¿Qué tipo de comida es el verde?

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¡Ay, el verde! Hablar del verde así, en general, me da hambre. Es increíble la versatilidad de las verduras, ¿verdad? Desde un simple espárrago a la plancha hasta un cremoso puré de brócoli, pasando por deliciosas ensaladas... ¡es un mundo de sabores y texturas! Para mí, el verde representa frescura, salud y un sinfín de posibilidades culinarias que me apasionan. Es el rey de la cocina, ¡sin duda!

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¡Ay, el verde! ¿Qué sería de nosotros sin el verde? Solo de pensarlo, se me hace agua la boca. Es que… es que el verde, ¿sabes?, no es solo un color, ¿no? Es un universo entero de sabores, olores, texturas… un auténtico festín para los sentidos.

Recuerdo cuando era niña, mi abuela, que Dios la tenga en la gloria, hacía un puré de espinacas… ¡qué maravilla! Era un verde intenso, casi brillante, que te llamaba a comerlo. Y el sabor… ¡ay, qué sabor! Nada que ver con esos purés industriales, pastosos y sin gracia. El suyo era cremoso, con un toque de ajo y nuez moscada… ¡una delicia! Todavía lo sueño a veces, de verdad. ¿Te pasa a ti eso, que sueñas con la comida?

Y hablando de espinacas, leí por ahí – creo que en alguna revista, no me acuerdo bien – que tienen un montón de hierro, ¿no? Como… ¡no sé, un montón! Bueno, al menos eso dicen. Yo siempre he pensado que, si algo sabe tan bien, tiene que ser bueno para ti, ¿no? A fin de cuentas, uno come con los ojos y con el corazón, tanto como con el estómago, ¿o no?

Luego están los espárragos, tan elegantes, tan sencillos… a la plancha con un poquito de sal y aceite… ¡perfecto! O en una tortilla, mmm… Y las ensaladas… ¡un mundo infinito! Desde la más sencilla, con lechuga y tomate, hasta esas composiciones de chef que parecen cuadros impresionistas, con todo tipo de verdes: rúcula, canónigos, acelgas… ¡me encantan! A veces pienso que podría comer ensalada todos los días, y no me cansaría nunca. Aunque claro, también hay que variar un poco, ¿verdad? Que la vida es muy corta para comer solo ensalada, aunque sea verde y deliciosa.

En fin, que el verde, para mí, es sinónimo de vida, de salud, de placer… de mil y un momentos inolvidables alrededor de la mesa. El rey de mi cocina, sin duda. Y el rey de mi corazón, quizás.