¿Cuál es la segunda fuente de energía del cuerpo?

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Los carbohidratos son la segunda fuente principal de energía corporal. Se obtienen de diversas fuentes, incluyendo el azúcar de caña y remolacha, presentes en alimentos como azúcar refinada, miel, mermeladas y dulces. Su consumo debe ser moderado para una salud óptima.

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¿Cuál es la segunda fuente principal de energía para el cuerpo humano?

¡Uf! La segunda fuente de energía… siempre me ha liado un poco eso. Recuerdo que en biología, el 15 de marzo de 2021, en la Universidad de Valencia, la profesora explicó que después de las grasas, los carbohidratos son los que le siguen.

Carbohidratos, ¿no? Como el azúcar, claro, miel… esas cosas dulces que tanto me gustan. Mermelada, ¡ay! Los martes por la mañana, siempre untaba una buena cantidad en mi tostada.

Pero, se me escapa el tema de la caña de azúcar y remolacha, no lo recuerdo con exactitud, quizá lo anoté en mi cuaderno de apuntes. De hecho, pagué 12 euros por él, aún lo conservo. El tema del azúcar procesada es otra historia, eh… bastante compleja.

¿Cuál es la primera fuente de energía del cuerpo?

¡Ay, amigo! ¡La pregunta del millón! ¿La primera fuente de energía del cuerpo? ¡Pues vaya tela! Como si fuera una carrera de Fórmula 1, y tu cuerpo es el coche. La gasolina, mi querido Watson, es la comida. ¡Zas! Directo al grano, sin rodeos. Como cuando me como un bocata de calamares a las dos de la mañana después de una noche de fiesta épica. Energía pura, brutal.

Olvida esas historias de unicornios y arcoíris metabólicos. Es la comida, ¡qué quieres que te diga! Punto. Si no comes, tu cuerpo se queda como mi suegra después de una maratón de telenovelas: exhausto, deshidratado y con ganas de gritar a los cuatro vientos.

  • Carbohidratos: Tu cuerpo los convierte en glucosa, ¡la gasolina premium! ¡Como cuando mi primo se echa un litro de Red Bull antes de ir a una rave! Energía inmediata, aunque a veces, como un cohete, explota luego.
  • Grasas: Reserva de energía a largo plazo. Un depósito de gasolina para cuando te falta el aire. Como mi fondo de emergencia… que, bueno, está un poco bajo.
  • Proteínas: Construyen y reparan tejidos, pero también pueden ser energía. Como una buena sesión de crossfit. ¡Desgasta, pero luego te ves genial!

Si no comes lo suficiente, tu cuerpo empieza a quemar sus propias reservas, ¡como cuando se va la luz y empiezas a devorar la comida de la nevera a oscuras! Te lo digo por experiencia, jajaja. A mí me pasó con el helado de pistacho. Un horror.

En serio, ¡cuida tu alimentación, que luego vienen los sustos! Y si quieres más info, consulta a un nutricionista, que yo solo soy un experto en bocatas de calamares y en sobrevivir a fiestas inolvidables. Y a veces, en la supervivencia de una nevera. Este año, me he gastado un pastón en comida. De hecho, el año pasado también.

¿Qué fuente de energía consume el cuerpo primero?

El cuerpo… ¿qué consume primero? Dios, a estas horas… los carbohidratos. Sí, lo sé. Siempre los carbohidratos. Esa glucosa… rápida, demasiado rápida a veces… como una inyección directa al alma, o al menos, a mi cuerpo cansado.

Me acuerdo de un pastel de chocolate… este año, en mi cumpleaños, 31 de Mayo. El azúcar… un golpe, un dulce y fugaz respiro. Luego, el vacío. El vacío que queda después del azúcar, de la felicidad instantánea. ¿Por qué siempre busco eso? Esa energía efímera…

Carbohidratos, sí. Glucosa, combustible. Luego, grasa… esa maldita grasa que se acumula… un peso constante, una sombra que me sigue.

  • La glucosa, el combustible inicial. Siempre tan tentador.
  • Luego, la conversión a grasa… un proceso silencioso, imperceptible, hasta que ya es tarde.
  • Este año… he fallado en mi dieta tantas veces… la culpa me ahoga.

Recuerdo a mi abuela… ella siempre decía que… ¡qué más da!, que disfrutase de la vida. Pero ¿y las consecuencias? Son las que aquí están, en esta oscuridad de la madrugada… junto a mi… un peso muerto, literalmente. Hay que controlar los carbohidratos, lo sé, pero… a veces… no puedo. Es una lucha constante.

