¿Cómo se llama la hormona del sol?

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La vitamina D, crucial para la salud ósea y el sistema inmunitario, se sintetiza en nuestra piel gracias a la exposición solar. Conocida como colecalciferol (D3), se obtiene principalmente del sol, aunque también se encuentra en alimentos como la yema de huevo y en suplementos.

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La Hormona del Sol: Más que Vitamina, un Regulador Vital

Solemos asociar la vitamina D con los rayos solares, pero ¿es realmente una vitamina o algo más? La respuesta es matizada. Si bien la denominamos vitamina D, y funciona como tal al regular diversos procesos en nuestro organismo, su obtención y su papel tras su síntesis la acercan más a una hormona que a una simple vitamina. Por lo tanto, no hay una única “hormona del sol”, sino que la exposición solar desencadena la producción de una prohormona que luego se transforma en la vitamina D activa.

La historia comienza con la exposición de nuestra piel a la radiación ultravioleta B (UVB) del sol. Esta radiación convierte el 7-dehidrocolesterol, un precursor presente en la piel, en colecalciferol, también conocido como vitamina D3. Este colecalciferol, en sí mismo, no es biológicamente activo. Es una prohormona, un precursor que necesita ser modificado para ejercer sus funciones.

Tras su síntesis en la piel, el colecalciferol viaja al hígado, donde se transforma en calcidiol (25-hidroxivitamina D). Posteriormente, en los riñones, se produce la conversión final a calcitriol (1,25-dihidroxivitamina D), la forma activa de la vitamina D. Es este calcitriol, el producto final de este proceso hormonal, el que realmente actúa como una hormona esteroidea, uniéndose a receptores específicos en las células de diferentes órganos y tejidos.

Esta compleja cascada de transformaciones explica por qué, a pesar de su clasificación como vitamina, la vitamina D se comporta más como una hormona. Su producción es regulada por la exposición solar, un factor externo, y una vez activa, el calcitriol influye en una amplia gama de funciones corporales, incluyendo:

  • Salud ósea: Regula la absorción de calcio y fósforo, esenciales para el crecimiento y mantenimiento de huesos fuertes y sanos. La deficiencia de vitamina D puede llevar a raquitismo en niños y osteomalacia en adultos.
  • Sistema inmunitario: Modula la respuesta inmunitaria, contribuyendo a la protección contra infecciones. Un nivel adecuado de vitamina D se asocia con una menor susceptibilidad a enfermedades autoinmunes.
  • Salud cardiovascular: Estudios sugieren una relación entre los niveles de vitamina D y la presión arterial, así como el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Salud muscular: La vitamina D juega un papel en la función muscular y la fuerza.

En resumen, aunque popularmente se la conoce como “la vitamina del sol”, la correcta denominación debería reflejar su complejo proceso de producción y su función hormonal. En vez de “hormona del sol”, podríamos considerarla un precursor hormonal activado por el sol, cuyo producto final, el calcitriol, es la verdadera hormona que regula múltiples funciones vitales. Por lo tanto, la exposición solar adecuada y una dieta rica en vitamina D son cruciales para mantener los niveles óptimos de este vital regulador.