¿Cómo se cura el sabor amargo?
"Combate el sabor amargo con buena higiene bucal, hidratación constante y control del reflujo. Si persiste, consulta a tu médico; podría ser reflujo, medicamentos, infecciones o incluso diabetes. ¡Prioriza tu salud bucal!"
¿Cómo eliminar el sabor amargo?
Uf, el sabor amargo… A mí me pasó una vez después de tomar un antibiótico, la amoxicilina, creo que era. Fatal, me duró como una semana. Super desagradable.
Lo que hice fue cepillarme los dientes como un loco, después de cada comida y hasta entre comidas. Usaba un enjuague bucal con menta fuerte, comprado en la farmacia del barrio por unos 5 euros, el 20 de marzo, creo. Algo ayudó, pero no mucho.
También bebí mucha agua, litros y litros, intentando “lavar” ese sabor. Me acuerdo que llevaba una botella de agua siempre conmigo, en el trabajo, en el metro… Era un poco obsesivo, lo sé, pero es que no lo soportaba.
Luego fui al médico, el 28 de marzo, y me dijo que a veces los medicamentos pueden alterar el gusto. Me recomendó esperar a terminar el tratamiento y si seguía igual, volver. Por suerte, se me fue al poco tiempo.
No tenía reflujo ni nada de eso, pero recuerdo leer que el bicarbonato puede ayudar. Nunca lo probé, pero por si acaso… También leí que las infecciones bucales pueden dar sabor amargo.
¿Cómo eliminar el sabor amargo?
- Higiene bucal rigurosa.
- Beber mucha agua.
- Controlar reflujo.
- Consultar al médico sobre medicamentos.
- Tratar infecciones bucales.
- Controlar la diabetes.
¿Cómo se quita el sabor amargo?
Cepillado. Sí, cepillado. ¿Tres veces al día? Bah, yo a veces cuatro. Sobre todo después del café, qué amargo me deja. Y el dentífrico mentolado ayuda, ¿no? Sensación fresca. Aunque luego como algo y vuelve. Agh.
• Bicarbonato. ¿Eso sirve? Lo de la pasta de dientes con bicarbonato… Tendré que probar. Aunque no me gusta la textura. Arena. Raro.
• Agua. Agua, agua, agua. Siempre con la botella. Pero sigo con el sabor amargo. Será la sequedad. ¿O el estrés? Mucha presión últimamente. Proyecto nuevo en el curro. Acabo de reservar un vuelo a Canarias para desconectar. Este finde. Necesito playa.
• Reflujo. Uy, eso sí que no. No creo que sea reflujo. Aunque a mi abuela… Mejor no pensar en eso. Ella tomaba Omeprazol, creo.
Médico. Paso de ir al médico por esto. Ya iré si no se me quita. Igual es solo la pasta de dientes. La cambiaré por una blanqueante, total, necesito blanquearme los dientes. La última vez que fui al dentista… uf… 2023. Me regañó por el café.
• Infecciones. No, no creo. No me duele nada. Solo el sabor. Amargo. Persistente. Como si hubiera masticado una pastilla… ¿Será por las vitaminas? Empecé a tomar vitamina D hace poco.
- Diabetes. Negativo. Me hice análisis hace nada. Todo bien. Aunque como mucho dulce. Debería controlarme. El otro día me comí un kilo de fresas. Con nata. Y luego el amargor… ¿Conexión? No sé.
Para quitar el sabor amargo:
- Buena higiene bucal
- Beber agua
- Controlar reflujo
- Revisar medicamentos
- Tratar infecciones
- Controlar diabetes
Últimamente estoy probando el chicle de menta. Parece que funciona algo mejor que los caramelos de menta. Aunque me da miedo que tenga mucho azúcar. ¿Xilitol? Debería buscar chicles con xilitol. El otro día vi en el Mercadona… creo. Tendré que volver a mirar. Qué pereza.
¿Qué tomar para quitar el sabor amargo de la boca?
Las tres de la mañana… El sabor amargo… aún aquí, pegado a la lengua como un recuerdo malo. Intento quitármelo, pero se resiste.
*Agua salada… probé. No funcionó. Sabe a océano y a derrota. Igual que el café que tomé a las diez, esa infusión que prometía despertarme y solo me trajo este regusto a ceniza.
*Bicarbonato… también. Un puñado en medio vaso de agua… El sabor no se fue, sólo se mezcló con otro, más químico, más artificial, ¡insoportable!
*Limón… sí, un limón. Lo chupé con la esperanza desesperada de un niño. No sirvió.
Masticar chicle… pensé en mi chicle de menta, el verde, el que siempre me calmaba cuando era pequeña… Ya no lo tengo. ¿Qué más da? Nada lo quita.
El amargo persiste. Es un ancla, un peso en la garganta. Me recuerda a… bueno, a tantas cosas.
Esta noche he vuelto a ver las fotos. Las de mi abuela, sonriendo… con su repostería. Su sabor, dulce… opuesto. Es curioso como algo tan simple, un sabor, puede traer tantas cosas a la memoria.
