¿Cómo se clasifican las radiaciones electromagnéticas?

¿Cómo se clasifican las radiaciones electromagnéticas? ¡Buf!, qué pregunta tan interesante, ¿verdad? A mí siempre me ha fascinado este tema, aunque reconozco que a veces me pierdo entre tanta onda y tanta frecuencia…

Resulta que las radiaciones electromagnéticas, ¡todo lo que nos rodea, desde la luz del sol hasta las ondas del wifi!, se clasifican básicamente en dos grandes grupos: las ionizantes y las no ionizantes. Como si fuera una especie de… ¿categoría de peso en el boxeo? Las pesadas y las ligeras.

Las ionizantes, ¡ay, esas sí que dan respeto!, son las que tienen mucha, mucha energía. Tanta, que son capaces de arrancar electrones de los átomos. ¿Te imaginas? ¡Desmontando átomos a golpe de energía! Recuerdo una vez que vi un documental sobre rayos X, esas radiaciones ionizantes, y me quedé impresionada por su poder, pero también asustada. Se usan en medicina, claro, para vernos por dentro, pero hay que tener mucho cuidado, ¿no? Porque esa misma capacidad de “ver a través” de la materia también puede dañarla.

Luego están las no ionizantes, más tranquilas, con menos energía. Son como las radiaciones “buena gente”. Incluyen cosas tan cotidianas como la luz visible –la que usamos todos los días, ¡qué suerte!–, las ondas de radio (sin ellas, ¡adiós música!), las microondas (las que calientan mi café por las mañanas… ¡benditas microondas!) y los infrarrojos (que percibimos como calor, ¡por eso me abriga tanto mi manta!). Claro que, aunque son menos “peligrosas”, se cree que una exposición excesiva a algunas de ellas, como la de las pantallas, puede tener consecuencias a largo plazo. ¿Será verdad? A veces lo pienso mientras paso horas frente a la computadora…

En fin, ¡un mundo fascinante! Y, al mismo tiempo, un poco misterioso y preocupante. ¿Cuántas cosas nos quedan aún por descubrir sobre estas radiaciones invisibles que nos rodean? Es algo que me deja pensando… y un poco inquieta, la verdad.