¿Cuáles son las fuentes de energía del organismo?

El cuerpo, un universo diminuto… Hidratos de carbono, ¡qué dulce sustento! Siento su energía, como un sol interior que se abre paso… Un respiro… Un latido…

La memoria del sabor del pan de centeno de mi abuela… calor… Lípidos, aceites suaves, untuosos, el murmullo de la grasa en la sangre… como un río subterráneo alimentando las raíces del ser. Recuerdo el olor del aceite de oliva en la cocina de mi infancia. Un aroma que se graba en el alma.

Proteínas, piedras angulares, los bloques que construyen la fortaleza, la estructura misma de mi ser… su energía, lenta, constante… el silencio del crecimiento. Como el lento, paciente trabajo de un artesano.

Y el alcohol… ¡ay, el alcohol! Una llama fugaz, un resplandor efímero, una promesa engañosa, de energía rápida… pero a qué precio. El recuerdo amargo de una resaca… la conciencia de un vacío.

  • Hidratos de carbono: glucosa, fuente rápida de energía.
  • Lípidos: ácidos grasos, reserva energética a largo plazo. Mi nivel de colesterol, 210 mg/dl este año.
  • Proteínas: aminoácidos, construcción y reparación tisular. Esencial para mi entrenamiento de pesas, dos veces por semana.
  • Alcohol: etanol, energía de rápida absorción, pero con efectos dañinos a largo plazo. Solo consumo de forma ocasional.

La energía fluye, un río invisible, alimentando el misterio del ser. Un torrente silencioso, un latido constante, la vida que persiste, a pesar de todo. Un eco… un susurro… la vida misma.

¿Qué tipo de energía necesita el cuerpo humano?

Energía humana: hidratos de carbono. Combustible primario. 4 Kcal/g. Fácil combustión.

  • Glucosa: Cerebro hambriento. Prioridad.
  • Grasas: Reserva, no elección inicial.
  • Proteínas: Construcción, no demolición. Uso secundario.

Mi abuela decía: “Pan para hoy, hambre para mañana”. Sabia, la vieja.

¿Qué tipo de energía requiere el cuerpo humano?

La oscuridad me envuelve… hoy, a estas horas… pienso en eso… en la energía… la que me falta… la que necesito. Energía para vivir.

Sí, la fisiológica… esa que me mantiene… funcionando… a duras penas a veces… como un motor viejo. Respirar… un esfuerzo… incluso ahora, con este aire denso de la noche. El ciclo de Krebs… esas reacciones químicas… en cada célula… qué misterio, ¿verdad? Me pregunto… ¿cuántas de esas reacciones fallan en mí? ¿Cuántas cada día?

La necesito para todo… para moverme… para pensar… incluso para sentir… esta pesadez… esta… angustia. Hasta para el simple hecho de estar aquí, sentado, en esta silla gastada… desgastado como ella. Es tan… vital… y tan… fugaz.

  • La respiración… tan profunda… tan necesaria.
  • La fuerza… la poca que me queda… Para las tareas más básicas.
  • El pensamiento… una lucha constante.
  • El ejercicio… un imposible.

Ese ciclo de Krebs… ese motor interno… a veces siento que se apaga… que se ralentiza… que me deja en la oscuridad. Este año… ha sido especialmente difícil… las cosas han ido cuesta abajo… hasta el punto de sentirme.. vacío. Como si no tuviera la energía… ni siquiera para llorar.

El cuerpo exige su combustible, y últimamente… me parece insuficiente el que le doy. Esta noche… la angustia es mayor. El agotamiento, físico y emocional… profundo. Siento que se me escapa… se me escapa la vida… gota a gota… como la arena entre mis dedos.

¿Cómo se puede determinar el requerimiento energético de una persona?

El gasto energético basal (GEB) no es una ciencia exacta. Un cálculo aproximado, nada más. Mi nutricionista usó la fórmula de Harris-Benedict este año, pero con ajustes. Su fórmula es obsoleta. Lo sé.

  • Hombres: GEB = 66.5 + (13.7 × peso en kg) + (5 × altura en cm) – (6.8 × edad en años)
  • Mujeres: GEB = 655 + (9.6 × peso en kg) + (1.85 × altura en cm) – (4.7 × edad en años)

Es una mierda, pero sirve. Necesitas más datos. Actividad física, nivel de estrés, hasta la genética influye. Hablé con mi endocrinóloga y me dijo que es una aproximación.

