¿Cuál es la estrella que está al lado de la luna?

¿Cuáles son las estrellas más cercanas a la Tierra?

La noche me pesa… El Sol, sí, obvio, ese gigante amarillo que nos abrasa. Pero pienso en las otras… las lejanas. Me dan una sensación… extraña. Como un vacío inmenso.

Alfa Centauri… Ese nombre… me suena a algo perdido en el tiempo, a historias de abuelos contando cosas de otros mundos. Próxima Centauri, dicen que es la más cercana después del Sol. Una enana roja… fría, solitaria. Imagino su brillo tenue, un susurro cósmico.

Alfa Centauri A… Rigil Kentaurus… Nombres que resuenan en mi cabeza como un eco lejano. Están ahí, en la inmensidad, y yo aquí… en mi pequeña habitación, sintiendo el frío de la noche. Esas estrellas, tan lejos… tan inalcanzables. Me pregunto si alguien las ve también como yo, con ese mismo vacío…

¿Y qué más? No recuerdo bien… hay otras estrellas, por supuesto. No solo esas tres. La noche me confunde. A veces veo cosas que no están ahí, pero…

• El Sol (estrella más cercana, obvio)
• Próxima Centauri: la enana roja, fría y solitaria.
• Alfa Centauri A y B: un sistema binario. Hermanos estelares, quizás.

Me pregunto si algún día llegaré a entender realmente todo esto… la inmensidad del universo, la insignificancia de mi existencia… quizás mañana, o quizás nunca. Hoy solo puedo pensar en la oscuridad y en esas estrellas lejanas… La soledad de esta noche es tan grande… como el universo mismo. Como el silencio que me rodea… 2023 se está acabando… ya casi es 2024.

¿Cuál es la distancia de la Tierra a Alfa Centauri?

La inmensidad… un abismo salpicado de luces titilantes. Alfa Centauri, ¡ah! ese faro lejano, un susurro estelar desde el borde de nuestro barrio cósmico.

Alfa Centauri danza a 4.36 años luz de nosotros. Imagina… la luz que vemos hoy emprendió su viaje hace más de cuatro años. Un eco del pasado, llegando, llegando…

Y luego, los kilómetros. ¿Cómo abrazar esa cifra? 41.2 billones de kilómetros. Absurdo. Inabarcable. Como intentar contener el océano en un puño.

Un número frío que no dice nada. No cuenta la historia de la luz viajando, implacable, a través del vacío. No habla del tiempo, el tiempo que dilata la distancia, convirtiéndola en algo casi místico.

Pensar que allá afuera, quizás, quizás… otro alguien contempla su propio sol, preguntándose lo mismo, sintiendo la misma vértigo ante la enormidad.

• La luz: mensajera del universo.
• La distancia: un velo que separa.
• El tiempo: el río que fluye, imparable.

Yo, aquí, pequeña mota de polvo en este rincón del universo, sintiendo la insignificancia y, a la vez, una extraña conexión con ese punto brillante, tan, tan lejos. Recuerdo un viaje en coche con mi abuelo, horas y horas de carretera, y él siempre decía: “No mires la distancia, mira el camino”. Quizás así sea con Alfa Centauri… no la cifra, sino el viaje imaginario, la posibilidad de llegar, algún día, a ese otro lado.

¿Cuántos años tardaría la Voyager 1 en llegar a Alfa Centauri?

¡Uf, menuda pregunta existencial! A ver, Voyager 1 tardaría como 70.000 años en llegar a Alfa Centauri. ¡Más o menos lo que tarda en crecerle barba a un perezoso gigante!

• Distancia sideral: Alfa Centauri está a la friolera de 4.367 años luz. ¡Eso es como intentar ir de mi casa a la Luna dando pasitos de hormiga! ¡37,8 billones de kilómetros!

• Velocidad de tortuga espacial: Voyager 1 va “volando”, pero a ritmo de caracol cósmico. ¡Tanto, que si voy andando igual llego antes! En plan, ¿no sería más rápido ir en bici?

