¿Cuando sube el azúcar sube la presión.?

0 ver

Sí, hay una relación entre el azúcar alta y la presión arterial. La diabetes puede dañar los riñones, dificultando la filtración de sangre, y endurecer los vasos sanguíneos, lo que contribuye a la hipertensión.

Comentarios 0 gustos

¿Cuándo sube el azúcar, sube la presión? ¡Ay, qué pregunta tan importante! Es algo que me preocupa mucho, la verdad. Recuerdo a mi abuela, que Dios la tenga en su gloria, luchando contra la diabetes. Verla sufrir, lidiar con las constantes subidas de presión… uff, fue horrible. Y sí, los médicos siempre nos decían lo mismo: el azúcar alta y la presión arterial, ¡como dos moscas pegadas a la pared! No se separan.

Es que, piénsenlo, ¿no es increíble cómo una cosa tan pequeña, como el azúcar que le echamos al café, puede tener un efecto tan grande en nuestro cuerpo? Parece mentira, ¿verdad? La diabetes, según me explicaron, puede dañar los riñones, ¡como si fueran un filtro viejo y atascado! Les cuesta trabajo filtrar la sangre, y esa sangre, con la presión alta, empieza a golpear las paredes de las venas y arterias con más fuerza… como martillazos, ¡imagínense! Y eso, claro, las endurece. Es como si se fueran poniendo tiesas, duras como piedras. ¡Qué miedo!

Dicen que… creo que leí algo por ahí… que un porcentaje altísimo de diabéticos sufren de hipertensión. No recuerdo el número exacto, algo así como… el 70%, ¿o era el 80%? No sé, la cifra se me escapa. Pero lo importante es que es un porcentaje MUY alto, casi la mayoría, y eso sí lo recuerdo perfectamente. Eso me impactó. Es una realidad que nos afecta a muchos, y no debemos ignorarla.

Por eso, cuidar nuestra alimentación es fundamental. Yo, desde que perdí a mi abuela, cuido mucho más lo que como. Evito los dulces, el azúcar refinada… bueno, alguna excepción me permito, ¿quién puede resistirse a un trocito de pastel de vez en cuando? Pero lo hago con consciencia, con cuidado, pensando en mi salud y en lo que me enseñó la experiencia con mi abuela. Porque sí, se puede vivir con diabetes, pero hay que luchar día a día. Y vigilar la presión, claro. Es una lucha constante, pero necesaria.