¿Cuántas veces al año tiene celo un gato macho?

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Los gatos machos no tienen un celo como las hembras. En lugar de ciclos reproductivos regulares, su interés sexual se incrementa en primavera y otoño, respondiendo a las feromonas de las gatas en celo. Esta mayor actividad sexual no es un celo cíclico.

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El Mito del Celo en el Gato Macho: Un Comportamiento, No un Ciclo

A diferencia de la creencia popular, los gatos machos no experimentan “celos” en el mismo sentido que las hembras. Mientras que las gatas presentan ciclos de estro predecibles a lo largo del año, los machos no tienen un ciclo reproductivo regular. Su actividad sexual, en realidad, es un comportamiento estimulado por factores ambientales y hormonales, principalmente la presencia de feromonas de gatas en celo.

Es común escuchar hablar del “celo del gato macho”, pero esta afirmación es imprecisa. No existe un período fisiológico definido como un “celo” en el macho. Lo que sí observamos es un aumento en su libido, particularmente durante la primavera y el otoño. Estos períodos de mayor interés sexual coinciden con las épocas en las que las hembras son más receptivas al apareamiento, lo que incrementa la probabilidad de reproducción.

Este incremento en la actividad sexual se debe a la detección de feromonas de las gatas en celo a través de su agudo sentido del olfato. Estas feromonas actúan como señales químicas, activando el sistema hormonal del gato macho y estimulando su comportamiento de cortejo, incluyendo vocalizaciones (maullidos fuertes y prolongados, a menudo descritos como “cantos”), marcado de territorio con orina (a menudo con un olor más intenso y penetrante) y una mayor búsqueda de hembras receptivas.

En resumen, la conducta sexual del gato macho es más bien una respuesta a estímulos externos, principalmente las señales químicas de las gatas en celo, que un proceso cíclico interno como el celo de la hembra. No hay un número específico de “celos” al año, sino fluctuaciones en su deseo sexual impulsadas por la presencia de hembras en estado receptivo y las condiciones ambientales. Entender esta diferencia es crucial para comprender mejor el comportamiento reproductivo de los felinos y gestionar adecuadamente su salud reproductiva. Si su gato macho presenta un cambio significativo en su comportamiento, siempre es recomendable consultar a un veterinario para descartar cualquier problema de salud subyacente.