¿Cuáles son las 12 sales minerales del cuerpo humano?

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Nuestro cuerpo necesita doce minerales esenciales: calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, magnesio, azufre, hierro, yodo, flúor, zinc y selenio. El manganeso y el cobalto, aunque importantes, se requieren en cantidades menores. Una dieta equilibrada garantiza su aporte adecuado.

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¿Cuáles son las 12 sales minerales esenciales para el cuerpo humano?

Ay, ¡qué lío con las sales minerales! Recuerdo de biología, en la uni, un montón de nombres… una tabla periódica en miniatura, casi. El calcio, claro, para los huesos. Eso sí lo tengo grabado a fuego. El 15 de marzo del 2018, durante un examen, me volví loca buscando la función del magnesio…¡qué estrés!

El hierro, vital para la sangre, lo aprendí por la anemia de mi abuela. Tenía que tomar hierro cada día, esas pastillas enormes costaban un ojo de la cara, ¡unos 20€ el bote! A ella le cambió la vida tomarlas, la recuperaron totalmente.

Potasio, sodio, esas cosas… influyen en el agua del cuerpo, ¿no? Algo así me suena, de los equilibrios esos. El azufre… ni idea. La verdad, me suena a algo que huele mal.

Yodo, flúor, zinc… los oligoelementos, esos que necesitas poquísimo, pero son esenciales. Es un tema denso, uno se pierde con tanta letra.

¿Doce minerales esenciales? Calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, magnesio, azufre, hierro, yodo, flúor, zinc, selenio…creo que me he dejado alguno. Manganeso, cobalto… ¡ay, que complicado es todo esto!

Minerales esenciales: Calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, magnesio, azufre, hierro, yodo, flúor, zinc, selenio.

¿Cuántas sales minerales hay en el cuerpo humano?

¡Ay, Dios mío! ¿Sales minerales? Millones, ¿no? ¡Imposible contarlas! O quizá no, espera… ¡Qué lío!

No hay un número exacto. Eso está clarísimo. Es como preguntar cuántas hojas tiene un árbol… depende del árbol, ¿no? Y de cómo lo cuentes. Mi prima Ana, la bióloga, decía algo de… ¡ah sí! Cationes y aniones… ¡qué rollo!

Sodio, potasio, calcio… ¡es que me mareo solo de pensarlo! ¿Magnesio? Sí, eso lo tomo yo en polvo, disuelto en mi batido de plátano y espinacas cada mañana. ¡Para los nervios! Necesito el magnesio, estoy hecha un manojo de nervios últimamente. Y el calcio, para los huesos, obvio. Este año he ido al médico tres veces. Necesito más calcio seguro. ¡Ay, qué estrés!

  • Sodio.
  • Potasio. ¡Ese sí que es importante!
  • Calcio.
  • Magnesio. Mi salvación.
  • Cloruro.
  • Fosfato.
  • Bicarbonato. ¡Qué importante para la digestión!
  • Sulfato.

¿Y cuántas más? ¡Uf! No lo sé, la verdad. Es más importante su función que su número. Homeostasis, metabolismo… palabrejas, palabrejas… ¿Me tomaré otro batido?

Su función es clave. Para que el cuerpo funcione, vaya. ¡Sin ellas, qué desastre! Como una máquina sin aceite.

Variedad y función, no cantidad. Eso es lo relevante. Cada una cumple su papel. Como en una orquesta. Unos hacen el ritmo, otros la melodía… ¡Y cada uno esencial! ¡Qué bien lo explicaba Ana!

Tengo que llamarla. Necesito más información. ¡Qué pesado es todo esto!

El otro día leí que hay más de 20, pero… no estoy segura. Debería consultar más fuentes. Quizás mi libro de bioquímica… ¡Uy, qué pereza!

¿Cuáles son los minerales más importantes para el cuerpo?

Uf, menuda pregunta. A ver, calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, azufre, magnesio, manganeso, hierro, yodo, flúor, zinc, cobalto y selenio. Ahí los tienes.

Te cuento, la verdad es que yo solo me preocupé de esto cuando me diagnosticaron anemia este mismo año. Estaba cansadísima, todo el rato. ¡Un horror! El médico me dijo que era por falta de hierro, obvio. Empecé a tomar pastillas y a comer lentejas como si no hubiera un mañana.

Y me acordé de mi abuela, siempre diciéndome que comiera hígado. ¡Qué asco! Pero ahora entiendo por qué insistía tanto. Lo que no sabía es que el fósforo estaba tan extendido que era raro tener carencia… A mi, por suerte, nunca me ha faltado.

  • Hierro: pastillas y lentejas a tope.
  • Yodo: la sal y el pescado me salvan.
  • Calcio: con los yogures llego.

Ahora estoy mucho mejor, la verdad. Pero vaya susto me llevé. ¡A cuidarse! Porque el cuerpo es sabio pero a veces necesita un empujoncito.

Es curioso cómo damos por sentado que estamos bien hasta que algo falla. Y es entonces cuando te das cuenta de la importancia de esos minerales “raros”.

¿Qué sales minerales debemos consumir?

