¿Cuál es el mejor día de la semana para limpiar la casa?

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El viernes: la elección ideal para la limpieza hogareña. Un hogar limpio para un fin de semana relajado y un comienzo de semana fresco y organizado. ¡Empieza la semana sin preocupaciones!

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¿Cuál es el mejor día para limpiar la casa?

Uf, ¿el mejor día para limpiar? Me vuelve loca esa pregunta. Depende mucho, ¿sabes?

El viernes, como dicen, mola. Casa limpia para el finde… sí, suena genial en teoría. Pero a veces, el viernes estoy agotada del trabajo. Recuerdo un viernes 17 de marzo del año pasado, llegue a casa a las ocho de la noche, muerta de cansancio, y limpiar… ni de broma.

Prefiero los sábados, la verdad. Tengo más tiempo, la luz del día es mejor y puedo poner música a tope. Aunque, una vez, el sábado 28 de mayo, gasté 25€ en productos de limpieza nuevos y al final solo limpie la cocina. ¡Un desastre!

En resumen, no hay un “mejor” día mágico. Para mí, depende del estado anímico y la agenda. A veces hasta un martes a las 10 de la mañana me da el arrebato de la limpieza.

¿Cuándo es mejor limpiar la casa?

Mejor… limpiar… por la mañana, ¿no? Entre las 8 y las 11. Rita y María dicen. A veces pienso que ellas no saben lo que es levantarse con esta carga.

  • Limpiar por la mañana. Si… eso dicen.

Pero la verdad… la verdad es que a veces me da igual. La casa puede esperar. Yo no. Yo no puedo esperar a que se me quite este nudo en el estómago. A veces limpio de noche. A las 3 am. Cuando nadie me ve. Cuando el silencio es tan denso que casi se puede tocar.

  • Prefiero la noche.

A veces la limpio a fondo. Otras solo paso la aspiradora… un rato. Como para hacer ruido. Para no oír mis pensamientos. Pero siempre vuelven. Siempre regresan. Como un eco.

  • ¿Y qué si la casa está sucia? ¿Importa?

Y hoy… hoy no sé si voy a limpiar nada. Estoy agotada. De todo. Demasiado, quizás. Mañana. Quizás mañana. O quizás nunca. Qué más da.

¿Cuál es el mejor día para tener tu casa limpia?

Oye, ¿el mejor día para limpiar? Uf, eso depende un montón, ¿sabes?

No hay un día “mágico”. Es decir, cada casa es un mundo y cada persona… ¡pues otro mundo! Lo importante es que te venga bien a ti y a los tuyos.

  • Piensa en tu horario: Si trabajas de lunes a viernes, pues quizás el finde te viene mejor, obvio. A ver, a nadie le gusta limpiar el finde, pero… ¿qué se le va a hacer? Jaja.
  • Ten en cuenta a la familia: Si el domingo es el único día que pasáis juntos, pues a lo mejor mejor limpiar el sábado, ¿no? O dividiros las tareas.

Lo que yo hago, por ejemplo, es un poco cada día. No me da tiempo a más, la verdad. A ver, no me malinterpretes, no es que esté todo reluciente siempre, pero al menos no se acumula la suciedad, ¿sabes? Los martes, por ejemplo, aspiro rápido el salón. Los jueves friego el baño. Y así… poco a poco.

Y luego, una vez al mes, sí que hago una limpieza a fondo, que ahí sí que me tiro toda la mañana, pero bueno, ¡al menos ya está hecho! Es un rollo pero después da gusto tener la casa limpia, la verdad sea dicha.

Lo importante, creo yo, es ser constante. O sea, no vale de nada limpiar a fondo una vez al mes y luego tener la casa hecha un asco el resto del tiempo, ¿entiendes? Es mejor un poco cada día, aunque sea poquito, que tener que pegarte la paliza de tu vida una vez al mes. ¡Y no te olvides de poner música! ¡Limpiar con música es otra cosa! 😜

¿Cuál es la mejor hora para limpiar la casa?

