¿Cuál es la mejor fase de la luna para sembrar?

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Para óptimos resultados, siembre la mayoría de las plantas durante la luna creciente, idealmente un par de días antes de la luna llena. Sin embargo, algunas plantas, como la lechuga, prefieren la siembra en luna menguante para evitar una floración precoz.
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El Calendario Lunar y la Siembra: El Secreto de una Cosecha Abundante

Desde tiempos ancestrales, la agricultura ha estado íntimamente ligada a los ciclos lunares. Observar las fases de la luna y sus influencias sobre la tierra ha sido, para muchos agricultores, la clave para obtener cosechas prósperas. Pero, ¿qué hay de cierto en esta sabiduría tradicional? ¿Existe realmente la mejor fase lunar para sembrar? La respuesta, como suele ocurrir en la naturaleza, es matizada.

Si bien no existe una evidencia científica concluyente que explique la influencia de la luna en el crecimiento de las plantas a nivel molecular, la observación empírica a lo largo de siglos ha llevado a la formulación de ciertas recomendaciones, ampliamente difundidas entre los agricultores y jardineros. Estas recomendaciones se basan en la creencia de que la fuerza gravitatoria lunar influye en el flujo de savia dentro de las plantas, afectando su crecimiento y desarrollo.

Para la mayoría de las plantas, la fase ideal para la siembra es la luna creciente. Durante este período, la fuerza gravitatoria lunar parece estimular un crecimiento ascendente, favoreciendo el desarrollo de las partes aéreas de la planta: hojas, tallos y flores. Se recomienda sembrar unos días antes de la luna llena, aprovechando al máximo este impulso ascendente de la savia. Imaginemos la luna como una especie de “imán” que atrae la energía hacia arriba, promoviendo un vigoroso crecimiento de la planta.

Sin embargo, la generalización no siempre es correcta. Existen excepciones a esta regla. Plantas como la lechuga, por ejemplo, se benefician de una siembra en luna menguante. En este caso, la fuerza gravitatoria lunar se dirige hacia el interior de la tierra, favoreciendo el desarrollo de las raíces y, en el caso de la lechuga, retrasando la floración, lo que se traduce en hojas más tiernas y de mayor duración. Esto se debe a que una floración precoz en la lechuga significa un fin más rápido del período de cosecha de sus hojas.

Por lo tanto, la clave para una siembra exitosa bajo el influjo lunar no reside en una única respuesta, sino en la comprensión de las necesidades específicas de cada planta. Mientras que unas prosperan con el empuje ascendente de la luna creciente, otras, como la lechuga, prefieren el enfoque hacia las raíces que ofrece la luna menguante.

Antes de comenzar a sembrar, te recomendamos consultar un calendario lunar que detalle las fases lunares para tu ubicación geográfica. Recuerda que esta práctica es una guía, y otros factores como la calidad del suelo, la disponibilidad de agua y las condiciones climáticas también juegan un papel fundamental en el éxito de tu cosecha. Experimentar y observar los resultados en tu propio huerto es la mejor manera de determinar qué método funciona mejor para ti y para tus plantas. La observación y la paciencia son tus mejores aliados en este viaje hacia una cosecha abundante, guiada por los ciclos de la luna.