¿Cómo se les llama a las personas que ven cosas?

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Quienes perciben realidades inexistentes, como imágenes o sonidos, experimentan alucinaciones. Si estas percepciones se acompañan de creencias firmes e irrefutables sobre hechos falsos, hablamos de delirios. Ambas alteraciones son indicativas de posibles trastornos mentales.

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Más allá de lo visible: ¿Cómo llamamos a quienes ven cosas que no están ahí?

Percibir el mundo que nos rodea es una experiencia compleja y, en ocasiones, profundamente personal. Vemos, oímos, olemos, tocamos y saboreamos, construyendo nuestra realidad a partir de estas sensaciones. Pero, ¿qué ocurre cuando la línea entre lo percibido y lo real se desdibuja? ¿Cómo denominamos a quienes ven, oyen o sienten cosas que aparentemente no existen para los demás?

La respuesta no es simple, y depende en gran medida de la naturaleza de estas percepciones inusuales. Si una persona experimenta sensaciones sensoriales sin un estímulo externo correspondiente, hablamos de alucinaciones. Estas pueden manifestarse en cualquiera de los sentidos: alguien puede ver figuras o luces inexistentes (alucinaciones visuales), oír voces o sonidos (alucinaciones auditivas), sentir olores extraños (alucinaciones olfativas), percibir sabores inusuales (alucinaciones gustativas) o incluso experimentar sensaciones táctiles como hormigueo o presión sin un estímulo físico real (alucinaciones táctiles).

Las alucinaciones, por sí solas, no constituyen un diagnóstico. Pueden ser causadas por diversos factores, desde la privación del sueño y el estrés extremo, hasta el consumo de ciertas sustancias o la presencia de enfermedades físicas. Sin embargo, cuando las alucinaciones se vuelven persistentes y se acompañan de una interpretación distorsionada de la realidad, pueden ser un síntoma de un trastorno mental subyacente.

Es aquí donde entra el concepto de delirio. A diferencia de las alucinaciones, que son experiencias sensoriales, los delirios son creencias fijas, falsas e irreductibles, que no se basan en la realidad. Una persona con delirios puede estar convencida, por ejemplo, de ser perseguida, de tener poderes especiales o de que sus pensamientos están siendo controlados por fuerzas externas. Estos delirios suelen ser resistentes a la lógica y la argumentación, y pueden afectar profundamente el comportamiento y las interacciones sociales del individuo.

La combinación de alucinaciones y delirios es un indicador importante de posibles trastornos mentales, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o algunos tipos de demencia. Si una persona experimenta estos síntomas, es crucial buscar la ayuda de un profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

Es importante recordar que las personas que experimentan alucinaciones y delirios no están “fingiendo” ni buscan atención. Estas experiencias son reales para ellas, y merecen ser tratadas con comprensión y respeto. La búsqueda de ayuda profesional es fundamental para mejorar su calidad de vida y recuperar el control sobre su propia realidad.