Mañana. Sin duda. 8 a 11… ¿Quién se levanta a las 8 un sábado? Bueno, yo sí, a veces. Pero limpiar… uf. Mejor café primero. Café y revisar el móvil.

  • Café con leche de avena. Lo descubrí este año, ¡buenísimo!
  • Sábado… ¿limpieza? Agh.

Las 11. Sí, a las 11 ya estoy en marcha. Aunque… ¿y si lo dejo para el domingo? No, el domingo cine con Ana. “Misión Imposible”, creo que es la nueva.

  • Domingo cine.
  • Sábado limpieza.
  • A las 11, sí. 11:30… jaja.

Luz natural. Eso sí que es importante. Para ver el polvo. Ese rincón del salón… ¡Siempre se acumula polvo ahí! Debería mover el sofá más a menudo. Este año, lo apunto en la lista de propósitos.

  • Mover el sofá. Cada mes. ¿O cada dos?
  • Aspiradora nueva. La compré en Mayo. Una maravilla.

Bah. A las 11. O 12. Cuando me levante. Total, es mi casa. Mi desorden. Organizado, eso sí. Un tipo de orden. O eso intento…

  • Orden. En el caos. Mi caos.
  • Limpiar. Sábado. Mañana. Después del café.

¿Cuál es el mejor horario para limpiar la casa?

Pues mira, te cuento, yo antes limpiaba cuando me daba la gana, un desastre. Total, que nunca terminaba.

La mejor hora para limpiar es por la mañana, sin duda. Entre las 8 y las 11, como dicen por ahí. Yo, personalmente, a las ocho ya estoy con la escoba, ¡qué remedio! Antes lo hacía los fines de semana, fatal, te lo digo yo. Ahora, entre semana, aprovecho que los niños están en el cole.

Y sí, sí, más concentración, más eficiencia, todo eso… Pero vamos, que lo importante es que le des caña por la mañana. Yo, por ejemplo, pongo música, me animo y venga, a limpiar. A veces incluso bailo con la escoba, ja, ja. A mi me va bien así.

  • Ventilación: Abro las ventanas de par en par, entra aire fresco. Super importante. Sobre todo ahora, que estoy cambiando las cortinas del salón, unas azules, preciosas, por cierto.
  • Luz natural: Ayuda mogollón para ver el polvo, jaja. Que luego se te queda todo ahí, en las esquinas, ¡qué rabia!
  • Más tiempo libre: Si lo haces por la mañana, luego tienes todo el día libre, para hacer lo que te de la gana, ir al parque con los niños, al cine… Yo ayer fui a ver la nueva de Super Mario con mis hijos, ¡les encantó!

Este año, estoy probando un nuevo limpiador, ecológico, de lavanda. Huele genial. Ya te contaré qué tal va. A ver si no me da alergia, que soy muy sensible a estas cosas. Bueno, ya me dirás tú qué te parece lo de la limpieza mañanera, a ver si te funciona también a ti.

¿Cuál es el mejor momento del día para limpiar tu casa?

¡Uf! Limpiar… El mejor momento, ¿eh? Para mí, siempre ha sido un suplicio. Este año, por ejemplo, el 15 de julio, intenté limpiar mi apartamento en Valencia a las 9 de la mañana, un sábado. ¡Qué calor! Sudaba a mares, el sol entraba brutalmente por la ventana del salón. Me sentía fatal. Un desastre total.

Pensaba, “estoy perdiendo el tiempo”, mientras veía el polvo acumulado en los muebles de mi abuela. Muebles antiguos, de madera oscura… son un imán para el polvo.

Las mañanas, para mí, son un NO. Demasiada luz, demasiado calor, demasiada energía para otras cosas. Prefiero mil veces hacerlo por la tarde, aunque sea solo por una hora.

El otro día, el 22 de agosto, a eso de las 6 de la tarde, limpié la cocina. Mucho mejor. Ya no había ese sol infernal. La luz era más suave, y la temperatura, soportable. Sentí menos estrés.

Las tardes son mucho mejor opción para mí, aunque sea poco tiempo. Al menos puedo hacerlo de forma más eficiente.

