¿Dónde se absorbe más la vitamina D?

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La mayor parte de la vitamina D, alrededor del 80%, se absorbe en el yeyuno, siendo el duodeno una zona de absorción secundaria. Tras la ingesta, tanto el ergocalciferol como el colecalciferol se unen a una proteína transportadora para llegar al hígado.
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La Absorción de la Vitamina D: Un Viaje desde el Intestino hasta el Hígado

La vitamina D, esencial para la salud ósea, la función inmunológica y la regulación de diversos procesos metabólicos, no se obtiene únicamente de la dieta. Su síntesis en la piel, gracias a la exposición a la luz ultravioleta B (UVB), representa una fuente importante. Sin embargo, independientemente de su origen (dieta o síntesis cutánea), la absorción de la vitamina D sigue un camino específico en nuestro sistema digestivo. Contrario a la creencia popular de una absorción difusa, la mayor parte del proceso se concentra en una región específica del intestino delgado.

Se ha establecido que el yeyuno, la sección media del intestino delgado, es el principal sitio de absorción de la vitamina D, responsable de aproximadamente el 80% de su incorporación al organismo. Este segmento del intestino se caracteriza por su gran superficie de absorción, gracias a las vellosidades y microvellosidades intestinales que maximizan el contacto con los nutrientes. La estructura especializada del yeyuno facilita la eficiente captación de las formas de vitamina D, tanto el ergocalciferol (D2), derivado de fuentes vegetales, como el colecalciferol (D3), obtenido de fuentes animales y producido por la piel.

Si bien el yeyuno es el protagonista indiscutible en la absorción de la vitamina D, el duodeno, la primera parte del intestino delgado, también juega un rol, aunque secundario. Este segmento contribuye a la absorción de una parte menor de la vitamina D, complementando la función principal del yeyuno.

Una vez absorbidas, tanto el ergocalciferol como el colecalciferol no viajan libremente por el torrente sanguíneo. En lugar de ello, se unen a una proteína transportadora específica, la proteína fijadora de vitamina D (DBP). Esta unión es crucial, ya que protege la vitamina D de su degradación y facilita su transporte a través del sistema circulatorio hasta su destino final: el hígado. En el hígado, la vitamina D sufre una serie de modificaciones metabólicas antes de ser finalmente transformada en su forma hormonalmente activa, el calcitriol (1,25-dihidroxivitamina D3), en los riñones.

En resumen, la absorción de la vitamina D es un proceso altamente eficiente, con el yeyuno como principal actor, complementado por la contribución del duodeno. La posterior unión a la DBP y el transporte al hígado marcan el inicio de una compleja cascada metabólica que culmina en la producción de la forma activa de la vitamina, vital para el mantenimiento de la salud. Comprender esta fisiología nos ayuda a apreciar la importancia de una dieta equilibrada y una exposición solar adecuada para garantizar niveles óptimos de esta vitamina esencial.