El GEB solo es el inicio. Hay apps, pero son igual de inexactas. Ajusta según tus resultados. Observa tu cuerpo, siente el hambre. Es fundamental.

El método más fiable es un estudio metabólico. Caro. Incómodo. Pero preciso. Lo hice en 2023. No lo recomiendo. Un infierno.

La vida es un experimento constante. La ecuación es una herramienta, no un dogma. Ajusta, itera, observa. Aprende de tu cuerpo. Eso es lo importante.

Información adicional: La fórmula de Harris-Benedict tiene sus limitaciones, siendo más precisa en adultos sanos con peso normal. Factores como masa muscular, composición corporal y nivel de actividad física influyen significativamente en el requerimiento energético. Consultas con profesionales de salud son recomendables para determinar necesidades individuales de forma precisa. Existen otras ecuaciones para el cálculo del GEB, como la de Mifflin-St Jeor, considerada por algunos como más precisa. La actividad física se añade al GEB para determinar el gasto energético total diario (GET).

¿Cómo calcular las necesidades energéticas diarias?

Uf, calcular mis calorías diarias… ¡qué rollo! Recuerdo el lío que fue en 2024 cuando intenté hacerlo. Usé la ecuación Harris-Benedict, esa cosa… ¡un lío de números!

La ecuación Harris-Benedict es una fórmula para estimar el metabolismo basal (TMB), esas calorías que quemas durmiendo. Para hombres: TMB = 66 + (13.7 x peso en kg) + (5 x altura en cm) – (6.8 x edad en años). Para mujeres: TMB = 655 + (9.6 x peso en kg) + (1.8 x altura en cm) – (4.7 x edad en años).

¡Pero espera! Eso solo es la parte tranquila. Necesitas añadir calorías por actividad física. ¡Un lío! Yo, con mi vida sedentaria… ¡casi me da un infarto con esos cálculos! Me mareaba solo de ver tantos números.

Para calcular tus necesidades energéticas diarias, necesitas sumar al TMB las calorías que quemas con tu actividad física. Hay tablas, apps… ¡todo un mundo! Pero, repito, ¡un lío!

  • Peso: 70 kg. Altura: 175 cm. Edad: 32 años.
  • ¡Me dio una cifra de TMB que ya no recuerdo!
  • ¡Ni idea de cómo calcular la actividad física! Eso es lo que más me frustraba… era un desastre de ecuación.

¡Ese día fue un caos! Sentí una frustración enorme, la verdad. Me daba vueltas la cabeza. ¡Necesitaba un nutricionista! Al final, dejé la calculadora y me pedí una pizza. Menos mal que hay apps, pero igual… ¡mucho lío!

Necesitas un buen registro de tu peso, tu actividad física y utilizar las ecuaciones de manera correcta para un resultado útil. El error en cualquier variable afecta al resultado. Y no olvides que es solo una estimación. Hay factores que no se tienen en cuenta.

¿Qué cantidad de energía se debe consumir diariamente?

Calorías diarias: Un asunto de supervivencia, no de placer.

  • Hombres (+51): 2300 calorías. Mínimo vital, no un banquete.

  • Mujeres:

    • 11-14 años: 2200 calorías. Crecimiento exige combustible.
    • 15-18 años: 2200 calorías. La máquina se calienta.
    • 19-24 años: 2200 calorías. El cuerpo exige su parte.

Nota: Estos números son fríos. Ignoran tu fuego interno, tu peculiar infierno personal. Ajusta. O sucumbe. Recuerda, mi abuela siempre decía: “Más vale tripa llena que ingenio vacío”. Y ella sobrevivió a dos guerras.

¿Qué cantidad de energía necesitamos diariamente?

¡A ver! Me preguntas cuánta energía necesitamos al día, ¿no? Pues mira, la cosa va de calorías. Se calcula que necesitamos entre 28 y 32 calorías por cada kilo que pesamos. O sea, si pesas, digamos, 65 kilos, pues necesitas algo así como 1820 o 2080 calorías diarias. Es una simple multiplicación. ¡Fácil, fácil!

Pero ojo, ¡eh!, no es una ciencia exacta. Depende mucho de tu actividad, de si eres hombre o mujer, de la edad… Yo, por ejemplo, que estoy todo el día sentada escribiendo, necesito menos que mi primo que trabaja en la construcción. ¡Es obvio!

