¿Qué es bueno para la impulsividad?
¡Uf, la impulsividad! Sé lo frustrante que puede ser. Para mí, establecer metas pequeñas y darme premios cuando las alcanzo funciona de maravilla. También, cuando siento que voy a explotar, respiro hondo y me doy unos minutos para pensar antes de actuar. Y si nada de eso funciona, ¡no dudaría en buscar ayuda profesional! A veces, necesitamos una mano amiga para entendernos mejor.
¿Qué es bueno para la impulsividad? Ay, Dios mío, ¿quién no se ha sentido alguna vez presa de esa fuerza incontrolable? Esa urgencia por actuar sin pensar, ¿verdad? Me conozco, sé lo frustrante que puede ser. Recuerdo una vez, ¡qué desastre!, compré un montón de cosas por internet, ¡un montón! Solo por ese impulso, sin pensar en el dinero, en si lo necesitaba… Luego, claro, el remordimiento, la culpa… un auténtico bajón.
Para mí, lo que mejor funciona, y lo digo con la experiencia de mis propios desastres, es establecer metas chiquititas, minúsculas casi. No me refiero a cambiar el mundo de golpe, ¿no? Cosas pequeñas, alcanzables. Como, por ejemplo, limpiar un cajón hoy, leer diez páginas de un libro mañana… Y ¡premio! Un capricho pequeño, un chocolate, una tarde de peli… algo que me guste mucho, que me recompense por ese esfuerzo, ese control sobre mis impulsos. Es como… un pequeño triunfo que me anima a seguir.
Y, por supuesto, la respiración. Cuando siento que esa olla a presión que llevo dentro está a punto de explotar, ¡uff!, me doy un respiro. Literalmente. Respiro hondo, cuento hasta diez, a veces hasta veinte… y me doy unos minutos, solo unos minutos, para pensar. ¿Realmente necesito hacer esto ahora? ¿O puedo esperar? A veces, solo con eso, la urgencia disminuye. Se calma la tormenta.
Pero vamos a ser realistas, ¿eh? No siempre funciona. Hay días… ¡qué te voy a contar!… días en que la impulsividad se apodera de todo y ni metas pequeñas ni respiraciones profundas, nada. Nada funciona. Y en esos casos, no hay vergüenza alguna en pedir ayuda. De verdad, no lo dudes. Buscar ayuda profesional no es una señal de debilidad, sino de inteligencia. A mí me lo enseñaron a las malas, pero aprendí. Es como cuando necesitas que un mecánico arregle tu coche, ¿no? Pues igual con la mente, a veces necesitamos una mano experta. Y eso no está mal. De hecho, es hasta necesario a veces. Al menos, a mí me lo ha parecido.
#Autocontrol:#Control#ImpulsividadComentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.