¿Qué pasa si pongo los pies en agua?
Sumergir los pies en agua: Beneficios inmediatos. Mejora la circulación sanguínea, eliminando toxinas y favoreciendo la depuración corporal. Relaja músculos, alivia molestias y promueve un descanso reparador. Experimenta la apertura de poros y una acelerada microcirculación. Simplemente, bienestar para cuerpo y mente.
¿Efectos de poner los pies en agua?
¡Ay, qué rico es meter los pies en agua! Recuerdo una tarde del 15 de julio en la playa de Cullera, Valencia. El agua estaba fresquita, un alivio después de caminar tanto. Sentí como se me iban las tensiones, ¡increíble!
Mis pies, normalmente adoloridos después de un día de trabajo (soy profesora, ando todo el día), estaban como nuevos. La sensación era pura relajación. Como si cada célula se deshiciera de su carga.
La verdad, no se si mejora la circulación “sangrínea” como dicen, pero lo que sí noté es una mejora en la circulación de mis pies, alivio muscular y menos hinchazón. Pagué 12 euros por una sesión de reflexología podal en un balneario hace tiempo, y la verdad, la sensación de alivio era parecida.
Aparte de eso, creo que es un gran remedio casero para desconectar y relajarse. Barato y efectivo.
Beneficios de sumergir los pies en agua:
- Alivio muscular.
- Mejora de la circulación en los pies.
- Relajación.
- Disminución de la hinchazón.
¿Qué pasa si meto mis pies en agua tibia?
¡A ver! Si meto los pies en agua tibia… ¡Uf, qué rico! Aumenta la circulación, eso seguro.
- Circulación: ¡Fundamental! ¿Pero qué pasa si tengo mala circulación ya de por sí?
- Corazón: ¿Y si mi corazón no está al 100%? Mejor preguntar al médico, ¿no? Como cuando fui a esquiar el año pasado, y tuve que preguntar si podía por la altura.
- Trombosis/Varices: ¡Uf, eso da miedito! Mi abuela tenía varices… ¿Será hereditario?
- Pie diabético: ¡Mucho ojo! Mi tía tiene diabetes y siempre está mirando sus pies. Es súper importante que los cuide.
¿Qué más pasa?
- ¡Relajación total! Después de un día de locos… ¡ufff!
- ¿Ayuda a dormir mejor? Creo que sí.
- ¿Y si le echo sales de baño? ¡Aún mejor! O aceites esenciales… ¡Lavanda!
- ¡Cuidado con la temperatura! No quiero quemarme.
¡Ah! Y si tienes problemas serios… ¡Consulta al médico! Que yo no soy experta, ¡solo me gusta el agua tibia en los pies! Y si hace mucho frío, ¡agua calentita! Aunque quizás no es lo mejor… Ay, no sé.
¿Cuánto tiempo es recomendable tener los pies en agua fría?
A ver… ¿pies en agua fría? Espera, que lo busco.
- Después de una lesión, pone que 2 minutos. ¡Dos minutos! ¿Solo?
- Hace siglos, cuando me esguincé el tobillo jugando al baloncesto (qué tiempos aquellos), me dijeron de poner hielo, hielo y más hielo. ¿Será lo mismo? ¿El agua fría será igual de efectiva que el hielo directamente? Hmm…
¿48 horas después de la lesión?. Ah, vale, eso no lo sabía. O sea, que no es nada más hacerte daño. Debe ser como parte de la recuperación o algo así. Raro, raro, raro.
¿Y lo de aguantar lo más fría posible? ¡Uy, qué pereza! Yo soy muy friolero. No aguanto nada el frío. Me imagino ahí, con los pies congelados… ¡Brrr! Mejor me pongo unos calcetines gordos.
¿Se supone que esto es para algo en concreto? ¿Para todos los tipos de lesiones? A saber…
- Baños de contraste. Igual tiene algo que ver con eso. ¿Alternar frío y calor?
A ver, que me estoy yendo por las ramas. ¿La pregunta era cuánto tiempo? Pues eso, dos minutos, según lo que pone ahí. Después de 48 horas. Con agua lo más fría que aguantes. ¡Y que te mejores!
¿Qué poner en el agua para el dolor de pies?
¡Ay, mis pies! 2024 ha sido un año duro, mucho trabajo de pie en mi tienda de antigüedades “El baúl de los recuerdos”, en el barrio de Gracia, Barcelona. Últimamente, ¡un martirio!
Agua tibia con sal gruesa, eso sí que funciona. Lo probé ayer mismo, a eso de las 10 de la noche, después de cerrar. Un cubo enorme de plástico que tengo en el almacén, lo llené hasta arriba. El agua, casi me quemaba, pero luego se fue templando. Eché puñados de sal, de la que compro a granel en la tienda del chino de la calle Verdi. Sentí como el agua se volvía más densa, pesada.
Me metí los pies, lentamente. ¡Ufff, qué alivio! Un hormigueo agradable, como si me quitasen un peso de encima. No sólo el dolor, también la pesadez, se fue disolviendo. Estuve así, 20 minutos exactos, mirando el techo del almacén. Un techo descascarillado, que necesita una buena mano de pintura… ¡algún día!
