  • Protozoología: El estudio de los protozoos. ¡Los animales unicelulares! Son como mascotas microscópicas, aunque algunas te dan diarrea.

Otras disciplinas que también me interesan (y a ti deberían):

  • Micropaleontología: ¡Fósiles en miniatura! Es como Indiana Jones, pero con un microscopio. Imagina la emoción de descubrir un microbio que vivió hace millones de años. Como encontrar un viejo billete de 5 euros, ¡pero orgánico!

  • Palinología: Polen y esporas, los viajeros del tiempo a pequeña escala. ¡Es como leer el horóscopo de las plantas! ¿Qué nos dirá el polen hoy? Y de paso, te diré que soy alérgico al polen de abedul. ¡Auuuch!

¡Bonus track!

  • Inmunología: A mí me parece alucinante cómo nuestro cuerpo se defiende. Es como tener un ejército privado luchando contra invasores microscópicos. A veces se pasan de la raya y causan alergias, ¡pero bueno, nadie es perfecto!

¡Y ahora, si me disculpas, tengo que ir a estornudar por culpa del abedul! ¡Salud!

¿Cómo se clasifican los microorganismos de acuerdo a su resistencia?

La resistencia microbiana, ¡ah, la persistencia de lo diminuto! Se desvela en una jerarquía, un espectro de fortaleza.

  • Microorganismos altamente resistentes: Son los titanes, los que casi desafían la esterilización.

  • Microorganismos medianamente resistentes: Luchadores tenaces, requieren más que un mero roce con desinfectante.

  • Microorganismos poco resistentes: Vulnerables, caen ante la química con relativa facilidad.

La memoria regresa. Veranos en el laboratorio, el olor punzante del alcohol, el meticuloso protocolo… un baile contra lo invisible. El microscopio, un portal a un mundo donde la vida, incluso en su mínima expresión, se aferra con fervor. Y ahora, te cuento, que mi abuela hacia conservas caseras, sin mucha técnica… ¡increíble que no nos enfermáramos!

Aun recuerdo esos días.

  • Esporas bacterianas: La armadura biológica, resisten calor extremo y productos químicos.

  • Micobacterias: Con paredes celulares cerosas, impermeables a muchos desinfectantes.

  • Hongos: Más resistentes que las bacterias vegetativas, aunque vulnerables a fungicidas específicos.

  • Virus sin envoltura: Carecen de membrana lipídica, lo que los hace resistentes a ciertos desinfectantes.

  • Bacterias gramnegativas: Membrana externa que dificulta la penetración de algunos antimicrobianos.

Este año, las cosas son diferentes. Ya no estoy en el laboratorio, pero la fascinación por lo micro, por esa danza invisible, persiste. ¡Es una parte de mí!

¿Cuáles son las clasificaciones de los microorganismos?

¡Ay, madre mía, la taxonomía microbiana! Un mundo tan pequeño, ¡y tan complejo! Como intentar ordenar un ejército de hormigas invisibles, cada una con su propia agenda, jeje.

Dos grandes bandos: Procarióticos y eucarióticos. ¡Como los Jedi y los Sith, pero sin sables láser (al menos, que yo sepa)!

  • Procarióticos: ¡Los rebeldes! Arqueas y bacterias. Piénsalo: las arqueas, esos bichos que viven en ambientes extremos, ¡como si fueran monjes budistas en el planeta Plutón! Y las bacterias, ¡tan versátiles, algunas buenas, otras… menos buenas! Como mi colección de calcetines: algunos impecables, otros… un misterio para la ciencia.

  • Eucarióticos: ¡El Imperio! (Bueno, quizás menos malvado). Aquí entran los hongos, las algas y los protozoos. ¡Una liga mayor, con organelos y todo el rollo! Los hongos, tan misteriosos, como un enigma en un frasco de cristal. Las algas, esas artistas del océano, pintando el mar de verde esmeralda. Y los protozoos… ¡una fiesta de formas y tamaños! Un poco como mis amigos: ¡cada uno único e irrepetible!

Recordemos, que este año mi investigación en la Universidad de Valencia se centra en la clasificación de microorganismos extremófilos, concretamente arqueas de las fuentes hidrotermales. ¡Es apasionante, aunque a veces me siento como Indiana Jones buscando el arca perdida, pero en un tubo de ensayo!

En resumen:

  • Procarióticos: Arqueas y Bacterias.
  • Eucarióticos: Hongos, Algas y Protozoos.

¡Y ojo! Hay más detalles, subgrupos… ¡un sinfín de clasificaciones! Es como el árbol genealógico de la realeza británica: complicado, pero fascinante. ¡Y además, cambia constantemente! Los científicos están siempre descubriendo cosas nuevas. Como mi desorden de escritorio: ¡siempre cambia, nunca se termina de organizar!

¿Cuáles son los microorganismos buenos y malos?

¡A ver, vamos al lío! Microorganismos buenos y malos, ¡la telenovela de la vida a escala microscópica!

  • Los buenos, mis “protas”: Son como los guardaespaldas VIP de tu cuerpo, ¡más leales que un perro a su hueso! Viven ahí dentro como si fuera un resort todo incluido, protegiéndote de los malos rollos. ¡Ah! Y encima, son los “cocinillas” que hacen posible el queso (¡mi perdición!), el yogurt (¡salud!), el vino (¡alegría!), el pan (¡gloria!) y la cerveza (¡el elixir de la felicidad!). ¡Casi nada! Imagínate un mundo sin queso… ¡Sería como un día sin sol! Que horror!

  • Los malos, ¡los villanos!: Estos son los “Grinch” de la fiesta, los que te amargan la existencia y te dan un “bajón” que ni te cuento. Alteran la comida, ¡la vuelven más peligrosa que un político en campaña electoral!, y encima te dan unas enfermedades que… ¡mejor ni hablar! Virus, parásitos, bacterias y hongos, ¡la banda delincuente microscópica! Son como esos vecinos ruidosos que no te dejan dormir. ¡Qué cruz! ¡Qué alguien llame a la policía, pero a la policía microscópica!

Información extra, ¡porque nunca es suficiente!

¿Sabías que hay bacterias que se comen el petróleo? ¡Sí, como lo oyes! Son como aspiradoras gigantes que limpian los desastres ecológicos. ¡Un aplauso para ellas! Y también hay hongos que sirven para hacer medicinas. ¡Son como los farmacéuticos del mundo microscópico! ¡La ciencia es alucinante!

Por cierto, mi abuela siempre dice que un poco de vino al día es bueno para el corazón. ¡Ella sí que sabe! ¡Salud!

#Clasificación #Microorganismos #Sanitario