¿Qué libera el cuerpo cuando hay ansiedad?

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Ante la ansiedad, el hipotálamo activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA). Este proceso provoca la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Simultáneamente, el cuerpo experimenta un aumento en el ritmo cardíaco, la respiración y la tensión muscular, preparándose para una respuesta de lucha o huida ante la percepción de peligro.

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El Cuerpo en Alerta: ¿Qué Liberamos Cuando la Ansiedad Ataca?

La ansiedad, esa sensación incómoda que puede ir desde una ligera inquietud hasta un pánico paralizante, es una experiencia común a la que todos nos enfrentamos en algún momento. Pero, ¿qué ocurre realmente dentro de nuestro cuerpo cuando la ansiedad se apodera de nosotros? La respuesta es una cascada de reacciones bioquímicas y fisiológicas diseñadas para prepararnos para una amenaza, real o imaginaria.

En el centro de esta respuesta se encuentra el hipotálamo, una pequeña pero poderosa estructura en nuestro cerebro. Cuando percibimos una situación estresante, ya sea un plazo de entrega apremiante, una presentación importante o incluso el recuerdo de un evento traumático, el hipotálamo entra en acción. Este activa un sistema complejo conocido como el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA).

Imaginen este eje como una cadena de mando. El hipotálamo, como el general, da la orden a la hipófisis, su primer oficial. La hipófisis, a su vez, envía un mensaje a las glándulas suprarrenales, las tropas encargadas de ejecutar la misión. La principal tarea de estas glándulas es liberar cortisol, la principal hormona del estrés en nuestro cuerpo.

El cortisol tiene un papel crucial en la movilización de energía para enfrentar la supuesta amenaza. Aumenta los niveles de azúcar en la sangre, proporcionando combustible rápido para los músculos y el cerebro. Sin embargo, la liberación prolongada de cortisol puede tener efectos negativos a largo plazo, afectando el sistema inmunológico, la digestión y la salud mental.

Pero la historia no termina ahí. Simultáneamente a la liberación de cortisol, nuestro cuerpo experimenta otros cambios fisiológicos importantes:

  • Aumento del ritmo cardíaco: El corazón late más rápido para bombear más sangre a los músculos, preparándolos para la acción.
  • Aceleración de la respiración: La respiración se vuelve más rápida y superficial para aumentar el suministro de oxígeno a los músculos y el cerebro.
  • Tensión muscular: Los músculos se tensan, listos para luchar o huir. Esta tensión prolongada puede contribuir a dolores de cabeza, dolores musculares y sensación general de rigidez.

En resumen, la ansiedad pone en marcha un mecanismo de “lucha o huida” primitivo, diseñado para protegernos del peligro. Si bien esta respuesta puede ser útil en situaciones de emergencia real, en el mundo moderno, a menudo se activa ante situaciones estresantes que no representan una amenaza física. Comprender qué libera el cuerpo cuando sentimos ansiedad es el primer paso para aprender a manejarla y minimizar sus efectos negativos a largo plazo. Identificar los desencadenantes, practicar técnicas de relajación, buscar apoyo profesional y adoptar un estilo de vida saludable son algunas de las estrategias que pueden ayudarnos a navegar por este complejo territorio emocional y recuperar el control de nuestro bienestar.