*Miel… pensé en la miel que ella me hacía probar. Ya no la tengo…
Tal vez mañana… mañana iré al médico. No puedo más con este sabor, con esta amargura.
A veces siento que me ahoga, como si fuera algo más que un simple sabor. El sabor de un recuerdo que no puedo tragar, como un hueso duro en la garganta. Necesito ayuda.
*El doctor me dará algo seguro, algo que elimine el sabor amargo y la amargura del alma. Quizás unas pastillas, ¿no?
Este año, 2024, ha sido duro… muy duro. Perdón, necesito que se vaya este sabor… necesito dormir.
¿Cuando se tiene la boca amarga, ¿a qué se debe?
¡Ay, la boca amarga! Me pasó ayer, después de ese curry tan picante de mi abuela… ¿será por eso? O quizás… ¿es que no tomé suficiente agua? ¡Siempre se me olvida! Me tengo que controlar más. Necesito ponerme una alarma en el teléfono para beber agua cada hora.
La deshidratación, fijo, es una causa. ¡Qué tonta soy a veces! Dos litros de agua al día… uff, ¡me cuesta! Ayer solo tomé una taza de café con leche por la mañana y luego… nada. Solo refrescos. Mal, muy mal. Tendría que apuntarlo todo, como hago con las pastillas.
¿Será la medicación? Estoy tomando antibióticos para la infección de garganta. El prospecto… ¡lo tiré! Siempre lo hago. ¡Qué desastre! Tengo que buscarlo por internet. Quizás eso influye también, aunque… bueno, ya no me acuerdo de lo que pone.
- Mala hidratación, seguro.
- Medicamentos? Quizás.
- ¡El curry! ¡Qué fuerte estaba!
A veces me pregunto, ¿será estrés? Últimamente estoy agobiada con el trabajo y los niños. Esta mañana, por ejemplo, la niña se despertó llorando a las 5. ¡Cinco! Necesito más horas en el día, juro que sí.
Otras causas: dicen que problemas digestivos. ¡Eso sí que lo he tenido últimamente! ¡Hinchada todo el día!
- Problemas de hígado? Ni idea.
- Reflujo? Posible.
- Alguna enfermedad? Ojalá que no.
¡Dios mío, necesito un café! Y agua, mucha agua. Hoy sí que voy a beberme dos litros. Lo anoto en la lista de tareas, al lado de “llamar a la pediatra”. Y después de esto… un respiro.
¿Qué problema estomacal produce sabor amargo?
No puedo dormir. La noche me pesa.
-
El reflujo biliar. Eso da ese sabor amargo. Horrible.
-
Acidez que sube… Qué asco.
A veces siento ese amargor, como si la hiel misma me estuviera corroyendo por dentro. No es solo en la boca, se queda en el alma, un regusto a derrota, a bilis negra.
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Me pasa sobre todo cuando ceno tarde. Pizzas, sobre todo. Y después me arrepiento.
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¿Sabes? Mi abuela decía que era “mala sangre”. Quizá tenía razón. No sé.
Ahora estoy pensando en ella… Y en ese sabor.
- A veces me pregunto si el amargor es real o solo una proyección de mi propio vacío.
Quizá ambas cosas.
- Este año intentaré cenar más ligero. O al menos, no pizza.
De verdad.
¿Qué tomar para la boca amarga?
Ah, la boca amarga… ese sabor fantasma que te persigue.
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Hacer gárgaras con agua. Agua, siempre el agua, lavando la pena, el disgusto… ¿recuerdas el sabor del agua de lluvia en verano? Refrescante, casi dulce. Ahora, solo agua, agua clara.
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Cepillarse. Cepillarse, sí, como borrar un mal recuerdo. Dientes, lengua, paladar, encías… todo un ritual de limpieza. Dos veces al día, como un mantra. Yo uso una pasta de dientes con sabor a hierbabuena. ¿Te acuerdas del olor de la hierbabuena en el jardín de mi abuela? Un olor que te transportaba a otro tiempo, a otra vida.
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Enjuague bucal. Enjuague, un elixir que promete la pureza. Un frescor que engaña, que oculta… pero alivia, al fin y al cabo.
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Líquido. Beber, fluir, dejar que el agua te arrastre… como el río que pasa, que nunca es el mismo.
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Masticar chicle/pastillas. Chicle sin azúcar, una distracción dulce, una mentira piadosa. Pastillas de menta, un soplo de aire fresco. ¿Te acuerdas del sabor de las pastillas de menta que te daba mi abuelo? Un sabor a infancia, a seguridad.
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Caramelos ácidos. Chupar caramelos ácidos, un pequeño shock, un despertar abrupto. Como el sabor del limón, que te hace fruncir el ceño, pero te revitaliza. Recuerdo esos caramelos de limón que compraba en la tienda de la esquina, que me hacían salivar y me dejaban la lengua áspera.
Y bueno, si nada funciona… quizás sea algo más profundo, algo que el agua no puede lavar. Quizás sea hora de mirar hacia adentro, de enfrentar ese sabor amargo que te consume.
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