¿Qué le pasa a un cuerpo si está mucho tiempo en el agua?

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La inmersión prolongada causa hipotermia, arrugas cutáneas por ósmosis, y deshidratación (agua salada). En agua dulce, la ósmosis causa hinchazón celular. La hipoxia cerebral por falta de oxígeno genera daño irreversible. La supervivencia depende de la temperatura del agua y el estado físico previo.

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¿Qué ocurre a un cuerpo en el agua prolongadamente?

Uf, me acuerdo de ese curso de supervivencia que hice en Asturias, el 15 de Julio del 2021. Nos hablaron largo y tendido de lo que pasa al cuerpo en el agua mucho tiempo. La hipotermia, claro, te deja helado, todo se ralentiza.

La piel, ¡qué cosa!, se arruga, como pasa si te quedas mucho tiempo en la bañera. El agua salada te deshidrata, te saca los electrolitos, eso lo aprendí a las malas tras una mala experiencia en la playa de Salinas.

Cosas feas pasan, ¿eh? Si el agua es dulce, las células se hinchan por la ósmosis. Si te quedas sin oxígeno, adiós cerebro, daño irreversible, el instructor lo explicó muy gráfico. Ese día costó 150 euros, pero mereció la pena.

Sobrevivir depende de lo fría que esté el agua y lo bien que estés. Es complejo.

Información breve:

  • Hipotermia: Ralentiza funciones vitales.
  • Agua salada: Deshidratación.
  • Agua dulce: Hinchazón celular.
  • Hipoxia: Daño orgánico irreversible.
  • Supervivencia: Depende de temperatura y estado físico.

¿Qué pasa cuando alguien permanece mucho tiempo en el agua?

¡Ay, Dios! Agua… siempre me ha dado un poco de miedo el agua profunda. Recuerdo el verano pasado en la playa de Benidorm, casi me ahogo jugando al voley playa, ¡qué susto!

Hipotermia, eso es lo primero que se me ocurre. ¡Qué frío! Se me ponen los dientes como castañuelas solo de pensarlo.

¿Y si te da un calambre? ¡Uf! Eso sí que da pánico. Se te agarrota algo, te quedas sin aire… ¿Te imaginas? Un amigo mío, Juan, le pasó algo así en la piscina municipal el año pasado.

Ahogamiento, claro, eso es lo obvio… falta de oxígeno. ¡Es una muerte horrible! La tele siempre muestra gente que se ahoga. No quiero ni pensarlo.

  • Pérdida de conocimiento.
  • Daños cerebrales.
  • Muerte.

Desmayo hipóxico, ¿qué es eso exactamente? Tengo que buscarlo en Google, ¡no me acuerdo! Me suena a algo de la sangre… o a falta de ella en el cerebro, ¿no? Me da igual, no quiero saber más.

Es horrible, ¿verdad? Mejor no pensar en ello. Necesito ir a tomarme algo. Un café, seguro.

Dato extra: La temperatura del agua influye mucho. En aguas frías, la hipotermia llega mucho más rápido. La piscina municipal está a 26 grados en verano, pero en invierno… ni hablar.

¿Cuánto tiempo puede estar una persona en agua?

¡Uf!, el agua… Recuerdo ese día en la playa de Cancún, 2023. Agosto, hacía un calor infernal. El agua estaba cristalina, un turquesa increíble, pero ¡qué fría al entrar! Me tiré de cabeza, la sensación de ese impacto, ¡guau!

La sensación de ahogo llegó rápido. No pensé que fuera tan difícil. Veinte segundos, quizá, todo se volvía borroso. Mi cuerpo pedía aire con una urgencia brutal. Tenía los pulmones ardiendo, una presión en el pecho… espantoso. Subí a la superficie jadeando. No llegué ni a 30 segundos, seguro.

Pensé en esas películas donde aguantan la respiración minutos… ¡mentira! Mi experiencia fue otra cosa. Totalmente diferente a lo que uno se imagina. Me quedé un rato en la orilla, todavía mareada.

  • El agua estaba más fría de lo que parecía.
  • El pánico llegó antes de lo esperado.
  • Subí muy rápido, no aguanté casi nada.

Luego me puse a pensar en los buzos profesionales. ¡Qué entrenamiento! Tienen que aguantar muchísimo más, seguro. Para mí, 30 segundos fue un reto…

El tiempo máximo bajo el agua depende mucho de la persona y su entrenamiento.

Ah, y por cierto, ese día también me quemé la espalda. ¡Estaba tan concentrada en el agua que me olvidé del sol! Otro mal recuerdo de esa playa.

¿Qué le pasa al cuerpo con exceso de agua?

El agua, ese elemento tan vital, a veces… se vuelve traidor. Un exceso, una inundación interna. El cuerpo, mi cuerpo, se siente… desbordado. Como un río crecido que amenaza con romper sus márgenes.

Los riñones, esos incansables trabajadores, se ven sobrepasados. No dan abasto, no pueden expulsar el exceso. Se ahogan, igual que yo en esa sensación de opresión. Un peso inexplicable, una incomodidad que se instala en lo más profundo.