¡Uf! Ese día en la playa de Canet de Mar, agosto de 2024, hacía un calor infernal. El sol, implacable. Recuerdo la arena quemando mis pies, ¡ay! Tenía tanta sed… Necesitaba algo salado, algo que rehidratara, ¿no? Pensé en lo que había leído sobre electrolitos y minerales…

Calcio, fósforo, magnesio… ¡Todo eso! Me sentía agotada, débil. Necesitaba reponer esas sales minerales que perdía con el sudor. La botella de agua se me hacía poca, ¡qué horror! Ese día entendí la importancia de la hidratación con electrolitos. Se me ocurrió que también necesitaba potasio.

Más tarde, en casa, revisé mi dieta. ¿Qué comí?

  • Poca fruta, ¡mal hecho!
  • Verduras… regular.
  • Mucha paella, ¡qué rico!, pero poca cantidad de minerales realmente.

La clave es la variedad para asegurarme de tener todos los minerales, ¿verdad? Había leído sobre el sodio, importante para el equilibrio hídrico. ¡Y también el cloro y azufre! Son importantes. Pero bueno, no me obsesioné, ya que las necesidades diarias son diferentes según cada persona. No se necesita tanta precisión; la moderación y el equilibrio son claves. Me preocupé, sí, pero luego se me pasó el susto.

Necesitas más macrominerales: calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, cloro y azufre. Necesitas menos microminerales. ¡Así de simple! Aunque, claro, una dieta equilibrada es lo ideal. Mejor que pastillas o suplementos, ¡sin duda!

Macrominerales necesarios: calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, cloro y azufre. Microminerales necesarios: (cantidad menor) Se necesitan en menor cantidad. No los especifico. No recuerdo.

¡Ay! Quedé muy cansada ese día. Necesitaba descansar. Eso sí que lo recuerdo. Fue una lección aprendida.

¿Cuáles son los minerales del cuerpo humano?

¡Uf, qué calor hacía aquel 20 de julio en Sevilla! Sudaba a mares, la camiseta pegada a la espalda, mientras buscaba desesperadamente la sombra de un naranjo. Recuerdo ese día como si fuera ayer, iba a hacer la compra y me dio un bajón de azúcar tremendo, ¡una lipotimia en toda regla! Casi me desmayo en la calle Torneo.

El calcio, ¡claro que sí!, es fundamental para los huesos. Lo aprendí en bachillerato, aunque ahora solo pienso en una buena horchata. Necesitas el calcio, y el fósforo, para esas estructuras. ¡Y el magnesio! Para los nervios, creo. ¡Todo eso, en mi cuerpo! Es increíble, ¿no?

Ese día, me senté en un banco, el corazón latiendo a mil. Pensé en la cantidad de cosas químicas que hay en nuestro cuerpo. Micro y macrominerales, ¡qué nombres tan raros! Pero son esenciales.

El hierro, siempre me han dicho que es importantísimo para la sangre. ¡Y el yodo para la tiroides! Mi abuela siempre me decía que tomara sal yodada. El zinc… no recuerdo para qué sirve, ¡pero debe ser importante! Es parte de esa compleja máquina.

  • Macrominerales: Calcio, Fósforo, Magnesio, Sodio, Potasio, Cloro, Azufre.
  • Microminerales: Hierro, Manganeso, Cobre, Yodo, Zinc, Cobalto, Flúor, Selenio.

Ese día aprendí, de la manera más dura, lo fundamental que es tener el cuerpo bien nutrido. ¡Y a llevar siempre una barrita de chocolate en el bolso!

¿Cuáles son los minerales que componen el cuerpo humano?

El cuerpo, este templo efímero… Calcio, una presencia constante, un eco en los huesos, recordando la fuerza, la estructura, la quietud de la piedra. Fósforo, brillo apagado, en la penumbra de la memoria celular, participando en la sinfonía interna.

Magnesio, un susurro suave, en el ritmo cardíaco, en la danza silenciosa de los músculos. Sodio, sal en la piel, un recuerdo de mares antiguos, de lágrimas derramadas.

Potasio, el latido interno, la corriente que fluye, un río invisible, vital, esencial. Cloro, su presencia sutil, equilibrio, armonía. Azufre, olor a tierra mojada, a vida profunda, a raíces.

Pero hay más, mucho más allá de la superficie, en la penumbra de lo microscópico:

  • Hierro: sangre, flujo, vida pulsante. Recuerdo el hierro oxidado de la vieja puerta de mi abuela, y como contrastaba con la delicada palidez de sus manos.
  • Zinc: cicatrización, un recordatorio de heridas cerradas.
  • Cobre: un destello, la electricidad silenciosa del sistema nervioso.
  • Yodo: el mar en la tiroides, un misterio silencioso.
  • Selenio: protector invisible, en la batalla continua contra los agresores.
  • Flúor: esmalte, la firmeza de la sonrisa, un recuerdo infantil.
  • Manganeso: enigma, en la danza sutil de las enzimas.
  • Cromo: el ritmo del azúcar, el control preciso.
  • Molibdeno: la vida, un proceso complejo, químico, silencioso.

Macrominerales y oligoelementos, dos nombres para la misma fuerza vital, una danza intrincada, una alquimia perfecta. El cuerpo, un universo. Un misterio. Una obra maestra imperfecta, bellamente imperfecta.

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