¿Por qué unas personas tienen más resaca que otras?

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Algunas investigaciones sugieren que la predisposición a sufrir resacas intensas podría estar ligada a una variante del gen ALDH2. Este gen influye en la descomposición del alcohol, transformándolo en acetaldehído, un compuesto que juega un papel fundamental en la aparición de los síntomas típicos de la resaca. Por lo tanto, la genética podría ser un factor determinante.

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La Resaca: ¿Cuestión de Suerte o de Genética? Desentrañando el Misterio de la Variabilidad

La mañana siguiente a una noche de celebración suele ser un campo de batalla para muchos. La resaca, ese conjunto de síntomas desagradables que van desde el dolor de cabeza punzante hasta las náuseas debilitantes, es una experiencia universalmente detestada. Pero, ¿por qué mientras algunos se levantan como si nada hubiese pasado, otros yacen postrados, jurando jamás volver a tocar una gota de alcohol? La respuesta, como suele suceder en biología, es compleja y multifactorial, pero la ciencia está arrojando luz sobre algunos factores clave que podrían explicar esta disparidad.

Más allá de la cantidad de alcohol consumido, la velocidad a la que bebemos, o incluso el tipo de bebida elegida, existen elementos intrínsecos a cada individuo que modulan la severidad de la resaca. Uno de los factores que está ganando cada vez más peso en la investigación es la genética.

Si bien todos sabemos que el hígado es el principal responsable de metabolizar el alcohol, el proceso es mucho más intrincado de lo que parece. La metabolización del alcohol se realiza en dos pasos enzimáticos principales. Primero, la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) convierte el etanol en acetaldehído. Luego, la enzima aldehído deshidrogenasa (ALDH) convierte el acetaldehído en acetato, una sustancia menos tóxica.

Aquí es donde entra en juego la variante del gen ALDH2. El acetaldehído, ese intermediario entre el alcohol y el acetato, es un compuesto altamente tóxico que se cree juega un papel crucial en la aparición de los síntomas típicos de la resaca. Una variante menos eficiente del gen ALDH2, que afecta la funcionalidad de la enzima aldehído deshidrogenasa, puede provocar una acumulación de acetaldehído en el organismo.

¿Qué significa esto en la práctica? Imagina una fábrica que produce acetato a partir de acetaldehído. Si la maquinaria (la enzima ALDH2) está funcionando al máximo, la producción es rápida y el acetaldehído se elimina rápidamente. Sin embargo, si la maquinaria está defectuosa o funciona más lentamente (debido a la variante genética), el acetaldehído se acumula, causando un daño mayor.

Por lo tanto, las personas con una variante menos eficiente del gen ALDH2 son más susceptibles a experimentar resacas más intensas debido a la mayor exposición a este tóxico compuesto. Esta variante genética es particularmente prevalente en poblaciones del este de Asia, lo que podría explicar por qué algunas personas de ascendencia asiática experimentan enrojecimiento facial y malestar intenso incluso con pequeñas cantidades de alcohol.

Sin embargo, es crucial recalcar que la genética es solo una pieza del rompecabezas. Otros factores, como la deshidratación, la falta de sueño, la inflamación, la edad, el sexo y la interacción con otros compuestos presentes en las bebidas alcohólicas (como congéneres), también juegan un papel importante en la severidad de la resaca.

En conclusión, si te preguntas por qué tu amigo parece inmune a las resacas mientras tú te retuerces de dolor, la respuesta podría estar en tus genes, específicamente en la eficiencia con la que tu cuerpo descompone el alcohol. Aunque no podemos cambiar nuestra predisposición genética, entenderla nos permite tomar decisiones más informadas sobre nuestro consumo de alcohol y adoptar medidas preventivas para minimizar los efectos de la resaca. La ciencia de la resaca sigue evolucionando, pero la creciente comprensión del papel de la genética en este proceso nos acerca un paso más a la búsqueda de soluciones efectivas para este flagelo post-celebración.