¿Qué necesita el amor para durar?

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Para un amor duradero: Comunicación, respeto mutuo y apoyo incondicional. El amor no necesita nada externo, sino nuestro propio amor propio para dar y recibir plenamente.

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¿Qué necesita el amor para durar? Uf, qué pregunta… ¿No es algo que todos nos preguntamos alguna vez? Yo, desde luego, mil veces. No sé si habrá una fórmula mágica, ¿verdad? A veces pienso que las películas nos han vendido una idea de cuento de hadas, y claro, la vida real es… bueno, más compleja. Mucho más.

Creo que, en el fondo, se trata de algo tan sencillo, y a la vez tan difícil, como cuidarlo. Como una plantita. Regarlo con comunicación, ¿no? Poder hablar de todo, hasta de las tonterías, de lo que te molesta, de lo que sueñas. Con mi pareja, por ejemplo, tenemos la costumbre de contarnos cómo nos fue el día, qué nos hizo reír, qué nos preocupó… A veces son solo cinco minutos, pero es como un pequeño ritual que nos conecta.

Y el respeto… Eso es fundamental. Respetar al otro tal y como es, con sus manías, sus virtudes, sus miedos… Recuerdo una vez que mi abuela me dijo “el amor es aceptar al otro con sus luces y sus sombras”. Y qué razón tenía. No se trata de cambiar al otro, sino de crecer juntos. ¿No te parece?

El apoyo incondicional también es clave. Estar ahí en las buenas y en las malas, como una roca. Eso te da una seguridad… Como cuando era pequeña y me caía, mi padre siempre estaba ahí para levantarme. Pues algo así. Sentir que tienes a alguien que te respalda, pase lo que pase.

Y lo del amor propio… Pufff… Eso es un temazo. Creo que si no te quieres a ti mismo, ¿cómo vas a querer a alguien de verdad? Es como si intentaras dar algo que no tienes. He leído por ahí que las relaciones que duran son aquellas en las que cada uno aporta su propia felicidad, no espera que la otra persona la complete. Algo así como un 50/50, o mejor aún, un 100/100, cada uno con su 100%. No sé si me explico.

En fin, que el amor… es un misterio. Un camino que se construye día a día, con paciencia, con cariño, con esfuerzo. Y, sobre todo, con mucha, mucha honestidad. Al menos, esa es mi experiencia.