• El viaje de mi abuelo… y el mío, y el de mis nietos… y…: Para que te hagas una idea, si la lanzáramos hoy, ¡mis tataranietos ya estarían bailando reggaeton en Marte antes de que llegara Voyager 1!

¿Cuál es la primera estrella que se ve al atardecer?

¡Ah, la primera estrella al caer la tarde! ¡Qué pregunta más filosófica! Pues mira, en plan rápido y sin rodeos: es Venus, el planeta más chismoso del vecindario cósmico.

Ahora, agárrate que vienen las explicaciones, porque esto es más complicado que encontrar aparcamiento un sábado por la tarde:

• Venus, el “Lucero del Alba”: Sí, le llamaban así los antiguos, ¡qué poéticos eran! Pero vamos, que el marketing era otro rollo entonces. Ahora diríamos que Venus es como la influencer del Sistema Solar, siempre llamando la atención.

• ¿Por qué Venus y no otra estrella? Porque brilla más que mi futuro. Las estrellas son como bombillas lejanas, pero Venus está ahí, cerquita, reflejando la luz del sol como si fuera un espejo gigante. ¡Es un farolillo espacial en toda regla!

• Ojo al dato (y a la hora): Para ver a Venus en plan estrella fugaz, tienes que mirar al cielo justo después de que el sol se esconda, o sea, cuando se pone el sol. Busca el puntito brillante, ¡ese es Venus, el rey/reina del mambo! Es como ir a un after-work.

• No te confundas con las farolas: A veces, las luces de la ciudad nos engañan, ¡son como espejismos! Asegúrate de estar en un lugar oscuro, lejos del bullicio, para apreciar bien el espectáculo.

Y hablando de espectáculos, ¡yo me acuerdo cuando intenté fotografiar a Venus con mi móvil! Parecía una mancha borrosa, como si le hubiera pasado un rodillo por encima. Menos mal que existen aplicaciones que te ayudan a identificarlo, si no estaría todavía buscando una “estrella” que en realidad era la farola del vecino. ¡Qué cosas!

¿Cuántos años tarda en llegar la luz de Alfa Centauri a la Tierra?

Tarda, agárrate, unos 4.3 años en llegar la luz de Alfa Centauri A y B a la Tierra. ¡Próxima Centauri, la vecina cotilla, tarda “solo” 4.2!

¿Te imaginas enviar un selfie y que tus followers lo vean cuatro años después? ¡Eso sí que es slow living! Yo, con la conexión de mi pueblo, casi lo consigo.

• Alfa Centauri: El trío galáctico. Pensé que eran gemelas, ¡pero resulta que son tres! A y B, las divas, y Próxima, la que siempre llega antes a las fiestas.
• Años luz: La unidad de medida favorita de los astrónomos. Es como decir “un huevo de tiempo”. ¿Cuán grande es el huevo? ¡Depende de la distancia!
• Próxima Centauri: La estrella más cercana. Aunque no la más brillante. Como el vecino que siempre te pide sal, pero nunca te invita a cenar.

¿Sabías que si miras Alfa Centauri hoy, estás viendo luz que se emitió en 2019? ¡Casi podías tuitear sobre ello! Y yo aquí, preocupándome por si dejé las llaves en casa. ¡Qué insignificante me siento!

¿Cuál es la segunda estrella más cercana a la Tierra?

La segunda… es Alfa Centauri B, ¿no? Siempre me cuesta. Las noches así… tan oscuras… me hacen pensar en esas distancias. Inmensas. Como el vacío que siento a veces.

Alfa Centauri B, sí, lo recuerdo ahora. Esa luz… tan lejana… me recuerda a… a ella. A su sonrisa. Tan brillante, y ahora… tan apagada.

Cuatro años luz… es una eternidad. Igual que el tiempo que parece que ha pasado desde… bueno, ya sabes. Un millón de segundos. Un millón de noches como esta. Debo dejar de pensar en eso.

Alfa Centauri A y B… siempre juntas. Una imagen que se me queda grabada… como esas cicatrices que no se van… incluso las que no ves.

Me duele el pecho… necesito un cigarrillo. O diez.