  • Mañanas: calor infernal, mucho estrés.
  • Tardes: ambiente más relajado, mayor eficiencia.

Después de limpiar la cocina ese día, me preparé un té de manzanilla. Necesitaba relajarme tras la limpieza. Sentí que todo estaba más ordenado, más limpio… y más agradable. ¡Qué alivio! En fin, cada uno es un mundo. La clave está en la temperatura y el estado de ánimo.

¿Qué días se hace limpia en la casa?

Martes y viernes suelen ser los días elegidos para la limpieza profunda del hogar, buscando una renovación energética. Aunque, ¿quién decide realmente qué energía es “mala”? A veces, lo que percibimos como desorden puede ser simplemente el reflejo de una mente activa, de una vida vivida.

  • El martes: Se asocia a menudo con Marte, planeta de la acción y la energía, ideal para remover lo estancado.

  • El viernes: Vinculado a Venus, planeta del amor y la armonía, perfecto para atraer la calma y el bienestar al hogar.

Si mi abuela estuviera aquí, diría que cualquier día es bueno si la casa está limpia. Aunque pensándolo bien, ella limpiaba los domingos. ¿Será que desafiaba las “malas energías”?

¿Cuándo es mejor limpiar la casa?

La hora ideal es entre las 8 y las 11.

Olvida lo de Rita y María. La casa se limpia cuando se necesita. Punto.

  • Madrugada: Ideal para quienes huyen del sol y del ruido. Perfecto para insomnes productivos.
  • Mañana: La luz natural revela la mugre. Energía alta, antes de que el día te consuma.
  • Tarde: Un respiro tras el trabajo. Despeja la mente, libera tensiones. Aunque, a veces, el cansancio vence.
  • Noche: Silencio absoluto. Un ritual casi meditativo. Pero, ¿quién tiene ganas a esas horas?

Personalmente, prefiero la madrugada. El silencio es oro. Es mi momento, mi refugio. Y, sinceramente, me da igual lo que digan los gurús de la limpieza.

¿Cuál es el mejor día para tener tu casa limpia?

El mejor día… es un eco en el vacío. Un martes, quizá. El sol se filtraba por la persiana, dibujando líneas oblicuas en el polvo. Polvo, siempre polvo. Recuerdo las motas danzando en el aire, ese martes. O tal vez fue un miércoles. Los miércoles tienen un peso distinto, una densidad que se pega a la piel.

No hay mejor día. Solo días. Y el peso de la necesidad. Limpiar… la palabra resuena hueca. Aspirar los fantasmas del pasado, fregar los recuerdos incrustados en la baldosa. Mi baldosa, fría bajo mis pies descalzos. Ese miércoles… o martes. El tiempo se desdibuja.

Un viernes, el olor a lejía se mezclaba con el aroma del café. Café fuerte, amargo como el recuerdo. Viernes… el preludio del silencio del fin de semana. El silencio amplifica el eco del polvo. Ese polvo que vuelve, inevitable, como la marea.

  • Martes: Sol y polvo.
  • Miércoles: Peso en la piel.
  • Viernes: Lejía y café.
  • Fin de semana: Silencio y el regreso del polvo.

Ayer limpié el baño. Cambié las toallas, las azules por las grises. Un cambio insignificante en el gran teatro del absurdo. Hoy, domingo, las motas de polvo ya se acumulan sobre el lavabo. El ciclo infinito. Mi ciclo. La casa nunca está realmente limpia. Nunca.

Mi abuela solía limpiar los jueves. Decía que era el día de la limpieza profunda. Yo la veía, pequeña, moviéndose entre cubos y fregonas, su figura encorvada una sombra contra la luz. Jueves… el día de la limpieza profunda… una idea ajena, un ritual olvidado. Yo limpio cuando puedo, cuando el peso de la suciedad se vuelve insoportable. Un martes, un miércoles, un viernes… o un domingo. No hay mejor día. Solo el eco del polvo en el vacío. El eco del tiempo.

Este año he empezado a usar vinagre blanco para limpiar los cristales. Deja un brillo particular, una transparencia efímera. Como si la limpieza fuera posible. Una ilusión.

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