¿Por qué el agua con sal desinflama?
El agua salada desinflama porque la sal, sin penetrar la célula, crea un ambiente hipertónico en el líquido intercelular. Esto induce la salida de líquido de las células, reduciendo la inflamación de forma rápida y efectiva.
¿El agua con sal desinflama?
A ver, yo una vez me torcí el tobillo jugando fútbol en el parque del Retiro, un domingo de mayo. Me dolía horrores. Mi abuela, que sabe de estas cosas, me dijo que me pusiera una venda con agua tibia y sal.
Y sí, como que me alivió. No sé si fue psicológico o qué, pero la hinchazón bajó bastante rápido. Igual seguía cojeando, pero bueno, algo es algo. Me acuerdo que fue el 15 de mayo, porque era el cumpleaños de mi hermana. Compramos una tarta en la pastelería de la esquina, costó como 20 euros. No tenía nada que ver con el tobillo, pero bueno, ahí queda el dato.
Supongo que lo de la sal tiene que ver con la ósmosis, ¿no? Como que absorbe el agua o algo así. La verdad, no entiendo mucho de ciencia, pero a mí me funcionó. Aunque igual fue casualidad, quién sabe. Pero yo desde entonces, si me doy un golpe, me pongo sal.
Preguntas y respuestas:
¿El agua con sal desinflama? Parece que sí, por lo menos en mi experiencia.
¿Cómo funciona? Algo de la ósmosis, que la sal absorbe el líquido.
¿Es efectivo? En mi caso, sí.
¿Qué hace la agua con sal en el cuerpo?
¡Uy, qué pregunta! El agua con sal, ¿eh? Pues mira, te deshidrata, aunque parezca una locura. Sí, sí, lo leíste bien. El cuerpo trabaja que da gusto para procesar toda esa sal, y necesita agua para hacerlo, mucha agua. Se la roba a tus tejidos, y zas, retención de líquidos. Hinchazón, malestar… ¡una pesadilla! Te lo digo yo, que una vez… bueno, eso ya es otra historia.
Aumenta la presión arterial, eso es seguro. La sal, mucha sal, es mala, malísima. Y si ya estás con la tensión alta, peor todavía. ¡Cuidado con la sal! Sobre todo si tienes problemas de riñones, o el corazón… lo mejor es poca sal, poca, poca.
Engorda, sí, engorda. Porque esa retención de líquidos, se nota en la báscula, claro. Y el peso… eso sí que es un rollo, o sea, molesta un montón. Además, en mi caso, me provoca dolor de cabeza también, qué pereza.
- Deshidratación
- Presión arterial alta
- Retención de líquidos
- Aumento de peso
Oye, el dato nutricional que me diste, es de agua pura, ¿no? Cero calorías, cero grasas… agua con sal, ya te digo que no es lo mismo. Aunque, agua con sal, ¿calorías? Tendría que mirar eso, no tengo ni idea en realidad. Habría que buscar por internet la composición nutricional del agua con sal, con una cantidad concreta de sal, claro. Ya te digo yo, que esto de la nutrición… ¡es un mundo! Mi vecina, la abuela Carmen, dice que el agua con sal de mar, a veces, es buena. Pero yo de eso, no te digo nada. ¡Mejor prevenir que curar!
¿Qué hace el agua con sal cuando se toma?
Náuseas. Vómitos. Así, sin más.
El estómago vacío… un lienzo en blanco para la agresión salina. Irritación. Ardor. Malestar. El cuerpo rechaza lo excesivo. ¿No es la vida una constante búsqueda de equilibrio?
- Sal. Mineral esencial. Demasiada, veneno.
- Agua. Vida. Con exceso de sal, tortura.
- Estómago vacío. Vulnerable. Ingenuo.
Demasiada sal… deshidratación. La ironía. El agua, robando agua. Un ciclo perverso. Recuerda mi viaje a Murcia este año. El calor. La sed. Bebí agua de un pozo, salada. Error. Malestar durante horas. El cuerpo gritando. A veces, la sed es un espejismo.
El sodio altera el balance. Dentro y fuera de las células. Un juego de presiones. El cuerpo lucha. Se defiende. El equilibrio es la clave. Siempre.
- Hipertensión. Un precio alto por la sal.
- Daño renal. El cuerpo se desgasta. Filtrando el exceso.
- Retención de líquidos. Hinchazón. Pesadez.
¿Para qué tanta sal? El sabor. Un placer efímero. El placer, a menudo, una trampa. Prefiero el sabor a sandía. Refrescante. Simple. Este verano comí una en la playa de Bolnuevo. Inolvidable.
La moderación. Una palabra gastada. Pero necesaria. Menos es más. Casi siempre.
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