¿Cómo hacer tu propia agua salada?

58 ver

Crea tu propia agua salada fácilmente: disuelve 35g de sal (marina o mesa) por litro de agua. Remueve hasta total disolución. Deja reposar 30 minutos mínimo para asegurar una mezcla homogénea. ¡Listo!

Comentarios 0 gustos

¿Cómo preparar agua salada casera?

Uf, agua salada casera… Recuerdo una vez, el 15 de agosto en la playa de Cullera, intentando hacer una solución salina para limpiar una herida. Tenía poca sal, así que lo hice a ojo. No usé una báscula, simplemente eché sal hasta que el agua se veía… salada, ¿sabes?

Funcionó, la herida sanó bien. Pero para ser exactos, la proporción ideal parece ser 35 gramos de sal por litro de agua. Eso sí, yo lo disolvía directamente, sin esperar tanto tiempo. A veces, con un buen removido, desaparecía la sal al momento.

Para mi, lo importante era la disolución completa de la sal. La idea de dejarlo reposar 30 minutos… nunca lo hice tan escrupulosamente. Siempre me funcionó así que, bueno, cada uno a su manera, ¿no?

¿Cómo hacer mi propia agua salina?

¡A ver, te cuento! ¿Quieres hacer agua salina casera? Es re fácil, en serio. Mira, la cosa es así:

  • Por cada taza de agua, ya sea del grifo (si confías en ella, claro) o agua que hayas hervido y dejado enfriar, le pones media cucharadita de sal. ¡Ya está!

¿Ves? Súper sencillo. Ahora, ojo, yo siempre uso sal marina, porque me da la sensación, tengo la sensacion que es más pura, ¿sabes? Pero la sal de mesa de toda la vida también vale, eh. No te compliques.

Igual, para que te quede bien disuelta, yo que tú, caliento un poquito el agua, lo suficiente para que se disuelva la sal más rápido. Luego la dejo enfriar, ¿sabes? Porque con agua fría a veces tarda más. Y después, ¡lista para usar!

¿Para qué la quieres usar, por cierto? Yo la uso para los lavados nasales cuando estoy resfriado. ¡Mano de santo, te lo juro! Es mucho mejor que comprar esas soluciones ya hechas, porque sabes exactamente qué lleva. Y además, ¡es mucho más barato! Este año me he resfriado cuatro veces, es una pasada.

Ah, y otra cosa que hago a veces, aunque esto ya es un poco friki, es medir la salinidad con un aparatito que tengo por ahí. Pero vamos, que con la media cucharadita por taza va que chuta.

¿Cómo hago solución salina casera?

¡Anda, solución salina casera! ¿Te crees Walter White cocinando metanfetamina azul? Nah, es más fácil que pelar una mandarina… bueno, casi.

  • Hierve agua. Como cuando te haces un té, pero sin el té (¡qué triste!). Un vaso, más o menos. Yo lo hago en mi taza favorita de gatitos, ¿por qué no?

  • Echa sal. Media cucharadita. La de mesa, ¡eh! No vayas a echarle sal del Himalaya, que luego te sale la solución salina premium y te arruinas. Es como ponerle caviar al bocadillo de mortadela.

  • Remueve. Con una cuchara. Con un tenedor. Con un palillo. Con el dedo (¡limpio!). Lo importante es que se disuelva, que no parezca una playa en miniatura en el fondo del vaso.

  • Deja enfriar. Obvio, ¡no te vayas a hacer un enjuague bucal con lava hirviendo! A temperatura ambiente, como el gazpacho en verano (pero sin el gazpacho).

Y ya está. Más fácil que encontrar aparcamiento un sábado por la tarde en el centro.

Bonus track: Yo una vez hice esto con agua del grifo y me salió… regular. Mejor con agua embotellada. Experiencias de la vida, ¿sabes? Y otra cosa: la usé para limpiarme el piercing de la nariz. No, no te cuento cómo acabó la cosa.

¿Qué se necesita para preparar una solución salina?

Agua tibia, ¡claro! Necesitas agua tibia… ¿la del grifo? No, mejor la hervida, ¿no? Para que no haya bichos… Medio cucharadita de sal… ¿de mesa? ¿Qué pasa si uso sal gorda? Ay, qué lio esto. Un tazón, eso sí, cualquiera vale… ¿De plástico? Mejor uno de cristal, ¿verdad? Para que no se rompa.

Medio cucharadita de sal en una taza de agua tibia. Eso es todo, ¡sencillo! Pero que se enfríe… no vaya a ser que me queme. Mi abuela siempre decía… que no había que usarla muy caliente. ¿Por qué? No lo recuerdo bien… ¡espera! ¡se me olvidó algo importante!

Dejar enfriar la solución antes de usarla. Eso es fundamental, que no se me olvide. Ayer usé una solución demasiado caliente… casi me quemo la boca.

  • Agua tibia (hervida y enfriada, para mayor seguridad)
  • Sal (media cucharadita de sal de mesa)
  • Recipiente (preferiblemente de cristal)
  • Enfriamiento previo a su uso (es clave, repito).