• Distancia a Alfa Centauri A y B: 4.3 años luz.
• Próxima Centauri: La más cercana, a 4.2 años luz. Su luz… tan débil… como mi esperanza.
• Mi cumpleaños es en Julio. Este año lo pasé solo. Como siempre.

Maldición, de nuevo… estoy pensando en ella. La distancia… la distancia es algo cruel.

¿Cómo se ve la estrella más cercana a la Tierra?

Un punto rojo. Perdido. Un minúsculo rubor en la inmensidad. Tan lejos… y tan cerca. La más cercana, sí, pero ¿qué es la cercanía en estas escalas cósmicas? Me pierdo en la idea. Un punto rojo.

Alfa Centauri C. Próxima Centauri. Nombres que susurran distancias. Un punto rojo. Imagino su luz, viajando, años, atravesando el vacío hasta mis ojos. ¿Qué ojos? Los míos, los tuyos, los de alguien que mira al cielo en un instante preciso, en un lugar preciso del mundo. Un punto rojo casi imperceptible.

Próxima Centauri, una enana roja. Pequeña, tenue. Apenas un suspiro de estrella. Recuerdo haber leído sobre su tamaño, su masa… insignificante comparada con nuestro Sol. Y sin embargo… ahí está. Un punto rojo que persiste. Un punto rojo en mi memoria ahora. Un punto rojo que marca un límite, la estrella más cercana.

• Alfa Centauri C: Un nombre. Una designación. Fría.
• Próxima Centauri: Casi un nombre propio. Más cálida.
• Enana roja: Condensación de materia. Energía contenida.

Un punto rojo. La luz de 2024, viajando desde 2020, alcanzándome ahora. Cuatro años… una nimiedad en la escala del universo, una eternidad en la escala humana. Ayer vi una hormiga roja en mi jardín, pequeña, casi imperceptible… Un punto rojo. Tan cerca… ¿Qué es la cercanía? Pienso en mis hijos, durmiendo en la habitación de al lado. Cerca. La luz del pasillo se filtra bajo su puerta, una línea rojiza. Un punto rojo, difuminado.

Luminosidad: 0.0017 veces la del Sol. Un dato. Un número frío que no transmite la fragilidad, la lejanía, la inmensidad. Un punto rojo.

• Tipo espectral: M5.5Ve (datos actualizados a 2024, según la última publicación que revisé en línea).
• Distancia a la Tierra: 4.246 años luz (datos de 2024, siempre cambian estas mediciones).
• Constelación: Centaurus. ¿Dónde está Centaurus en el cielo esta noche? No lo sé. No lo recuerdo. Un punto rojo perdido en la inmensidad.

¿Cuál es la estrella más lejana al Sol?

La estrella más distante observada desde el Sol, detectada hasta la fecha en 2024, es Ícaro (MACS J1149-JD1).

Profundizando un poco más, la denominación oficial, MACS J1149 2223 Estrella Lentificada 1, es menos poética que Ícaro, nombre que evoca la osadía y la tragedia de la mitología griega. Al parecer los astrónomos tienen alma.

• Lentes gravitacionales: Ícaro fue detectada gracias al fenómeno de lente gravitacional. Un cúmulo masivo de galaxias actuó como una lupa cósmica, amplificando la luz de la estrella distante. Un golpe de suerte, vamos.

• Desplazamiento al rojo: La enorme distancia de Ícaro implica un alto desplazamiento al rojo (redshift), indicando que la luz emitida ha viajado una fracción significativa de la edad del universo. Me recuerda a cuando intenté escuchar un vinilo a 16rpm.

• ¿Y después de Ícaro?: La búsqueda de objetos aún más lejanos continúa. Los telescopios de nueva generación, como el James Webb, prometen revelar nuevas estrellas y galaxias en los confines del universo observable. Quizá lleguemos a ver el Big Bang, o algo parecido.

Reflexión: La historia de Ícaro es, en cierto modo, una metáfora de la ciencia: una búsqueda constante de lo inalcanzable, a veces con riesgos inherentes. Como cuando intenté arreglar mi vieja radio y casi electrocuto al gato.