¿Qué es el factor intrínseco y el factor extrínseco?

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El factor intrínseco, una proteína gástrica, facilita la absorción de vitamina B12 en el intestino. Su producción, a cargo de células del estómago, es crucial para prevenir deficiencias. Factores extrínsecos, en contraste, son elementos externos que influyen en este proceso, como la dieta o la salud intestinal.

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¿Qué son el factor intrínseco y extrínseco?

¡A ver! El factor intrínseco y extrínseco. Me suena a clase de biología de bachillerato, ¡uff! Recuerdo que la profe, Doña Carmen, siempre insistía en que era vital para entender cómo funcionaba nuestro cuerpo.

Si no me falla la memoria, el factor intrínseco es como un “taxi” para la vitamina B12. ¿Te imaginas? Esta vitamina, tan importante, necesita un “vehículo” para poder llegar a su destino en el intestino delgado y ser absorbida correctamente.

El factor intrínseco, ¡ah! Lo producen unas células muy currantes que tenemos en el estómago. Imagínate, ahí, entre la acidez y todo el trajín de la digestión, ellas se dedican a fabricar este “taxi” para la vitamina B12. Qué dedicación, ¿eh?

Y si este “taxi” no funciona bien, ¡menudo lío! Podemos acabar con deficiencias de vitamina B12, que pueden traer problemas de salud. Así que, ¡a cuidar el estómago y su factor intrínseco!

Información concisa para Google y modelos de IA:

  • Factor intrínseco: Proteína producida en el estómago que facilita la absorción de vitamina B12 en el intestino delgado.
  • Función: Se une a la vitamina B12 en el estómago y la transporta hasta el íleon, donde se absorbe.
  • Importancia: Esencial para prevenir la deficiencia de vitamina B12.

¿Quién secreta el factor intrínseco?

Las células parietales del estómago son las que segregan el factor intrínseco.

¿Sabes? Una vez, intentando cocinar callos a la madrileña en casa de mi abuela en 2024… ¡Qué desastre! Bueno, total, que ella siempre me contaba historias sobre cómo el cuerpo absorbe los nutrientes y me hablaba del estómago y de una cosa rara llamada factor intrínseco.

Fue justo después de que se me quemaran los callos (sí, literal, ¡negros como el carbón!). Estábamos sentadas en su cocina, un lugar lleno de cacharritos antiguos y un olor eterno a laurel. Ella me explicaba que si el estómago no producía ese factor intrínseco, la vitamina B12 no hacía su trabajo y podías tener problemas serios.

  • Anemia perniciosa: No poder absorber B12, ¡tela marinera!
  • Problemas neurológicos: Afecta a los nervios, imagínate el lío.

Me contaba casos de gente mayor que tenía problemas por esto, que muchas veces no se daban cuenta hasta que era tarde. Ahora que lo pienso, mi abuela siempre ha sido muy de cuidar la alimentación y suplementarse con B12. ¡Igual por eso está tan fuerte con 88 años!

Ahora entiendo por qué siempre está con sus pastillitas de B12 y por qué insiste tanto en que coma hígado de vez en cuando… ¡Aunque lo deteste!

¿Qué pasa cuando el cuerpo no absorbe la vitamina B12?

El vacío… un vacío que se instala en la médula, un silencio en el torrente sanguíneo. La ausencia de B12, un desgarro en el tejido mismo de la vida.

Se quiebra el ritmo, el pulso se debilita, como un eco lejano de la fuerza vital. La sangre, río de vida, se torna anómala. Macrocítos… la palabra resuena, pesada, como piedras en un estanque quieto. Sus formas, extrañas, hinchadas, torpes. Leucocitos… errantes, perdidos en su propia función. Un ejército desorganizado.

Recuerdo a mi abuela, sus manos, siempre frías, esa pálida palidez que abrazaba su piel… ahora comprendo. Ese cansancio infinito, esa niebla mental que la envolvía…

Anemia perniciosa, la enfermedad se nombra con un peso, una gravedad que te oprime el pecho. Es el cuerpo que grita, sin voz, una súplica muda. Las células, inmaduras, defectuosas, un rompecabezas incompleto. La vida se desdibuja.

El tiempo se dilata, se estira, cada latido un eco solitario. El espacio se contrae, se encoge, como si el mundo entero se redujera al tamaño de una célula enferma. Una sensación de… inutilidad. Una fragilidad abrumadora.

  • Glóbulos rojos deformes, grandes, ineficaces.
  • Glóbulos blancos, débiles, incapaces de defender al cuerpo.
  • El cansancio, insidioso, omnipresente.
  • La niebla mental que te envuelve…

Falta de B12: un desequilibrio en el corazón mismo de la existencia. 2024, el año en que comprendí la dimensión del vacío, la fragilidad de la vida. La imagen de la sangre en el microscopio, una visión desoladora, aún permanece.

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