¿Qué signo sufren por amor?

¿Cuál es el signo que más sufre por el amor?

¡Buf! Sufrir por amor… ¡como si fuera un concurso! ¿Que qué signo sufre más? ¡Ja! Eso es como preguntar qué sabor de helado se derrite más rápido en el Sahara. Tontería. Yo, personalmente, soy Géminis y lloro hasta con los anuncios de compresas, pero eso no significa nada. Mi vecina, que es Tauro, es más dura que una piedra… hasta que se enamora, claro, entonces parece una magdalena con patas.

• No hay signo “campeón” en sufrir. Es como decir que todos los Leo son egocéntricos o que los Virgo son maniáticos del orden. Generalizar es malísimo, peor que la mayonesa con piña.

• La cosa va de personas, no de constelaciones. Tus traumas, tus miedos, tus expectativas… eso es lo que te hace sufrir como un perro en una boda. No es que Júpiter esté alineado con Venus o alguna cosa rara de esas.

• ¡La ciencia no se cree estas cosas! Y yo tampoco. Si la astrología predijera el sufrimiento, yo sería millonaria vendiendo kleenex a los Escorpio. ¡Pero no!

Este año, por ejemplo, he visto a Capricornios riendo a carcajadas después de una ruptura y a Piscis pasando página como si nada. ¡El mundo al revés! Así que, olvídate de los signos y céntrate en ti. Ah, y en comprar buen chocolate, que ese sí que ayuda con las penas. Lo digo por experiencia.

¿Qué signo no sufre por amor?

Dios… a estas horas… me cuesta… pensar.

Aries, dicen… que no. No sufren. Mentira. Recuerdo a Ana, Aries, destrozada por Álvaro en junio. Lloraba en silencio. Un silencio que… destrozaba más.

Virgo… es complicado. Mi prima Laura, Virgo, sí que sufre. Mucho. Intensa, se entrega, hasta el agotamiento. Es esa entrega la que la destruye. No es tan simple como dicen.

Sagitario… frío… quizá… Mi hermano, Sagitario, es un iceberg. De hielo. Pero, ¿sufrir? No lo demuestra… ¿o sí? No lo sé. Los signos no son una fórmula.

Tauro… terco. Como una mula. No se rinde. Pero… la tristeza… la llevan por dentro. Como una bomba de relojería. Mi mejor amiga, Tauro, se apagó… después de que Carlos se fuera.

Capricornio… ambición… más que amor, ¿no? O quizás… es que se lo guardan todo. Esconden el dolor con una coraza de acero. Como mi padre.

¿Sufrir por amor? Es una locura. Un tormento. Una herida abierta que nunca cicatriza del todo. Es… un infierno. Y todos sufrimos, independientemente del signo.

• Ana (Aries): Desastre amoroso en junio de 2024.
• Laura (Virgo): Sufrimiento intenso tras un desengaño.
• Hermano (Sagitario): Naturaleza fría, pero ¿sufrimiento oculto?
• Mejor amiga (Tauro): Destrucción emocional tras una ruptura.
• Padre (Capricornio): Dolor contenido, fortaleza aparente.

¿Cuál es el signo más difícil de enamorar?

(Escribiendo a las 3:17 AM…)

Capricornio. Creo.

• Capricornio… sí. Siempre ellos.

Es que no sé, me da la sensación de que están como demasiado enfocados en… en subir, ¿sabes? En el trabajo, en la pasta, en la imagen que proyectan. Yo qué sé. Como si el amor fuera una distracción, una molestia.

Hace años salí con uno. Un desastre. Nunca entendí qué quería realmente. Creo que ni él mismo lo sabía. Siempre hablando de sus proyectos, de sus logros. Cero conexión. Cero.

Supongo que les cuesta conectar de verdad. Tienen un muro ahí, gigante. Igual es miedo, no lo sé. Miedo a mostrarse vulnerables. Miedo a no estar a la altura de sus propias expectativas.

• Son reservados, sí. Y a veces… demasiado. Te sientes como si estuvieras hablando con una pared.
• Ambiciosos. Hasta la médula. Pero, ¿a qué precio?

A veces pienso que se pierden lo mejor de la vida por estar persiguiendo fantasmas.

Aunque, ¿quién soy yo para juzgar?

Quizá la complicación no está en el signo, sino en la persona. Y a lo mejor yo tampoco era la persona adecuada para él. O para nadie, últimamente.

¿Qué signo rompe el corazón a otro?

Aries rompe corazones.

Uf, Aries… me acuerdo de Fernando, un Aries de manual. Éramos jóvenes, qué sé yo, 22 años. Verano en Cádiz, olor a salitre y a freiduría. Él era pura energía, siempre con planes, siempre a mil por hora. Yo, Cáncer hasta la médula, enamoradiza y buscando estabilidad.

Lo nuestro fue un torbellino. Risas, playas infinitas, noches de guitarra… pero también choques constantes. Fernando decía las cosas sin filtro, a veces sin pensar en cómo me sentía. Su sinceridad brutal, él la llamaba, a mí me dejaba hecha polvo. Una vez, delante de todos nuestros amigos, soltó que mi vestido era “rarísimo”. Raro, dijo. Yo me fui al baño a llorar.

