¿Qué reacción produce el yodo?

Ay, el yodo… ¿quién iba a decir que algo tan aparentemente inofensivo pudiera causar tal revuelo en el cuerpo? Recuerdo cuando era pequeña, mi abuela, que siempre tenía remedios caseros para todo, me ponía yodo en las raspaduras de las rodillas. Unas veces ardía un poco, ¿verdad?, pero nada grave… ¡hasta que una vez! Me salió una erupción horrorosa, roja e inflamada, ¡parecía un tomate! Fue terrible, una experiencia que jamás olvidaré. De ahí aprendí que, aunque parezca simple, el yodo no es un juego.

Según he leído, puede provocar cosas bastante fuertes, ¿sabes? Como una disminución de la diuresis, que me imagino que es horrible… tener que ir al baño menos… ¡uff! No quiero ni pensarlo. O las erupciones, claro, como la mía de niña. Me daba hasta vergüenza ir al colegio.

Y luego está la sialorrea… ¡aumentar la saliva! Imagínate, ¡un chorro constante! ¡Qué pesadilla! A mí se me viene a la cabeza la imagen de esos comerciales antiguos de chicles, donde la gente se pasaba horas masticando con una baba interminable. No, gracias. Prefiero mil veces un raspón simple.

Y lo más grave… las convulsiones. Ay, Dios mío… solo de pensar en eso se me encoge el estómago. Un amigo de mi hermano tuvo una convulsión una vez, después de tomar algo que contenía yodo… fue espantoso, la verdad. El pobre quedó hecho un lío.

Así que, en resumen, el yodo… ¡cuidado con él! No es tan inofensivo como parece. Aunque a veces, en pequeñas dosis y con cuidado, puede ser útil, es fundamental recordar que sus efectos secundarios pueden ser bastante serios, desde algo molesto, como la erupción de mi infancia, hasta algo realmente peligroso como las convulsiones. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?