¿Qué puedo hacer si mi herida no cierra?

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Una herida que no cierra requiere cuidados especiales en casa, si no se sutura. Su cicatrización, desde el interior hacia afuera, puede ser lenta. Aplique un apósito absorbente para evitar infecciones y asegurar que la herida se llene completamente antes de que la piel se selle superficialmente.
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Una herida persistente: ¿Qué hacer cuando no cierra?

Una herida que se resiste a cicatrizar puede ser motivo de preocupación y requiere una atención meticulosa, especialmente si no ha sido suturada por un profesional médico. La cicatrización es un proceso complejo que, idealmente, ocurre desde las capas más profundas hacia la superficie. Si este proceso se interrumpe, la herida puede permanecer abierta, incrementando el riesgo de infección y complicando la recuperación. Si tu herida no muestra signos de cierre, es fundamental tomar medidas específicas en casa para fomentar la cicatrización y evitar posibles complicaciones.

En primer lugar, la limpieza es primordial. Lava la herida suavemente con agua y jabón neutro, evitando frotar con fuerza. Elimina cualquier resto de suciedad o cuerpo extraño visible con delicadeza. Una vez limpia, seca el área cuidadosamente con una gasa estéril, dando toques suaves.

Un aspecto crucial para la correcta cicatrización es mantener la herida húmeda, pero no empapada. La humedad propicia un ambiente óptimo para la regeneración celular y previene la formación de costras secas que pueden dificultar el cierre. Para ello, es esencial utilizar un apósito absorbente. Este tipo de apósito no solo absorbe el exceso de exudado, sino que también mantiene un nivel adecuado de humedad, protegiendo la herida de contaminantes externos y favoreciendo la formación del tejido de granulación, el cual rellena la herida desde el interior.

La elección del apósito es fundamental. Opta por apósitos estériles y cámbialos con regularidad, al menos una vez al día o según las indicaciones de un profesional sanitario. Observar la herida durante los cambios de apósito te permitirá detectar cualquier signo de infección, como enrojecimiento, aumento del dolor, inflamación o secreción purulenta. Ante cualquiera de estos síntomas, consulta a un médico de inmediato.

Es vital recordar que la cicatrización desde el interior hacia afuera es un proceso gradual que puede tomar tiempo. La impaciencia puede llevarnos a retirar el apósito prematuramente o a manipular la herida, lo que puede interferir con la formación del nuevo tejido y aumentar el riesgo de infección. La paciencia y la constancia en los cuidados son claves para una correcta cicatrización.

Finalmente, si la herida no muestra signos de mejora en un plazo razonable, a pesar de los cuidados en casa, es imprescindible buscar atención médica. Un profesional podrá evaluar la herida, determinar la causa de la lenta cicatrización y recomendar el tratamiento más adecuado, que podría incluir desde la prescripción de antibióticos hasta la realización de procedimientos específicos para promover el cierre. No subestimes la importancia de una atención médica oportuna para evitar complicaciones a largo plazo. Recuerda, la automedicación no es recomendable.