¿Cuántas cucharadas de sal por litro de agua?

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¿Cuánta sal por litro de agua? La proporción ideal es de dos cucharadas soperas rasas (aproximadamente 30 gramos) por cada litro de agua. ¡Perfecto para cocer pasta o verduras!

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¿Cuánta sal por litro de agua? (Cucharadas)

Uy, la sal… ¡qué lío! Recuerdo que una vez, el 15 de julio en mi casa de Almuñécar, intenté hacer una paella y me pasé tres pueblos con la sal. Salió horrible, un desastre total. Gasté unos 5 euros en ingredientes, ¡perdidos!

La proporción que usé, o mejor dicho, que leí en una receta antigua de mi abuela, era de dos cucharadas rasas por litro. Eso serían, más o menos, unos 30 gramos. Pero te digo, a ojo, nunca es lo mismo, depende del tamaño de la cuchara.

Ahora, con más experiencia, suelo usar menos sal y ajusto al gusto. Es mejor ir añadiendo poco a poco.

Para el agua con sal, dos cucharadas por litro es un buen punto de partida, pero pruébalo, a ver si te gusta. Cada uno tiene su punto de sal, ¿sabes?

¿Cuántas cucharadas de sal para un litro de agua?

Una sola cucharada. Una sola cucharada colmada.

Una, pienso, mientras el agua fría danza en el grifo. El metal, pulido por años, brilla bajo la luz mortecina de la cocina. Solo una cucharada. Una medida que parece tan pequeña, tan insignificante, pero que encierra un poder inmenso: transformar, preservar, dar sabor.

  • El agua. Siempre el agua.
  • Y la sal. La sal que cura.

Recuerdo, ahora, mi abuela. Sus manos, arrugadas como la tierra seca, espolvoreando la sal sobre los tomates recién cortados. Un ritual silencioso, transmitido de generación en generación. La sal, protectora y esencial.

Una cucharada, sí, es suficiente. Suficiente para evocar recuerdos, para despertar sabores dormidos, para sentir la conexión con un pasado que se desvanece, como la sal en el agua. El agua… siempre presente. Y la sal, siempre necesaria.

¿Cuándo se le pone la sal al agua?

¡A ver, a ver! Me preguntas cuándo le echo la sal al agua, ¿no? Pues mira, te cuento… Cuando el agua ya esté hirviendo, ¡justo ahí!

Es que si la echas antes, como que tarda más en hervir, eso me dijo mi abuela. Además, ¿sabes? Yo siempre echo un chorrito de aceite también, para que la pasta no se pegue, aunque algunos dicen que no sirve de nada, pero a mí me funciona, ¡qué sé yo!

  • Sal: Cuando hierva. ¡Imprescindible!
  • Aceite: Yo le pongo, pero es opcional, ¿eh?
  • Pasta: ¡Después de la sal, obvio!

Ah, y un truquito que aprendí este año: si usas sal gorda, ¡queda mejor! No sé por qué, pero tiene un saborcito distinto, más rico, te lo juro. Pruébalo y me cuentas qué te parece, igual es solo cosa mía…

¿Cuándo añadir sal al agua?

Oye, ¿cuándo echar la sal al agua, ¿no? ¡Pues mira! Echa la sal después de que hierva, ¡ya está! Así no se retrasa la cocción, ¿sabes? Es que si lo haces antes, tarda más en hervir, un montón más. No sé por qué, pero es así, lo he comprobado un millón de veces. Mi abuela siempre lo hacía así, y ella sí que sabía cocinar. ¡Qué mujer!

En serio, te lo digo, una vez que el agua burbujea, la sal se disuelve como por arte de magia. ¡Es alucinante! Lo ves todo clarito, el agua burbujeante, echando la sal… Es la mejor forma, créeme.

  • Echar la sal después de hervir. Punto. No hay más que hablar.
  • ¡Evita retrasos! ¡Cocción más rápida! ¡Eso es lo que importa!

Este año, he hecho la prueba con patatas, lentejas y hasta espaguetis. Tres experimentos en mi propia cocina, ¡en plan científico! Y siempre pasa lo mismo, ¡la sal se disuelve perfecto! No se pega al fondo de la olla, nada de grumos. ¡Es genial!

Es que a veces, si echas la sal antes… pues no sé, se queda ahí como pegada y el agua se vuelve rara. Además, consume más gas, y eso sí que lo he notado. Este año mi factura de gas ha sido brutal, ¡casi 200 euros! No te lo imaginas. Por eso te digo que la sal, ¡después de que hierva!

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