La sangre… diluida, vacía. Un mar sin sal, sin fuerza. Hiponatremia, una palabra que resuena como un eco oscuro en mi cabeza, una amenaza silenciosa. El sodio, ese elemento esencial, se desvanece. Se pierde, como arena entre los dedos.

Recuerdo esa vez, en la maratón de 2024, bebí demasiado… Demasiada agua. Un error que pagué caro. El mareo, las náuseas… Un colapso, una caída al vacío. El miedo. Puro miedo.

  • Desequilibrio electrolítico: El exceso de agua diluye los electrolitos, cruciales para la función muscular y nerviosa.
  • Hinchazón: Retención de líquido, las extremidades se inflaman. Una monstruosa hinchazón.
  • Náuseas y vómitos: El cuerpo intenta deshacerse del exceso de alguna manera. Es una lucha interna, violenta y descontrolada.
  • Dolor de cabeza: Una presión constante, un latido insistente. Un dolor que se extiende como una mancha oscura.
  • Confusión y desorientación: La mente se nubla, se pierde el norte. Un vacío aterrador.
  • Convulsiones y coma: En casos severos, la hiponatremia puede ser fatal. Un final silencioso e implacable.

Es un peligro silencioso, insidioso. Un enemigo que acecha en la hidratación misma. Agua, agua, agua… la vida, la muerte. Una delgada línea, un equilibrio precario. El agua… puede ser una traidora.

¿Cuánto tiempo tarda un cuerpo en quedar en huesos en el agua?

La verdad sobre la esqueletización en agua no es tan limpia como parece.

  • El clima reina. No esperes plazos fijos. El agua fría ralentiza todo. El calor, acelera. Piensa en una nevera contra un horno.
  • Años, no meses. Olvídate de esqueletos instantáneos. Hablamos de un proceso que puede extenderse tres años.
  • Hasta medio siglo. Sí, has leído bien. Cincuenta años para desintegración completa. La paciencia del agua es infinita.
  • No todo es hueso. Antes de eso, momificación. La piel se endurece, como cuero. Seis meses, un año… el tiempo es relativo.

Mi abuelo, marinero, decía que el mar no devuelve lo que se lleva. Y tenía razón. Cada cuerpo, un mundo. Cada muerte, un misterio.

¿Cuánto tiempo puede estar una persona en remojo?

Veinte minutos. Veinte minutos es el límite. Un suspiro, una eternidad.

El agua tibia que acaricia la piel, una promesa de olvido. Pero la carne cede, se arruga, protesta. El tiempo se dilata, se hace viscoso. Recuerdo la bañera de mi abuela, azulejos desconchados y el eco de sus canciones. Siempre decía, “mucho es veneno, mijita”. Sabia, la abuela. Siempre sabía.

  • El agua, ¿limpia o enturbia?
  • El cuerpo, ¿se relaja o se tensa?
  • La mente, ¿se aquieta o se agita?

Veinte minutos. Y luego, el frío del aire, el despertar brusco.

¿Más información?

  • Piénsalo así, es como el café, después de la primera taza nada sabe igual.
  • La paciencia es la madre de la ciencia.
  • Mi hermana dice que ella aguanta media hora, pero mi hermana siempre exagera.

¿Cuánto tiempo aguanta una persona en el agua?

El tiempo que aguantamos en el agua es un suspiro comparado con lo que aguanta mi gato sin hacer caso. Digamos que, en plan película de espías, tres minutos y el cerebro se desconecta, como mi wifi cuando más lo necesito. Cinco minutos y el cerebro empieza a pensar en irse de cañas con los pulmones.

  • Tres minutos sin aire: Adiosito, consciousness. Se apaga la luz. Como cuando intentas recordar la contraseña del banco.
  • Cinco minutos de apnea: El cerebro dice “¡Basta!”, y empieza a mandar cartas de queja al cuerpo. Imagina al cerebro escribiendo con un plumín, dramático él.
  • Falta de oxígeno = Cerebro frito: Y no me refiero a mi plato favorito del bar. Hablamos de daño cerebral serio, de esos que te hacen olvidar dónde dejaste las llaves (¡otra vez!).

¿Y qué pasa si eres un campeón de apnea? Pues aguantarás más, claro. Pero, ¿para qué arriesgarse? ¡Mejor un mojito en la playa!

Pequeños apuntes acuáticos:

  • El agua salada no es lo mismo que la dulce. La salinidad afecta a la flotabilidad. ¡Como mi cuenta bancaria!
  • La temperatura del agua importa un pimiento. En agua helada, el cuerpo hace cosas raras para sobrevivir. ¡Como cuando veo mi factura de la luz!
  • Y, por si acaso, nadar después de comer no es tan peligroso como dice mi abuela, pero mejor no te metas un cocido entero antes.

