¿Qué pasa si tomo agua con sal haciendo ejercicio?
Beber agua con sal durante el ejercicio puede mejorar el rendimiento. La sal ayuda a reponer electrolitos perdidos a través del sudor, previniendo la fatiga y mejorando la hidratación. Ideal para atletas de resistencia, permite entrenamientos más prolongados e intensos. Sin embargo, el consumo excesivo de sal puede ser perjudicial, por lo que la moderación es clave.
¿Agua con sal al ejercitarme?
A ver, yo he probado eso del agua con sal al entrenar. Me acuerdo una vez, 23 de julio del año pasado, en el gimnasio “Fortius” (el que está cerca del parque, ¿sabes?). Sudaba a mares, hacía un calor horrible. Me tomé mi botellita con agua y una pizca de sal, como había leído por ahí. La verdad, no noté gran diferencia…
Me dio como más sed, incluso. Igual lo hice mal, no sé. A lo mejor puse mucha sal o poca, no me acuerdo bien. Ese día me gasté como 5 euros en una bebida isotónica después, ja, ja. Prefiero eso, me sienta mejor. O agua solita, también. No sé, yo con la sal y el ejercicio… como que no.
Preguntas y Respuestas
P: ¿Beneficios del agua con sal al ejercitar?
R: Puede ayudar con la hidratación y equilibrio de electrolitos, reduciendo la fatiga.
P: ¿Para quién es útil?
R: Potencialmente para atletas de resistencia.
¿Qué pasa si tomo agua con sal durante el ejercicio?
¡Ay, amigo! Agua con sal durante el ejercicio… ¡la receta para un drama acuático!
Beber agua salada durante el ejercicio es una pésima idea. Es como intentar apagar un incendio con gasolina; puede empeorar las cosas, ¡y mucho! Tu cuerpo, en plena batalla contra el sudor, se encuentra con un ejército de sodio extra. ¡Resultado? Una guerra civil en tu sistema de hidratación.
Piénsalo así: estás en una maratón, sudando como si estuvieras en una sauna con chiles habaneros. Tu cuerpo, desesperado por electrolitos, recibe un tsunami de sal. ¡Sorpresa! Ahora, en vez de refrescarse, se hincha como un globo. El sodio atrae agua, y esa agua, en lugar de ir a las células sedientas, se queda en los tejidos. ¡Adiós, ligereza! ¡Hola, hinchazón!
Y no solo eso:
- Hinchazón: Te sientes como un michelín.
- Malestar general: Náuseas, vómitos… ¡la fiesta del malestar!
- Aumento de peso: La báscula se convierte en tu peor enemiga.
Mi vecino, Pepe, un corredor entusiasta (que a veces se confunde con una foca en una playa), aprendió esto a las malas el año pasado. ¡Le costó dos días de cama y un montón de té descafeinado! Él te lo confirmará.
En resumen: ¡agua simple para el ejercicio! Si necesitas electrolitos, existen bebidas deportivas diseñadas para ello. ¡No improvises con recetas de pirata! Agua salada es solo para enjuagarte la boca después de una buena comida de mariscos… no para una sesión de ejercicio.
Para añadir más datos: la cantidad de sodio que se considera “exceso” varía según factores como el peso, la actividad física y la cantidad de sudor. Recuerda consultar a un profesional de la salud para un consejo personalizado, sobre todo si tienes alguna condición médica. No me hago responsable si decides probar la “receta de Pepe” y terminas parecido a una medusa hinchada.
¿El agua con sal es buena para el gimnasio?
No. Salvo casos específicos, el agua con sal no es necesaria. Hidratación, sí. Electrolitos, en ocasiones.
- Suficiente con agua: Para entrenamientos normales, agua pura basta. Repone líquidos perdidos.
- Electrolitos, si acaso: Para sesiones intensas o prolongadas, bebidas deportivas. No agua con sal casera. Desequilibrio electrolítico. Peligroso.
Bebidas deportivas: Formulaciones precisas. Sodio, potasio, otros. Equilibrio. Rendimiento.
Mi experiencia: Entreno 4 veces por semana, alta intensidad. Raramente uso bebidas con electrolitos. Agua, fundamental. Dieta equilibrada, resto.
Consecuencias exceso de sal: Hipertensión. Retención de líquidos. Problemas renales. No juegues con la sal. Consulta nutricionista deportivo. Personaliza. No improvises.
Este año he incorporado magnesio a mi suplementación, recetado por mi nutricionista, tras análisis de sangre. Mejora notable en la recuperación muscular.
¿Qué hace la sal en el entrenamiento?
¡Ay, la sal! Ese pequeño grano mágico que, a veces, parece tener más poder que un entrenador personal con batidos de proteína. En el entrenamiento, la sal es como el héroe silencioso, el que se queda en la sombra pero sin él, ¡la fiesta se cae!