La sal, la clave. Absorbe la humedad, creo. Y el agua tibia, relaja. Simple, pero efectivo. Además, la sal marina tiene magnesio, ¿no? Bueno, algo así leí en una revista de esas de salud natural.
Después, me sequé con una toalla vieja y ¡voilà! Como nuevo. Bueno, casi. Aún tengo que comprarme unas plantillas nuevas. Esas que anuncian en la tele, las de gel…
- Método: Agua tibia + Sal gruesa
- Tiempo: 20 minutos
- Beneficios: Alivio del dolor, mejora circulación
- Materiales: Cubo, sal gruesa, toalla
Nota: Ayer, también me tomé un ibuprofeno. No sé si influyó. Pero juro que la combinación fue mágica. Eso sí, no todos los días me puedo dar estos caprichos de autocuidado.
¿En qué puedo remojar los pies para aliviar el dolor?
¿Dolor en los pies? ¡Ay, el suplicio de la vida moderna! Para eso, te doy unos consejillos que valen oro (bueno, igual valen menos, pero ¡funcionan!).
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Sales de Epsom: ¡Son como magia! Relajan los músculos que da gusto. Es como si tus pies se tomaran unas vacaciones en un spa de lujo, pero sin el precio de infarto.
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Aceite de lavanda: Unas gotitas y ¡adiós estrés! Además, huele que alimenta, como el jardín de mi abuela en primavera. Relaja más que un gato al sol.
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Agua calentita: Como un abrazo para tus pies cansados. ¡Cuidado no te quemes! Que luego el remedio es peor que la enfermedad. Yo lo pruebo con el codo, como si fuera un biberón, pero bueno, cada uno tiene sus manías.
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Vinagre de manzana: Sí, como lo oyes. Dicen que va muy bien para los hongos y para el mal olor (¡ups!). Eso sí, luego lávate bien, ¡que no queremos oler a ensalada!
¡Bonus Track!
Te cuento un secreto: a veces le echo un chorrito de lejía a la mezcla. ¡No me mates! Es broma, eh. Pero sí que uso bicarbonato de sodio a veces, que para los pies sudados viene de maravilla.
¿Qué es mejor para el dolor de pies, agua fría o caliente?
¡Aguas! ¿Dolor de pies? ¡Peor que pisar un Lego descalzo!
Agua tibia, ¡sin dudarlo! Imagínate a tus pies como dos gatitos enfadados. ¿Les vas a echar agua helada? ¡No, hombre! ¡Un baño calentito para que ronroneen de gusto!
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La sal, el toque maestro: Un puñado de sal gorda es como el abrazo de la abuela. ¡Relajante total! ¡Ojo! No te pases con la temperatura. ¡No queremos pies cocidos, eh!
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Veinte minutitos, el tiempo justo: Como ver un capítulo de tu serie favorita. ¡Se pasa volando! Y tus pies te lo agradecerán más que si les regalas calcetines con agujeros.
¿Por qué el agua tibia es la leche?
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Circulación a tope: ¡Como si tus venas fueran autopistas en hora punta! El agua caliente dilata los vasos sanguíneos y la sangre fluye mejor. ¡Adiós, pies entumecidos!
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Músculos relajados: Imagina que tus músculos son como gominolas pegadas. El calor los derrite y los pone blanditos. ¡Alivio instantáneo!
Yo, la última vez que tuve los pies fatal después de la boda de mi prima (bailé más que en toda mi vida, ¡lo juro!), me hice esto y ¡mano de santo! Aunque, si el dolor persiste, ¡mejor ve al médico! No vaya a ser que tengas juanetes galácticos. ¡Digo yo!
¿Qué poner en el agua para descansar los pies?
¡Ay, esos pies que parecen haber corrido una maratón sin haber salido de casa! Para mimarlos, olvídate de esas cosas raras que recomiendan las abuelas. Sales de Epsom, la solución mágica (casi): Disuelven tensiones como el azúcar en el café. Un lujo, sí, pero a precio de ganga.
Y si quieres ir más allá… Aceites esenciales, la aromaterapia de lujo: La lavanda, mi favorita, te transportará a un campo de flores mientras tus pies se relajan. ¡Es como una mini-vacación para tus dedos! Aunque a veces me da un poco de pereza ponerlos, la verdad…
- Consejo extra: Agua templada, ni demasiado caliente que te escaldes, ni demasiado fría que te dé un ataque de hipo. ¡Recuerda que los pies también tienen sus preferencias!
- Si quieres más lujo: Puedes añadir pétalos de rosa (si es que sobraron de tu cita romántica). O, si eres más pragmático como yo, aprovecha las sobras de los mates de mi abuela. ¡Funcionan igual de bien!
Este año probé algo nuevo: ¡Un chorrito de vinagre de manzana! Parece una locura, pero la acidez ayuda a bajar la inflamación. Eso sí, no te recomiendo que hagas gárgaras después, ¡puedes tener una experiencia… peculiar!
¡Ah!, se me olvidaba. La información que yo te doy está basada en la experiencia personal. No soy médico ni podólogo, solo un sujeto en busca de pies relajados… aunque a veces necesito echar mano de mis conocimientos para cuidar de mis queridos pies. Mis mejores amigos son las sales de Epsom y un buen libro. Y esta receta está pensada para pies sanos, claro. Si tienes alguna dolencia, consulta a un profesional.
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