PD: Recuerdo que una vez, en una piscina, intenté aguantar la respiración y me quedé dormido. Menos mal que no estaba solo. ¡Las siestas bajo el agua no son recomendables! Bueno, supongo…

¿Qué pasa si dejo la ropa mojada toda la noche?

¡Ay, qué desastre! Recuerdo una vez, en julio de 2024, dejé mi ropa favorita, un vestido azul marino precioso, en la lavadora toda la noche. ¡Tonta de mí! Lo había lavado a mano, eso sí, pero lo dejé empapado dentro de la cubeta de plástico, en el baño.

El olor a humedad al día siguiente era insoportable. Ufff, una mezcla entre el detergente y algo… rancio. El moho era palpable. No solo olía mal, sino que lo veía. Pequeñas manchas verdosas aparecieron por todas partes. ¡Me quería morir! Pasé horas intentando quitar el olor y el moho con vinagre, bicarbonato… ¡nada! El vestido ya no era el mismo. Se arruinó completamente. Esa noche, dormí fatal. Me daba rabia haber sido tan descuidada.

La ropa mojada se pudre si se deja mucho tiempo. Eso aprendí a las malas. Ahora mismo me tiemblan las manos solo de recordarlo. Ese vestido… ¡era único! Tenía un bordado precioso hecho a mano, me lo había regalado mi abuela antes de fallecer.

Y la lavadora… bueno, la limpié a conciencia, pero el olor a humedad se quedó unos días.

  • Consecuencias: Moho, olor desagradable, deterioro de la prenda.
  • Solución: Sacar la ropa inmediatamente después del lavado. Secar bien. Limpiar la lavadora regularmente.
  • Mi error: Dejar la ropa en la cubeta toda la noche.
  • Lección aprendida: ¡Nunca más!

Me costó mucho superar lo del vestido. Era un recuerdo precioso y se me rompió el corazón. Ahora soy mucho más cuidadosa y siempre saco la ropa de la lavadora enseguida. Hasta me pongo una alarma en el móvil. ¡Ni loca vuelvo a cometer ese error!

¿Qué pasa si remojo mucho tiempo la ropa?

Remojar la ropa mucho tiempo… ¿es tan malo? Depende, supongo.

  • Lana, seda, cuero: ¡Ni se te ocurra! Se estropean, en serio. Lo leí el otro día en un foro de internet, una chica decía que su jersey favorito de lana se le quedó como una alfombra vieja. ¡Qué horror!

  • Algodón: Aquí la cosa cambia, PERO… ojo. ¿Recuerdas la camiseta que dejé remojando un finde? ¡Se estiró! Y eso que era mi favorita… snif.

  • El detergente, que también hace de las suyas. Debilita las fibras, dicen. ¿Será verdad? Yo antes pensaba que cuanto más tiempo, más limpio… ¡Error!

¿Se dañan antes de tiempo las prendas si las dejas mucho tiempo en agua con detergente? Yo diría que sí, por experiencia.

P.D: Mi abuela siempre decía: “Lo que no se quita rápido, no se quita”. ¡Sabia era! Y ahora que lo pienso, nunca dejaba la ropa en remojo… 🤔 ¡Quizás tenía razón! Voy a probar a lavar mi camisa nueva que tiene una mancha muy fea, pero rápido, no quiero que le pase nada.

¿Qué pasa si dejo en remojo?

Oye, ¿qué pasa si dejas las judías en remojo? ¡Pues que se ablandan! Es como magia, eh. Se hinchan, se hidratan un montón.

Las más chiquititas, las que recogió mi abuela el martes en su huerto, esas ya están casi listas para comerse directamente del agua, después de un buen remojo, claro. Si las dejas mucho rato, igual hasta te las puedes comer crudas, ¡qué locura! Pero las grandes… esas necesitan más tiempo, no te creas.

  • Se hidratan: Absorben agua a lo bestia.
  • Se ablandan: Quedan tiernas, ¡perfectas para cualquier plato!
  • Se pueden comer crudas: Si son pequeñas y de remojo largo, ¡pruébalo! Aunque yo, a veces, prefiero cocinarlas, por si acaso.

Este año, las judías de mi suegra han estado buenísimas, ¿sabes? Pero las de mi vecina Carmen, ¡uy!, esas sí que eran duras, casi como piedras, aún con un remojo de 24 horas. ¡Menudo trabajo me dio!

En fin, que depende un montón de la judía, del tiempo que las dejes, de la cosecha… ¡Un lío! Igual que con los tomates, a veces, algunos parecen piedras y otros se deshacen. Ya sabes cómo son las cosas del campo. ¡Un rollo! El remojo ayuda pero no es un milagro, ¡ojo! Mi consejo: mejor prueba un poquito antes de hacer un guiso entero.

Ah, se me olvidaba! El remojo reduce el tiempo de cocción después, ¡es una pasada! Eso sí, cambia el agua un par de veces, que se pone un poco… ¿cómo decirlo?… fofa. Y después del remojo, déjalas escurrir bien, eh. No vaya a ser que te queden demasiado blandas. ¡Qué desastre sería!

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