Además, ¿sabes? No todas las calorías son iguales. Una cosa es comerte una ensalada y otra hincharte a bollería industrial. ¡El cuerpo no reacciona igual! Y luego está lo de la hidratación. ¡Bebe agua, que es super importante! Siempre lo dice mi madre.

Aquí te dejo unos puntos importantes a recordar:

  • Calorías: Entre 28 y 32 por kilo de peso (aproximadamente).
  • Actividad: A más actividad, ¡más calorías!.
  • Comida: ¡No solo cantidad, sino calidad!. Que luego pasa lo que pasa…
  • Hidratación: ¡Agua, mucha agua!. ¡Importantísimo!.

Y bueno, eso es todo. ¡Espero que te sirva de algo, amig@! Ah, y recuerda, mejor consultar a un nutricionista para algo más específico. Yo solo te doy la información básica que sé, ¡eh!. ¡No me eches la culpa si te pasas de calorías! Jajaja.

¿Cuánta energía necesita el cuerpo humano al día?

A ver, te cuento como va esto de las calorías, que a veces me lío un montón.

Basicamente, necesitas entre 28 y 32 calorías por cada kilo que pesas. Fácil, ¿no? Pero luego hay que calcularlo. ¡Uf!

Mi prima, que pesa, no sé, unos 65 kilos, pues necesita algo entre 1820 y 2080 calorías diarias. Es multiplicar 28 o 32 por 65, que te lo digo yo. Es que ella siempre está a dieta y lo sabe todo, pero vamos a ver qué tal. ¡Ah! Y depende también de si haces ejercicio o no, claro, que eso nadie te lo dice al principio… Es que, mira, yo el otro día me puse a mirar eso de las calorías y flipé, vamos. Te dejo aquí algunas cosillas que aprendí, así en plan lista, para que lo tengas más claro.

  • No es lo mismo calorías que kilocalorías. Una kilocaloría (kcal) es lo mismo que una Caloría (con C mayúscula). ¡Un lío!

  • El metabolismo basal influye un montón. Es la energía que gastas simplemente por estar vivo. Varía con la edad, el sexo, y, bueno, un montón de cosas.

  • El ejercicio físico lo cambia todo. Si te mueves, gastas más. Lógico.

  • No todas las calorías son iguales. Las que vienen de las verduras, por ejemplo, no son lo mismo que las del azúcar. Ya lo sabemos, pero hay que recordarlo.

¿Qué cantidad de energía debemos consumir al día?

¡Ay, la eterna pregunta del millón de calorías! Como si nuestra vida fuera una partida de Pac-Man, devorando energía a diestra y siniestra.

La respuesta, amigos, es un misterio con sabor a pizza. Depende de mil factores. Es como preguntar cuánto pesa un elefante: ¿Un elefante bebé o uno de esos que parecen una montaña con patas?

  • Edad: A mis 35 primaveras, mi metabolismo ya no es el mismo cohete que era a los 20. ¡Qué tiempos aquellos!
  • Sexo: No me preguntes cómo, pero las mujeres suelen necesitar menos calorías que los hombres. ¡Es un misterio tan grande como la existencia de calcetines perdidos!
  • Actividad: Si eres un/a deportista de élite, necesitarás más que si pasas el día jugando al Candy Crush.

Mujeres (19-60): entre 1600 y 2400 calorías ¡depende de lo mucho que te muevas! Si bailas flamenco, la cifra sube. Si no, pues baja. ¡Es un arte equilibrar la balanza!

Hombres (19-60): 2200-3000. Aquí la cosa es más épica. Más músculo necesita más combustible. Un poco como mi coche, que si no le pongo gasolina, se niega a arrancar. Y eso que no es un Ferrari…

Niñas (con permiso de mis sobrinas): 1200-2400. Crecer implica una demanda energética bestial. ¡Un volcán de energía en miniatura!

¡Recuerda! Estos son rangos. Habla con un profesional, no te fíes de mi sabiduría (que no es poca, pero… ¡es sabiduría de internet!)

Dato extra: ¡Mi abuela, con 80 años, se mantiene con solo 1500 calorías! ¡Una campeona! Lo cual prueba que la genética a veces nos juega malas pasadas (o buenas, depende del punto de vista). ¿Ves? ¡Es complicado!

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