¿Cómo reemplazar la proteína los veganos?

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"Veganos, ¡obtengan proteína de calidad! Incluyan legumbres como lentejas, garbanzos y derivados de soja (tofu, tempeh) en su dieta. Las semillas de calabaza, girasol y chía también son excelentes fuentes proteicas."

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¿Cómo obtener proteínas siendo vegano?

¡A ver, cómo le hacemos para conseguir proteína sin carne ni lácteos! Uf, al principio me rayé un poco, la verdad, porque pensaba que solo se podía obtener proteína “de verdad” de los animales. ¡Qué equivocada estaba!

Descubrí un mundo de posibilidades con las legumbres. Lentejas, garbanzos… ¡adoro el hummus! y los frijoles, de todos los colores y sabores. Además, la soja y sus derivados, como el tofu, son super versátiles. ¡Recuerdo la primera vez que probé el tofu revuelto con cúrcuma, parecía huevo!

Las semillas también son mis aliadas. Un puñadito de semillas de calabaza o girasol en la ensalada le da un toque crujiente y nutritivo. Y la chía, ¡en mi desayuno no puede faltar! Me acuerdo que cuando empecé a comprarlas, un kilo costaba como 8 euros en el herbolario de mi barrio.

¿Cómo obtener proteínas siendo vegano?

  • Legumbres: arvejas, lentejas, porotos (blancos, negros, rojos), garbanzos (y harina de garbanzo), derivados de la soja (tofu, el tempeh, leche de soja, soja texturizada, etc.).
  • Semillas: de calabaza, girasol, sésamo, chía, etc.

¿Qué alimento vegano tiene más proteína?

La soja texturizada, seguida de la harina de soja, son campeonas en proteína vegana.

Y sabes, esto me recuerda a cuando intentaba hacerme vegano en verano. ¡Qué época! Estaba en casa de mi abuela en el pueblo, perdido en medio de la nada. Intentaba hacerme ensaladas raras con garbanzos y cosas así. No sabía ni dónde encontrar tofu, imagínate, en un pueblo de Teruel.

  • Soja texturizada, sí. Me salvó la vida, porque ahí si encontré un paquete en el super.
  • Harina de soja, imposible.
  • El resto de la lista, ni te cuento, inexistentes.

Total, que al final me alimentaba a base de ensalada de tomate, pan y aceitunas. Un desastre proteico total, jajaja. Y mi abuela mirándome raro, ofreciéndome jamón todo el rato. “¡Pero hijo, cómete algo en condiciones!”. Bendita abuela, que no entendía nada de mis movidas veganas. Me acuerdo que el súper del pueblo era de estos que tienen de todo, pero todo caducado o a punto de caducar.

¿Sabes qué? Encontré un libro de recetas veganas viejísimo en casa de mi tía. Al parecer, ella también tuvo una fase vegana allá por los 90. ¡Quién lo diría! El libro era un tesoro, aunque algunas recetas eran un poco… raras. Recuerdo una con algas que daba un poco de miedo. Pero bueno, ahí aprendí lo de la soja texturizada.

¿Qué se puede hacer para sustituir la ingesta de proteína animal?

Lentejas… rojizas, diminutas, flotando en un caldo anaranjado, especiado con comino. Recordando el otoño en casa de mi abuela. El olor a tierra mojada, las hojas crujiendo bajo los pies. Proteína vegetal. Un susurro, una caricia.

Garbanzos. Dorados, redondos, esperando pacientes en el fondo de un cuenco. Un puñado, entre los dedos. Hummus cremoso, con un toque de limón, aceite de oliva virgen extra brillando bajo la luz. Nutritivos. Una palabra que resuena, que se expande.

Frijoles negros, casi púrpura, en un guiso humeante. El cilantro fresco, una explosión de verde en el oscuro lienzo. Horas lentas, de cocción a fuego bajo. Sustitutos cárnicos. Una necesidad, una elección. Un cambio.

Guisantes. Pequeñas esferas verdes, rodando en la palma de la mano. Dulces, tiernos. Primavera. El sol en la cara. La vida abriéndose paso. Recordando el huerto de mi padre. Alta cantidad de proteínas. Una promesa, un futuro.

  • Legumbres: Lentejas, frijoles, garbanzos, guisantes.
  • Cereales: Quinoa, arroz integral, avena.
  • Frutos secos: Almendras, nueces, anacardos.
  • Semillas: Chía, lino, calabaza.
  • Verduras: Espinacas, brócoli, champiñones.

Esta tarde, preparé un curry de lentejas rojas con leche de coco. El aroma inundó la cocina, un perfume cálido y exótico. Añadí un poco de jengibre fresco, un toque picante, y unas hojas de cilantro, para el frescor. Me gusta experimentar con las especias, crear nuevos sabores, nuevas texturas. Recordé a mi abuela, sus manos arrugadas amasando la masa del pan. El tiempo pasa, pero los sabores permanecen, grabados en la memoria.

¿Cómo sustituyen la proteína los veganos?

¡Proteína vegana! Ahí donde lo oyes. Como si fuera un superpoder secreto. Pues no, hombre, no. Es más fácil que encontrar aparcamiento un domingo a las 7 de la mañana en un polígono industrial.

  • Soja: ¡La reina! Tofu, tempeh, proteína texturizada… Más versátil que un cuchillo suizo. Yo, personalmente, le pongo tofu hasta al café (no, no lo recomiendo).
  • Seitán: El “gluten” mágico. Parece carne, sabe… Bueno, ahí ya depende del cocinero. Una vez hice seitán y me salió con la textura de una esponja. No preguntes.
  • Frutos secos: ¡Energía a tope! Almendras, nueces… Peligro de adicción, aviso. Ayer me comí un kilo de anacardos viendo una peli. Hoy parezco una ardilla con sobrepeso.
  • Semillas: Lino, chía, sésamo… Las echo a todo. Ensaladas, sopas, yogures… Hasta en los calcetines. Bueno, eso no. Pero casi.

Legumbres: Lentejas, garbanzos, judías… ¡El pilar fundamental! Más baratas que un menú del día en un bar de carretera. Y encima te llenan que flipas. Yo una vez me comí un cocido y no pude moverme en tres días.

¡Anda, que no hay opciones! Y esto es solo el principio. Hay un universo entero de proteínas vegetales esperando a ser descubiertas. Yo, por ejemplo, estoy experimentando con proteína de grillo. Sí, de grillo. Ya os contaré qué tal sabe. Cruzad los dedos por mí.

Esta semana he probado hamburguesas de quinoa y lentejas, oye, ¡ricas, ricas! Mi vecina, Mari Carmen, se quedó alucinada. Pensaba que los veganos solo comíamos hierba y lechuga. Pobrecilla… Aún le queda mucho por aprender. El otro día me la encontré comprando seitán en el súper. ¡El mundo cambia!

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