¿Por qué? Pues porque, ¡zas!, se nos va el sodio. Sudamos, perdemos electrolitos y, de repente, nos sentimos como un flan deshidratado. La sal, ese cloruro sódico tan denostado en algunas dietas, se convierte en nuestra mejor amiga. Reposiciona ese sodio perdido y… ¡voilà! Menos fatiga, más energía. Es como darle a tu cuerpo un turbo. Recuerdo una maratón en 2024, ¡qué calor hacía!, mis amigos casi se desmayan, yo solo llevé unas pastillas de sal y ¡qué diferencia!
Pero ojo, que no es cuestión de volverse loco y salar la comida como si fuera un plato de patatas bravas. El equilibrio es fundamental. Demasiada sal, y te conviertes en un pepinillo: hinchado y con ganas de beber el mar entero.
Piénsalo así:
- Poca sal: Te deshidratas, te dan calambres, te sientes como un tomate marchito.
- Sal justa: Rendimiento óptimo, músculos felices, energía al 100%.
- Mucha sal: Hinchazón, presión arterial disparada, un efecto rebote que te dejará peor que antes.
Mi abuela decía: “En la vida, como en la sal, la medida justa es la clave”. Sabía más de nutrición que muchos “expertos” modernos, ¡lo juro! Además, la mejor sal es la marina, para los que me preguntéis. Eso sí, antes de cualquier cambio radical en tu dieta, consulta a un profesional. Yo, solo cuento mi experiencia.
¿Cuándo tomar agua con sal para entrenar?
¡Agua con sal! ¿Cuándo? Uy, qué lío esto. Mi cuerpo siempre me pide agua después de correr, pero con sal… ¿Será necesario?
Para carreras cortas (menos de una hora), después está bien. A veces, durante, si el sudor es brutal. Como la vez que hice la media maratón en 2024, ¡casi me deshidrato! Necesité litro y medio después.
Más de una hora… ¡uff! Ahí sí, durante y después. Sin duda. Es que se pierde tanto sodio… Me acuerdo de un amigo, el Dani, que se desmayó en un triatlón por eso. ¡Casi fatal!
- Menos de 1 hora: Después del ejercicio.
- Más de 1 hora: Durante y después. Importantísimo.
¿Pero qué cantidad? Eso depende. De la intensidad, del clima… ¡De si sudas como un cerdo como yo! Tengo que mirar eso en internet. Otro día. Hoy solo quiero dormir. Estoy agotado.
La sal es clave para reponer electrolitos. No lo olvides. Y luego, ducha fría. Eso sí que me relaja. Aunque hoy, la ducha será tibia, que estoy muy frío.
Después de una carrera de 10k, solo agua. Pero si es la maratón del año pasado, agua con sal ¡toda! ¡Ah! Y ¡bananas! Las bananas son mis amigas. No me acuerdo cuántas comí, pero muchas. ¡Cuánta hambre después de correr!
Conclusión: Depende de la duración. Simple. Pero también de tu nivel de sudoración. Soy un caso extremo, sudo muchísimo. Lo siento. A veces me olvido del agua. Tengo que ponerme una alarma.
¿Qué bebida tomar durante el entrenamiento?
¡Agua, la reina indiscutible! Olvídate de esos polvos mágicos que prometen maravillas. Para entrenamientos normales, menos de una hora, el agua es tu mejor aliada. Es como… ¡el unicornio de la hidratación! Puro, sencillo, eficaz. Sin disfraces, sin florituras.
¿Necesitas electrolitos? ¿En serio? A menos que seas un maratoniano o estés compitiendo en el Dakar (que yo no lo haría, mucho calor), el agua es más que suficiente. Piensa en ella como tu fiel escudero, siempre a tu lado. Mi vecino, un tipo que se cree ultramaratoniano (aunque solo corre por las migas de pan que tira mi perra Luna), incluso añade rodajas de limón: ¡una locura deliciosa!
- Agua: la opción número uno. Punto.
- Electrolitos: para situaciones extremas (y en mi caso, para cuando me he tomado tres cervezas antes de ir al gimnasio, que… no lo recomiendo).
- Agua con limón: un toque de fantasía, sin más. Como mi vida, ¡un poco loca pero con un objetivo claro!
Para entrenamientos largos o intensos, la cosa cambia, claro. Pero el 99% de la gente no necesita más que agua. Agua fría es aún mejor, eh, ¡como un beso helado en un día de verano! Prueba a beberla a pequeños sorbos durante todo el entrenamiento, no solo al final, evita la sensación de estar rellenando un depósito vacío… como mi nevera después de una fiesta.
¡Ah! Y recuerda, la hidratación empieza antes del entrenamiento. No te presentes a la batalla deshidratado, ya que es como ir a una guerra de pistolas de agua con un solo chorro.
Y una cosa más, que he recordado… Este año, he estado probando (solo en verano, aclaro) agua con pepino y menta. ¡Refrescante como un chapuzón en la piscina de mi abuela! (La piscina tiene un olor peculiar, pero esa es otra historia).
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