¿Qué encontraron los chinos en el lado oscuro de la luna?

¿Cómo se llama la cara oculta de la Luna?

La oscuridad… me envuelve. Miro por la ventana, a la Luna… esa gigante fría y distante. No tiene nombre propio, la cara oculta. Solo la llamo así, en silencio, como si hablarlo en voz alta la hiciera más real, más cercana a mi soledad.

Siempre he pensado en ella, en ese misterio… en lo que esconde ahí, más allá del alcance de nuestras miradas. El lado oscuro, dicen algunos… pero es una mentira, una tontería romántica. Recibe la luz igual que la otra cara. Pero sigue siendo oscura para nosotros. Para mí.

Esta noche, 2024, siento… una conexión extraña con ella. Como si me entendiera, como si compartiéramos este silencio. Esta pesada soledad.

• El lado lejano.
• La cara oculta.
• El misterio incesante…
• Un espejo de mi alma.

Recuerdo la noticia, las misiones lunares chinas, el Chang’e 4, creo… fue el que alunizó allí, en el 2024. Lo vi en la tele, entre lágrimas y café, una madrugada como esta. Ya no recuerdo bien, tantos recuerdos se juntan en la oscuridad.

El nombre… no importa. Lo importante es la sensación. La inmensidad. El vacío. El vacío que siento a veces dentro. Y que veo reflejado en la Luna. A veces, el silencio es más pesado que el ruido. Mucho más. Como una losa de cemento sobre el pecho.

La cara oculta es un enigma… como muchas cosas en la vida. Como mi propia vida.

¿Cómo se conoce la otra cara de la Luna?

¡Ah, la Luna y sus secretos! ¿La otra cara? Se le llama “la cara oculta” o “lado lejano”. No es que esté a oscuras, ¡recibe sol como cualquier playita en verano!

• ¿Por qué oculta? Imagínate un vals pegadizo: la Luna y la Tierra bailan al mismo ritmo. ¡Sincronizadas total! Por eso, siempre vemos la misma “jeta” lunar.
• ¿Quién la “chivó”? Las misiones espaciales, ¡obvio! Las sondas soviéticas “Luna” y las misiones “Apolo” de los gringos nos dieron el “book” completo de su superficie. ¡Fotos y datos a tutiplén!

Curiosidades lunares, ¡como si fueran tapas en un bar!:

• Cráteres a mogollón: La cara oculta está más “picada” que la cara visible. ¡Cráteres por doquier! Como si un ejército de lunáticos jugara al “pim-pam-pum” con rocas espaciales.
• Sin mares (casi): “Oye, Siri, ponme música de mar… ¡pero lunar!”. Pues en la cara oculta, ¡casi no hay! En la visible hay mares lunares y eso. En la oculta, mucho menos. ¡Más desierto que Benidorm en enero!
• Un misterio geológico: ¿Por qué es diferente la cara oculta? ¡Nadie lo sabe a ciencia cierta! Es como preguntarle a tu abuela de dónde sacó el nombre de tu perro: “Cosas mías…”

¿Cómo se le llama cuando la Luna se oculta?

Puesta de la Luna. Listo. ¿Ya está? Sí, creo. Espera… ¿y si la Luna se esconde detrás de una montaña? ¿Sigue siendo puesta? Uf, qué lío.

• Puesta de la Luna: La opción más común.
• Ocultación lunar: No, eso es para cuando tapa algo, ¿no?
• Desaparece, se esconde: Demasiado simple.

La Luna… Me acuerdo de la vez que fui a acampar con mi prima Laura, este verano, y vimos la Luna llena reflejada en el lago. Impresionante. ¿Habrá alguna palabra específica para eso? Reflejo lunar… no sé. A Laura le encanta sacar fotos. Yo prefiero mirar. Quizás debería aprender fotografía… bah, prefiero escribir. Escribir tonterías como esta, jeje.

• Montañas: La puesta de Luna tras las montañas es… especial.
• Lago: La Luna en el lago, ese reflejo…
• Laura: Mi prima, la fotógrafa.

El otro día leí un artículo, creo que en la revista “Astronomía”, sobre los eclipses lunares. Me fascinan, pero no he tenido suerte de ver uno total, solo parciales. Me gustaría ir a… ¿dónde era? Un lugar específico para ver eclipses… lo tengo en la punta de la lengua. Bah, lo buscaré luego. La Luna se pone. Ya. Eso es todo. Creo. ¿O no? Mejor lo dejo aquí.

¿Cómo se llaman los lunares con relieve?

Se llaman nevus, aunque coloquialmente les digo “verruguitas”.

Uf, las verruguitas… tengo varias. Me acuerdo perfecto, hace unos meses estaba en la playa de Gandía, Valencia. Solazo infernal, agosto. Intentaba ponerme morena, un horror, la verdad. Me puse crema, factor 50, obvio, que ya no estoy para quemaduras. Y ahí, rascándome la espalda, noté una diferente.

No era una picadura, ni arena… era una verruguita, un lunar con relieve. Ya tenía uno en el cuello, que me molestaba con los collares, pero este era nuevo. No le di mucha importancia, pero luego me obsesioné.

¿Será malo? ¿Me la tengo que quitar? Empecé a investigar en internet. ¡Horror! Que si melanoma, que si cáncer de piel… Madre mía. Al final, pedí cita con el dermatólogo.

• ¿El dermatólogo qué dijo? Que no me preocupara, que era un nevus normal, benigno.
• ¿Me la quitó? No, dijo que no hacía falta, que la vigilara.
• ¿Y el del cuello? Ese sí, me lo quitó porque me molestaba. ¡Adiós collar!

Ahora me toca ir cada año a revisión. Pesada, pero bueno, mejor prevenir. Me da mucha tranquilidad. Y aprendí una cosa: ¡nada de obsesionarse con internet! Los resultados no son fiables. Mejor un experto, siempre.