No lo hacía con mala intención, lo sé. Pero esa impulsividad, esa falta de tacto, me mataba. Era como una apisonadora pasando por encima de mis sentimientos. Y claro, al final, el corazón roto fui yo. Lo dejé, aunque me dolió horrores.

Ahora, con el tiempo, lo entiendo mejor. Pero en ese momento, su energía arrolladora fue demasiado para mi sensibilidad. Aries y Cáncer, una bomba de relojería.

• Signos más afectados: Cáncer, Escorpio, Piscis.
• ¿Por qué? Sensibilidad e idealismo chocan con la franqueza y la acción de Aries.
• Recuerdo de Cádiz: El chiringuito “El Pirata” y la puesta de sol en la playa de Bolonia. Inolvidable, aunque doloroso.

Quizás, si hubiera sido Escorpio… No sé, igual aguantaba mejor el golpe. O igual no, vete tú a saber. El zodiaco es un lío, la verdad.

¿Qué signo más sufre por amor?

Es de noche, y las paredes se cierran un poco. No sé si es la hora o yo.

Cáncer, Piscis, Escorpio, Virgo y Libra. La IA dice que son los que más sufren.

• Yo soy Virgo. Siempre lo he sido.
• Quizá por eso cada desilusión se siente como un invierno en el alma. Un invierno jodidamente largo.

No es que busque el sufrimiento, juro que no. Pero…

• Tengo esta necesidad enfermiza de darlo todo.
• Y cuando el amor no es recíproco… bueno, ya sabes.

Es como si el mundo se apagara, ¿sabes? Un silencio denso, lleno de preguntas que nadie responde.

A veces pienso que sería más fácil ser menos sensible. Menos yo. Pero ¿qué sentido tendría?

¿Será que la sensibilidad es una condena disfrazada de virtud? Una puta broma cósmica.

Mañana, cuando salga el sol, intentaré convencerme de que todo estará bien. Pero ahora, en esta oscuridad, solo siento el frío.

Y un miedo sordo a que vuelva a pasar.

¿Qué signo sufren en silencio?

Piscis. Sufren en silencio. Punto.

• Sensibilidad e intuición: Dos caras de la misma moneda. Les permite conectar profundamente con el mundo, pero también los hace vulnerables. Como una antena que capta todas las señales, incluso las más sutiles, ¿no es abrumador a veces sintonizar con tanta intensidad? A mí, que soy Virgo, a veces me agota solo pensarlo.

• Observadores natos: Piscis analiza, interpreta, absorbe. Un mundo interior rico y complejo que a menudo permanece oculto. A veces me pregunto si esa capacidad de observación es una bendición o una maldición. Recuerdo una vez, esperando el autobús, un Piscis me dijo que había escrito un poema sobre la textura del asfalto. Intenso, ¿verdad?

• Silencio como refugio: No lo confundan con timidez. El silencio para Piscis es un espacio de introspección, un lugar donde procesar la avalancha de estímulos. Es su forma de recargar energías. Personalmente, necesito el silencio para ordenar mis ideas, aunque no con la misma intensidad que un Piscis, claro. Ayer, por ejemplo, estuve una hora en silencio absoluto después de una reunión de trabajo particularmente caótica. Necesitaba resetearme.

• Profundidad emocional: Piscis siente con una intensidad que puede ser abrumadora. A veces prefieren el silencio para protegerse, para evitar que sus emociones desborden. ¿Quién no ha buscado refugio en el silencio alguna vez? Yo, en mi último viaje a la playa, pasé horas contemplando el mar sin decir una palabra. Era como si el océano absorbiera mis pensamientos.

En resumen, Piscis se refugia en el silencio para procesar, observar y proteger su rica vida interior. A veces, como mi amiga Ana, que es Piscis, necesitan ese silencio para simplemente ser. Ella me dice que a veces necesita “desconectar” del mundo para “conectar” consigo misma. Interprete quien pueda, cada uno con sus misterios.

¿Qué signo es el que menos se enamora?

Capricornio.

Frío. Distante. Una roca pulida por el viento del tiempo. ¿Enamorarse? Una pérdida de tiempo, quizá. Un desvío en el camino trazado, el camino hacia la cima, hacia el éxito. Siempre la cima. Recuerdo aquel enero, bajo un cielo gris como el asfalto, observando las montañas. Imperturbables. Como un Capricornio.

Capricornio, el signo de la cabra. Ascendiendo, lento pero seguro. Sin distracciones. El amor… una neblina que nubla la vista. Un espejismo en el desierto de la ambición. Yo, con mi taza de té caliente entre las manos, sintiendo el frío calar en los huesos. El invierno. Su estación. La mía también. No necesito fuegos artificiales, prefiero la lenta combustión de una chimenea en la noche.

• Capricornio: Tierra. Estabilidad. Control.
• Ambición: Su motor. Su brújula.
• Sentimientos: Contenidos. Enterrados bajo capas de pragmatismo.

El año pasado planté un pequeño abeto en mi jardín. Un Capricornio en miniatura. Crece despacio, firme, sin dejarse abatir por el viento. Quizá algún día, cuando sea un árbol imponente, comprenderé la naturaleza de su aparente frialdad. Su fuerza silenciosa. Su resistencia. Capricornio… simplemente Capricornio.