¿Cómo distinguir verrugas de lunares?

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Las verrugas suelen ser ásperas y elevadas, a veces con puntos negros (capilares trombosados). Los lunares, en cambio, son planos o ligeramente elevados, de superficie lisa y color uniforme. Las verrugas pueden aparecer y desaparecer rápidamente, mientras un lunar permanece estable. Consulta a un dermatólogo si observas cambios en un lunar o ante la duda sobre una lesión cutánea.
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Distinguiendo entre lunares y verrugas: una guía para la autoexploración responsable

Nuestra piel, el órgano más extenso del cuerpo, es un lienzo en constante transformación. A lo largo de la vida, aparecen y desaparecen marcas, algunas insignificantes, otras que demandan nuestra atención. Entre estas marcas, lunares y verrugas son comunes, pero aprender a diferenciarlos es crucial para nuestra salud. Si bien ambos son crecimientos cutáneos, su origen, apariencia y evolución son distintos, y comprender estas diferencias nos permite tomar decisiones informadas sobre cuándo es necesario consultar a un especialista.

Las verrugas, provocadas por el Virus del Papiloma Humano (VPH), son protuberancias generalmente rugosas, con una superficie irregular que se asemeja a una coliflor en miniatura. Su textura áspera al tacto es uno de los principales indicadores que las diferencia de los lunares. Además, suelen presentar pequeños puntos negros en su superficie, que corresponden a capilares trombosados. Estos puntos negros, aunque no siempre presentes, son un signo distintivo que nos ayuda a identificar una posible verruga. Las verrugas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero son más frecuentes en las manos, los pies y el rostro. Una característica importante de las verrugas es su capacidad de propagarse. El VPH es contagioso y puede transmitirse por contacto directo con la piel infectada o a través de superficies contaminadas, lo que puede resultar en la aparición de nuevas verrugas en zonas cercanas a la original. Además, las verrugas pueden aparecer y desaparecer con relativa rapidez, a diferencia de los lunares que suelen ser más estables.

Por otro lado, los lunares, también conocidos como nevos, son crecimientos cutáneos benignos originados por una concentración de melanocitos, las células responsables de la pigmentación de la piel. A diferencia de las verrugas, los lunares suelen tener una superficie lisa y un color uniforme, que puede variar desde el marrón claro hasta el negro. Su forma también tiende a ser más regular, pudiendo ser planos o ligeramente elevados, pero sin la textura rugosa característica de las verrugas. Los lunares suelen aparecer en la infancia y la adolescencia, y aunque pueden cambiar ligeramente de tamaño o color con el tiempo, generalmente permanecen estables a lo largo de la vida. Es importante destacar que la mayoría de los lunares son benignos, pero algunos pueden evolucionar a melanoma, un tipo de cáncer de piel.

Ante la duda, la consulta con un dermatólogo es fundamental. Un profesional podrá realizar un examen exhaustivo de la lesión cutánea y determinar si se trata de una verruga, un lunar o alguna otra condición. La dermatoscopia, una técnica no invasiva que permite visualizar las estructuras internas de la piel, es una herramienta valiosa en el diagnóstico. Además, el dermatólogo puede recomendar la extirpación de la lesión si lo considera necesario, especialmente si presenta características sospechosas de malignidad.

La autoexploración regular de la piel es una práctica esencial para detectar cambios en lunares o la aparición de nuevas lesiones. Prestar atención a la forma, el tamaño, el color y la textura de los lunares y verrugas, y consultar a un dermatólogo ante cualquier cambio o duda, es crucial para la detección temprana de posibles problemas de salud. Recuerda, la prevención y la detección temprana son las mejores armas contra el cáncer de piel. No subestimes la importancia de conocer tu piel y buscar atención médica cuando sea necesario.

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