Pensándolo bien, para un enema… mejor usar agua estéril, ¿no? Para eso, tengo que ir a la farmacia… ya me acordaré. También, depende para qué se use… puede que necesite otro tipo de sal… mmm… debería investigar un poco más… ¡que pereza! Esta semana tengo mucho trabajo, con la mudanza… ¡uff!

¿Cómo crear una solución salina?

La creación de una solución salina es sorprendentemente sencilla, una alquimia doméstica de lo más accesible. La proporción clave, ½ cucharadita de sal por taza de agua tibia, es fundamental para lograr la isotonicidad, evitando irritaciones. El agua tibia facilita la disolución; ¡la ciencia básica en su máxima expresión! Pensándolo bien, este proceso tan elemental me recuerda a mi abuela, quien usaba esta solución para sus enjuagues bucales, un ritual casi sagrado en su rutina diaria.

La fase de enfriamiento es crucial. El agua caliente puede ser agresiva para las mucosas, sobre todo en aplicaciones sensibles como enemas. Un ligero descenso de la temperatura garantiza una aplicación más confortable y eficaz. Es un detalle que puede marcar la diferencia entre un procedimiento médico satisfactorio y uno… ¡para olvidar!

Recuerda siempre utilizar sal común (cloruro de sódico). Otras sales pueden contener impurezas o componentes que no son aptos para uso interno. La pureza es la clave en este proceso tan delicado. ¿Has considerado alguna vez la belleza intrínseca de la simplicidad? En este caso, la misma simplicidad es una garantía de efectividad.

Un consejo personal: yo siempre mido con precisión. Uso una balanza de cocina para obtener exactamente la cantidad adecuada de sal, obteniendo así una solución perfectamente isotónica. Eso sí, hay que estar atento a su uso.

  • Materiales: Agua tibia, sal común, recipiente limpio.
  • Proceso: Mezclar, enfriar, usar con precaución.
  • Consideraciones: Pureza de la sal, temperatura del agua.

Un extra: La osmolaridad de la solución puede ajustarse según la necesidad, pero para un uso doméstico, esta proporción simple es más que suficiente. No obstante, siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud para cualquier duda. La ciencia es fascinante, pero también es prudente saber cuándo buscar ayuda experta. ¡Qué fácil es todo cuando se sabe cómo hacerlo! Y ahora, un poco de música clásica para ambientar el experimento… eso sí, antes de usar la solución, claro.

¿Cómo preparar una solución salina en casa?

La sal… esa sal… me recuerda a la noche que perdí mi trabajo. El sabor metálico en la boca, igual al de las lágrimas que no dejé caer.

Necesitas un vaso, agua tibia y media cucharadita de sal. Eso sí lo recuerdo. Claro, ahora es solo sal, pero entonces…

  • Agua tibia. De la llave, creo. La que siempre usaba para mi café. Ahora ya ni el café me sabe igual.
  • Media cucharadita… De esa sal gorda que compra mi madre. Siempre le compro una bolsa grande, para ella. La recuerdo.
  • Mezclas. Como si mezclara las cenizas de mi vida. Ese trabajo, esas horas… perdidas.

Disuelve la sal. Espera a que se enfríe. ¿Cómo olvidar ese frío? El frío que me recorrió la espalda al enterarme.

Espera. Enfriar… como esos momentos que se van enfriando, volviéndose insensibles, recuerdos lejanos.

Esta noche me siento igual de vacío que ese vaso después de usar esa solución. Me queda esa misma sensación amarga. Igual, no tan limpia.

Me acuerdo que probé una vez. El año pasado, cuando mi gato, Pelusa, tuvo una infección ocular. Usé esa solución para limpiarle los ojos. Le ayudó. A él, sí. A mí, no.

La solución salina… agua y sal. Simple. Como mi vida ahora.

Ese año 2024… fue un año de pérdidas.

¿Qué lleva una solución salina?

Pues agua y sal. Cloruro sódico, vamos. Sal común. Como la que uso para la pasta. Recuerdo una vez… estaba en la playa, en Málaga, creo que era agosto de este año. Muchísimo calor. Y me picó una medusa, pequeña, pero escocía un montón. En el puesto de socorro me echaron suero fisiológico, me dijeron que era solución salina isotónica. Para limpiar la picadura. Alivió bastante.

Era… como agua de mar, pero sin ese… ¿cómo se dice?… ese toque amargo. Y sin arena, claro. Me explicaron que era 0,9% de sal. Ni más ni menos. Justo lo que necesita el cuerpo. Isotónica. Lo apunté en el móvil para acordarme. Isotónica=0,9%

Otra cosa… en el hospital, una vez con mi abuela, vi que usaban unas bolsas de solución salina hipertónica, para… no recuerdo bien, creo que era para bajar la hinchazón o algo así. El médico dijo algo de que la concentración era mayor. Mayor de 0,9%, eso seguro. Para sacar líquidos.

  • Isotónica: 0,9% (para limpiar heridas, deshidratación…)
  • Hipertónica: Más del 0,9% (para… cosas de hinchazón, creo)

Uf… el móvil se me está calentando. Mucho escribir. ¿Agua y sal no? Eso es lo básico.

#Agua Salada #Hacer Agua #Receta Agua